Miércoles 30 de Julio de 2025, 06:00

EL MOMENTO DEL ACCIDENTE.Captado por una cámara de seguridad, en la que se observa una escena que puede explicar la causa del accidente.
Una secuencia desgarradora marcó la tarde del sábado 26 de julio en la esquina de Lavaisse al 1600, al sur de San Miguel de Tucumán. Florencia G. V., de 30 años y con un embarazo de seis meses, circulaba en moto junto a sus tres hijos menores cuando perdió el control del vehículo y chocó contra un automóvil estacionado. Ninguno de los ocupantes llevaba casco. El impacto dejó a la mujer en estado crítico y motivó una cesárea de urgencia que derivó en el nacimiento prematuro de una beba, que continúa internada en terapia intensiva neonatal.La causa está siendo investigada por la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Física del Ministerio Público Fiscal. En paralelo, la conmoción se extiende en el barrio General Olleros, donde reside la familia, y entre los profesionales de los tres hospitales donde hoy se dispersa su lucha por sobrevivir.
Florencia sufrió un traumatismo craneoencefálico severo y permanece internada en el Hospital Padilla. Fue allí donde, a contrarreloj, se organizó un operativo médico conjunto para asistirla. “La paciente llegó con signos de inestabilidad hemodinámica y bradicardia. Su vida y la de su bebé estaban en riesgo inmediato”, informaron desde el nosocomio.
A las pocas horas del accidente, se llevó a cabo la cesárea. La recién nacida, bautizada provisoriamente como “Solana” por el personal médico, fue trasladada a la Maternidad “Nuestra Señora de las Mercedes”, donde permanece estable pero en estado delicado.
Las hijas de Florencia, de 8 y 4 años, también resultaron heridas y fueron trasladadas al Hospital de Niños. La mayor fue sometida a una neurocirugía, mientras que la menor evoluciona favorablemente. Ambas ya se encuentran en sala común. El niño de 5 años fue dado de alta y quedó al cuidado de su abuela.
Carlos S. H., esposo de Florencia y padre de los menores, relató cómo se enteró del accidente. “Soy vendedor ambulante. Ese día iban a esperarme donde trabaja mi suegra. Cuando llegué, no estaban. Me avisaron que habían chocado. Salí corriendo”, recordó. Desde entonces, recorre a diario los tres hospitales donde se encuentran internadas su esposa, sus hijas y su beba.
De un día para otro, la rutina de vendedor callejero de Carlos quedó de lado, desplazada por apurados desplazamientos entre hospitales para tratar de estar cerca de su esposa y sus hijos y angustiosas horas de espera para conocer los partes médicos sobre el estado de salud de su familia.
El accidente generó una ola de comentarios en redes sociales, muchos de ellos críticos, por el hecho de que los ocupantes de la moto viajaban sin casco. La familia optó por rechazar colaboraciones económicas tras recibir mensajes agresivos. “Muchos opinan sin saber. Nadie conoce las necesidades que se viven puertas adentro”, dijo una vecina.
Testigos del hecho aportaron detalles reveladores.
Dolores Bertoncini fue una de las primeras en asistir a los heridos. “Escuchamos un estallido y salimos corriendo. Florencia convulsionaba, tenía una nena debajo de ella que lloraba. Pedía que no la aplastara. Fue horrible”, relató. Su hijo,
Eduardo Córdoba, agregó que las cámaras de seguridad de su almacén muestran a Florencia desvaneciéndose antes del impacto: “No fue una imprudencia al doblar, parece que se descompensó antes de chocar”.
Desde el entorno barrial, además, surgió una denuncia reiterada: el mal estado de las calles y la velocidad con la que circulan los vehículos en esa zona. “Esto pudo haber sido peor. Hace años pedimos que tapen los pozos. Nadie escucha”, expresó
Rebeca Turrillo, vecina del lugar desde hace 37 años.
Las autoridades médicas volvieron a remarcar la importancia del uso del casco. “Hubo dos neurocirugías por lesiones graves en la cabeza. Un mínimo descuido puede dejar secuelas de por vida o costar vidas”, alertaron desde la Maternidad.
En el plano legal,
Claudio Artaza Saade, presidente de la Fundación Alerta en el Camino, recordó que la ley nacional de tránsito no fija una edad mínima para llevar menores en moto, aunque sí establece que deben utilizar casco y viajar en condiciones seguras. La Agencia Nacional de Seguridad Vial, sin embargo, recomienda no transportar menores de 12 años.
Mientras la investigación avanza y el barrio pide respuestas sobre la seguridad vial en la zona, la historia de Florencia y su familia se convirtió en un dramático recordatorio de la fragilidad con la que, muchas veces, se vive —y se circula— en las calles del interior tucumano.
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