Una de las nenas que viajaban a bordo del velero arrollado el pasado lunes por una barcaza en la Bahía de Biscayne, Miami, recibió el alta médica, mientras que la otra sigue internada en estado crítico.
Ambas formaban parte del grupo que participaba de una jornada de
campamento junto a Mila Yankelevich, la nieta de Cris Morena y Gustavo
Yankelevich, que murió en el trágico accidente.
Según informó WSVN, el canal 7 local de Miami, Calena Gruber, de 7 años, fue dada de alta tras recibir puntos de sutura por heridas sufridas durante el impacto. En tanto, Arielle Buchman, de 10, permanece internada en
estado crítico en el Hospital Jackson Memorial. Arielle es hija de
Rhonda Mitrani y Todd Buchman, nieta de los argentinos Elías y Aída
Mitrani, y sobrina del ex alcalde de Bal Harbour, Gabriel Groisman.
En
el velero navegaban cinco nenas de entre 7 y 13 años y una instructora
de 19, como parte de la última semana del campamento de verano del Miami
Yacht Club. Las autoridades comunicaron que la instructora resultó con
lesiones leves y no fue derivada a un hospital, aunque se encontraba muy
afectada por lo ocurrido. Otra de las chicas, de 12, también fue
atendida en el lugar y no necesitó ser derivada a un centro médico.

Arielle Buchman, la nena sigue internada en grave estado.
Además de Mila, en el choque también murió Erin Koh, una adolescente chilena de 13 años. Mientras avanza la investigación por las responsabilidades, trascendieron los resultados de los test de alcoholemia y drogas a los tripulantes.
Fuentes de la Guardia Costera adelantaron que dieron negativas las pruebas realizadas tanto a la timonel de 19 años del velero como a la tripulación de la barcaza y el remolcador que lo embistieron.
¿Qué se sabe del accidente?
Según fuentes oficiales, la barcaza choco con el velero en el que iban las víctimas estaba destinada a trabajos de construcción marina en Miami Beach, era empujada por un remolcador y contaba con una grúa y pilotes para la instalación de muelles y obras de defensa costera.
Al momento del hecho, la embarcación estaba tripulada por dos personas:
un capitán en el remolcador y un tripulante de cubierta en la proa como
encargado de la vigilancia. Esta tarea consiste en alertar sobre
obstáculos y embarcaciones pequeñas en la ruta.
Ahora,
las autoridades investigan si ese procedimiento se cumplió
adecuadamente y si la barcaza tenía permiso para operar en ese horario y
en ese sector navegación, muy transitados por embarcaciones recreativas
y educativas.
Según
las primeras imágenes públicas, el remolcador empujaba la barcaza a
baja velocidad cuando colisionó con el velero en el canal ubicado entre
Hibiscus Island y Monument Island (Flagler Memorial Island) a unos
25,79° norte y 80,16° oeste.
De acuerdo al informe forense del condado Miami-Dade, Mila y Erin murieron por ahogamiento accidental,
a pesar de que todas las víctimas llevaban puestos los chalecos
salvavidas, lo que lleva a los investigadores a suponer que quedaron
atrapadas debajo del casco del velero.
Si bien hasta el momento no se informó oficialmente quién es el dueño de la barcaza ni qué empresa estaba a cargo del remolque,
como así tampoco de qué lugar exacto zarpó, se pueden obtener distintas
características y funciones de este tipo de embarcación, que son
sistemas de elevación flotantes con cascos rectos y gran desplazamiento.
Una
barcaza típica, como la que chocó con el velero en el que iba una clase
del Yacht Club Miami, puede llegar a pesar 1.400 toneladas y medir unos
59 metros de largo, sin contar el remolcador, que tiene una altura
aproximada de unos 10 metros.
En
contrapartida, el velero era un modelo Hobie Getaway, que medía unos
5,2 metros de largo y pesaba apenas 176 kilos, una diferencia de escala
que ilustra el riesgo de compartir canales estrechos con las grandes
embarcaciones.
Las
barcazas están diseñadas para soportar una grúa y transportar cargas
pesadas, no para navegar con agilidad. Por eso son remolcadas o
empujadas por tugboats.
Tienen
una distancia de frenado extensa. Al respecto un piloto del Puerto de
Miami advirtió que puede tardar hasta media milla (unos 800 metros) en
detenerse y que la respuesta del timón se percibe recién después de unos
200 metros. Si surge un velero a corta distancia, resulta casi
imposible frenar o virar a tiempo.
A
su vez, la grúa y los pilotes obstruyen la visión frontal del capitán,
por lo que es esencial que el tripulante de cubierta actúe como vigía en
la proa.
Además,
muchas barcazas son bajas y, especialmente de noche o con reflejos,
resultan difíciles de identificar para otros navegantes. De hecho, la
BoatUS Foundation advierte que los remolcadores con barcazas suponen un
peligro especial porque pueden pasar desapercibidas y varios accidentes
ocurren cuando las embarcaciones de recreo intentan atravesar la cuerda o
el espacio entre el tugboat y la barcaza. /Clarín