500 víctimas: megaestafa en todo el país de una inmobiliaria porteña por casi 25 millones de dólares

Domingo 03 de Agosto de 2025, 11:50

Más de 500 víctimas, una veintena de sociedades por todo el país, una gran estafa y números que rozan los US$25 millones.



Más de 500 víctimas, una veintena de sociedades por todo el país, una gran estafa y números que rozan los US$25 millones. Todo eso se desprende de una megaestafa inmobiliaria en la Ciudad de Buenos Aires en la que, además, está involucrado un clan familiar.

La empresa de construcciones Induplack comenzó a operar en el mercado inmobiliario porteño en el año 2012. Ofrecía obras de pozo con cuotas pesificadas que atraían a los pequeños ahorristas que buscaban tener una casa propia.

Más de una decena de obras en distintos puntos de la Capital Federal formaba parte de la oferta que presentaba la empresa. Calles como Caaguazú, Ruiz Huidobro y hasta la avenida Rivadavia formaban parte del catálogo.

Por aquella época, las obras avanzaban con cierta celeridad, lo que provocó que la constructora ganara atractivo entre los potenciales compradores. “Es una empresa que tenía un nombre en CABA y la gente tenía la confianza depositada hace tiempo”, comentó a TN el abogado de parte de los denunciantes, Fernando Madeo Facente.

Los problemas comenzaron varios años después, cuando los avances dejaron de ser lentos y pasaron a ser nulos. Las quejas eran cada vez más frecuentes porque Induplack no entregaba los departamentos.

TN habló con tres víctimas que soñaban con tener una casa propia. Tres personas que cayeron en una de las estafas más grandes de los últimos años. Tres personas que vieron como sus sueños se apagaban en cuestión de meses.

La historia de Marcela: de los dólares en las medias al mensaje de “Feliz Navidad”

Marcela Reitovich forma parte de una de las primeras generaciones en ser estafadas por la constructora. Su historia tiene inicio en 2018, cuando a una amiga suya le ofrecieron participar de un emprendimiento. “Un compañero de trabajo le ofreció una cochera, pero ella lo rechazó por temas económicos”, recordó.

Para esa época, ella y su marido habían vendido el departamento de su suegra. La primera opción que barajaron fue invertirlo, porque no les alcanzaba para comprar un departamento hecho. Fue entonces que se dio el primer contacto con Induplack.

“Mi compañera me decía que conocía a su contacto hacía 25 años, que él era de confianza y que el negocio parecía estable”, explicó Marcela sobre Pablo Pérez, quien le había comprado un departamento a Vito L´Abbate, dueño de la constructora.

Marcela y su pareja fueron precavidos, tuvieron varias entrevistas con ambos. Pérez le mostró que su papá vivía en uno de los departamentos y L´Abbate le demostró que tenía otros negocios que hacían aún más rentable la construcción.

Marcela confío en un emprendimiento para comprar un departamento y resultó estafada. (Foto: TN / Juan Pablo Chaves).

“Vito (L´Abbate) nos entusiasmó, dijo que tenía otra empresa familiar, que él respondía con su capital, que no había problemas", comentó la mujer que hoy tiene 60 años. A eso se le sumó un asedio constante. Recibía llamados todos los días con ofrecimientos para conocer las otras empresas y, sobre el final de las charlas, siempre la pregunta era la misma: "¿cuándo venis a depositar la plata?“.

Pasaron algunas semanas y la pareja se decidió: iba a invertir los US$53.000 que tenía en un departamento de pozo construido por Induplack, ubicado en el séptimo piso de la calle Francisco Acuña de Figueroa al 333, en pleno Almagro.

Para concretar la operación fueron al banco, pero no estuvieron solos. Vito L´Abbate quería estar al tanto de todos los movimientos y los acompañó. “Nos pasó a buscar por mi casa y nos llevó al banco", relató Marcela. Primero pasaron por una oficina para firmar el boleto de compraventa. Una oficina y un boleto que, luego, se darían cuenta de que eran falsos.

Cuando llegaron al banco, la escena fue insólita: “Le pidió a mi marido que lo espere afuera y entró conmigo. Se puso dólares hasta en las medias y salió. Cuando se fue del banco con mi plata, lo primero que pensé es que la había perdido“.

El presentimiento que tuvo Reitovich fue notablemente acertado. Desde el momento en que salieron del banco, ni su marido ni ella le volvieron a ver la cara a Vito L´Abbate. “Hablaba con los empleados y no me mandaban información sobre mi departamento”, señaló Marcela.

La pandemia —y su consecuente cuarentena— puso las cosas más difíciles para el matrimonio y más fáciles para los presuntos estafadores. Ahí los llamados dejaron de ser contestados y la excusa de que la actividad no se podía retomar estaba a la orden del día.

En ese interin, Marcela descubrió que los empleados con los que hablaba no eran empleados, formaban parte de la familia L´Abbate de algún modo: “Eran sobrinos, exparejas, parejas actuales, amantes. Había de todo”.

Con menos consuelo que esperanzas, la pareja revisó el boleto de compra hasta el cansancio. Ahí encontró un detalle: estaba el número de Emmanuel L´Abbate, uno de los hijos del jerarca familiar. “Es el cerebro más perverso de todos junto al padre”, describió Marcela.

Marcela y su marido perdieron la única oportunidad que tuvieron de comprarse la casa propia. (Foto: TN / Juan Pablo Chaves).

El mayor de los L´Abbate contestó el llamado inesperado y se vio sorprendido por el reclamo. Las evasivas volvieron a ser frecuentes hasta que la bloqueó para no contestarle nunca más.

Las semanas pasaron, se convirtieron en meses y años. Otros problemas fueron quitándole importancia a la estafa sufrida. Uno de ellos fue que la pareja tuvo que mudarse después de vivir 35 años en el mismo edificio.

“Necesitaba la plata, le rogué de rodillas que me la devolviera para poder mudarme. Pero es gente que tiene una perversidad inquebrantable. Ni los animales se manejan así con los de mi especie. No los conmueve nada“, expresó Marcela.

Finalmente, se mudaron al departamento que alquilan hoy en día: “Tengo 60 años y la sigo remando. No tengo propiedades, no viajamos y me quitaron la posibilidad de tener mi primera casa”.

La causa judicial avanza lentamente, pero mientras tanto, cuenta Marcela, ella lo paga con salud: “Me caí en enero de este año y me rompí el hombro. Salí de una cirugía y tego otra programada para más adelante. Hay mucha gente estafada que sufrió problemas de salud mental porque perdieron todo lo que tenían. Estamos moral, física y psíquicamente abatidos".

Para el cierre del año pasado, cuando los problemas de salud eran cada vez más graves, tuvo un inesperado y poco agradable contacto con Vito L´Abbate: “Me mandó un mensaje que decía ´Feliz Navidad´ y yo le respondí con un audio en el que le decía que tenía una perversidad incalculable".

“Me pidió disculpas y me dijo que solo quería desearme Feliz Navidad. Nosotros no tenemos ni año nuevo, ni Navidad, ni nada feliz porque perdimos todo lo que teníamos", cerró Marcela, quien todavía sueña con recuperar la plata de ese departamento en el séptimo piso de Acuña de Figueroa.

La historia de Kathia: tras 15 años en la Argentina, soñaba con darle un departamento a su hija

Kathia Enciso llegó a la Argentina en mayo de 2009. Tenía 31 años, dejó a toda su familia en Colombia y buscó una oportunidad distinta en el país. Al poco tiempo se enamoró de quien hoy es su marido y tuvo una hija que hoy tiene 10 años.

Desde que llegó al país, Kathia se encargó de ahorrar cada centavo que le sobraba a fin de mes. Todo con un solo objetivo: comprarle una casa a su hija. Para el 2024 ya había ahorrado más de US$50.000 y, con una ayuda económica de su madre, se abalanzó sobre la idea de comprar una propiedad.

Fue así como comenzó a caminar Buenos Aires, buscando inmobiliarias, costructoras o inversiones que pudieran cumplirle el sueño. Así fue como encontró un proyecto inmobiliario sobre la calle Potosí al 3957, a la vuelta del edificio de Marcela, el que nunca se terminó.

Cuando se comunicó con la inmobiliara que vendía estas propiedades, le mostraron tres posibles departamentos. Eligió el tercero, el del 3°A. Le aclararon que debían consultarlo con Vito L´Abbate, quien poco tiempo después dio el visto bueno.

Kathia compró un departamento con la ayuda de su mamá y nunca pudo usarlo. (Foto: TN / Juan Pablo Chaves).

En el momento en que Kathia y su pareja tomaron la decisión, allá por mayo de 2024, comenzó un tire y afloje por el precio del departamento. La propiedad estaba US$68.000, pero si pagaba en una sola cuota se lo dejaban a US$55.000. Con el visto bueno de su esposo y la ayuda económica de su madre, Kathia dijo que sí.

Ese 14 de junio fue un día muy emotivo para toda la familia porque era el cumpleaños de la única hija: “Fui con ella a la reunión. Le dije que ese era un regalo de cumpleaños para toda la vida”.

“Vito L´Abbate fue personalmente, fue la única vez que lo vi. Nos juntamos con ellos y les entregué el dinero, me entregaron un boleto de compra", recordó. El encuentro terminó con una foto en la inmobiliaria y hasta le dieron un regalo que decía "gracias por la transacción". Desde ese 14 de junio que no lo volvió a ver.

El departamento debía ser entregado el 31 de diciembre de 2024, pero el punto final para el proceso de construcción era junio de 2025 porque el contrato contaba con una prórroga de 180 días.

Desde el día de la firma que había algo que a Kathia que no le cerraba. Por eso fue monitoreando cada una de las obras de Induplack, donde veía algunos avances. Mínimos, pero avances al fin. Todo se estancó con el paso de los meses y para fines de octubre de 2024 recibió un llamado que la destruyó.

“Me llamó Gladys Figueroa, que hacía de vendedora para esa inmobiliaria y me pasó el contacto de una persona que estaba encargada de las obras en Potosí”, recordó Kathia en diálogo con TN. Esa persona era una abogada que reunía las distintas denuncias de los damnificados.

El 30 de diciembre de 2024, a horas de comenzar un nuevo año, y seis meses después de esa primera firma, lo que era una sospecha se transformó en una certeza.

“Recibí un mensaje por WhatsApp donde me contaban que había muchos damnificados. Todas las ilusiones, todos mis ahorros, y el regalo de mi hija se fueron a unas horas de comenzar un nuevo año", recordó Kathia.

A partir de ese momento, toda la familia comenzó a descubrir un entramado impactante: decenas de edificios sin terminar, cientos de familias estafadas y hasta un mismo departamento que fue vendido más de una vez. La inmobiliaria que había hecho la gestión se lavó las manos: “Me dijeron que no tenían nada que ver, que ellos también habían sido estafados”.

Al igual que le ocurrió a Marcela Reitovich, Kathia comenzó a sufrir problemas de salud de distinta índole: “Me cambiaron muchas cosas, se me desencadenó un tema de salud muy grave. Son cosas que pasan cuando pensás en que tu hija perdió su departamento".

“Se llevaron mis sueños, mis esperanzas de poder darle una casa a mi hija, porque yo lo hacía todo pensando en ella. Me da tanta impotencia recordar que Vito L´Abbate iba contando cada dólar y se fijó en la marca de un billete para preguntarme si no tenía otro”, recordó con profundo dolor Kathia.

A pesar de todo, la familia no pierde el sueño de que la nena, que hoy tiene 10 años, pueda vivir en se 3°A de la calle Potosí. “Yo no pierdo la esperanza, tengo mucha confianza en que vamos a conseguir algo. Sueño con que mi hija viva en ese edificio”, cerró.

La historia de Danilo: el sueño de la casa propia, cada vez más lejos

Danilo conoció a Marisabel en 2007. Rápidamente se enamoraron, se fueron a vivir juntos -siempre alquilando- y seis años después tuvieron a Nazarena, su primera y única hija. Casi diez años después de haberse conocido, la aparición de una revista de un corredor inmobliario despertó en la pareja el desafío de embarcarse en un nuevo proyecto: tener su primera casa.

El derrotero de la pareja con la constructora Induplack fue tan largo como devastador. La empresa planteó un modus operandi similar al que luego llevó adelante con más de 500 familias: los invitó a conocer otros proyectos, les generó confianza y al poco tiempo, estaban adentro.

La pareja primero se decidió por invertir en un monoambiente que se iba a construir en el barrio porteño de Villa Luro. Esa fue la primera vez que tuvieron contacto con Vito L´Abbate. “Él recibió el dinero, eran US$24.000 de aquella época. Parecía una persona con muchos compromisos, vino a cobrar y se fue", recordó Danilo.

La transacción se hizo en las oficinas de la inmobiliaria que tenía el acuerdo con Induplack. “Fue un trámite, yo no pensé que me iban a estafar. Estaba feliz por encausar el proyecto de la casa propia”, señaló sobre aquel momento.


Al igual que el resto, Danilo compró un departamento que nunca recibió. (Foto: TN / Juan Pablo Chaves).

Cuando estaba por terminar de pagar aquel departamento en Villa Luro, y con el crecimiento de su primera hija, la pareja decidió cambiar el rumbo y avanzar en la compra de un departamento más grande: “Nos ofecieron uno en la calle Juan B. Justo”, rememoró Danilo.

Al igual que casi todas las víctimas de Induplack, la pandemia hizo las cosas más complejas. Con la llegada del Covid-19, la pareja comenzó a tener algunos problemas económicos y le planteó la situación a la empresa: “Ahí nos ofrecerion entrar a un fondo común de inversión con ganancias en dólares".

“Si lo pienso hoy en día es muy raro tener ganancias en dólares, pero en aquel momento no lo vimos. Nos pareció la solución para no tener más problemas económicos y accedimos”, planteó Danilo sobre el ofrecimiento que le habían hecho los administrativos de Induplack.

Pasó la pandemia y la pareja no había obtenido ni un peso de ganancia por el Fondo Común de Inversión. “Me presenté en las oficinas y dije que quería una solución para todo esto”, recordó sobre la discusión que tuvo con la constructora en aquel momento.

Fue entonces que, a modo de retribución por el daño económico que les habían hecho, les ofrecieron entrar en un departamento de pozo de la calle Catamarca, un edificio que jamás se terminó.

“Más allá de lo económico, es una amargura que uno lleva. Es el sueño de la casa propia que todavía está trunco. Y yo no sé si voy a tener posibilidad de acceder a alguna vivienda", reconoció con la voz quebrada Danilo.

Él trabaja como docente en una Universidad y, junto a su esposa, continúan alquilando como desde ese primer día en 2007. “No somos inversionistas, es el sueño de la casa propia lo que queríamos”, planteó.

En ese contexto, señaló: “Estoy muy pesimista con todo lo que me pasó y no quiero jubilarme alquilando. Quiero tener la tranquilidad del día mañana de tener un techo. Pero ese sueño cada día se apaga un poco más".

Por último, le mandó un mensaje a la familia L´Abbate: “No sé si está bien desear el mal, pero yo quiero que se haga justicia. Y si no puedo recuperar mi plata, que es lo único con lo que yo cuento, que la paguen en la cárcel, que sufra toda su familia".

Cómo avanza la causa judicial: hay 50 denuncias y podrían ser más

La causa penal que investiga todas las denuncias se originó en 2020, en plena pandemia. El caso cayó en el juzgado N°40 de la jueza Paula González, y es investigado por la fiscal Mónica Cuñarro.

Desde entonces, todas las denuncias que se sumaron con el paso del tiempo siguieron el mismo curso: cayeron en un juzgado que se declaró incompetente y lo enviaron a la jueza González para que aglutine a todas las denuncias.

La investigación avanzó con los meses y fue directo contra la empresa Induplack, cuyo dueño es Vito Antonio L´Abbate, y donde trabajan sus tres hijos: Emanuel Andrés, Santiago y Juan Ignacio.

El apoderado Patricio Gastón Flores es investigado por derivar a determinadas inmobiliarias los diferentes edificios en construcción. Los dueños de esas inmobiliarias serán llamados a indagatoria en las próximas semanas.

Con todos esos involucrados, la carátula de la causa cambió: a la ya conocida estafa, se le sumó el delito de asociación ilícita.

El 10 de abril de este año, el patriarca del clan se entregó ante la Justicia. Lo hizo 48 horas después de que la jueza González dictara el procesamiento con prisión preventiva. Luego se presentaron sus hijos y su apoderado. Todos están presos.

“No tenemos ninguna duda de que se trató de una estafa y hay varios indicios que nos guiaron a eso. El mismo departamento se vendió a muchas personas y eso dejó en claro que se trata de algo premeditado”, señaló Madeo Facente.

Pero la clave, para el abogado, fue la incorporación de la asociación ilícita en la causa. “Ellos van presos por este delito, porque la jueza considera que hay peligro de fuga. Además, si la causa no concurriera por ese delito, algunos casos podrían estar prescriptos”.

El pasado 1° de mayo, la familia L´Abbate pidió la excarcelación y la jueza se la denegó. Se espera que apelen ante la Cámara de Casación.

“No creo que corran buena suerte, van a afrontar el proceso penal detenidos, y con la expectativa de quedar varios años presos si siguen sumándose víctimas”, dijo el abogado.

En paralelo al rechazo de la excarcelación, la jueza le embargó los bienes a todos los acusados. Fuentes vinculadas a la causa señalaron que el valor del daño podría ascender a US$25 millones. /TN