Domingo 03 de Agosto de 2025, 12:22

Aunque parezcan escenas sacadas de una película, este tipo de experiencias oníricas tienen una explicación en el funcionamiento de la mente y en los procesos del inconsciente.
Soñar que uno está soñando es una experiencia desconcertante, pero no tan rara como podría pensarse.
Este fenómeno, conocido como “sueño dentro del sueño”, suele generar una fuerte impresión en quien lo vive, sobre todo por la confusión entre lo real y lo imaginario. Desde la psicología, se interpreta como un reflejo de estados internos complejos, y como una señal de que la mente está trabajando ciertos contenidos a niveles muy profundos.
Según especialistas en psicología del sueño, este tipo de episodios suele aparecer en personas con alta actividad mental, propensas a la introspección o que están atravesando momentos de gran carga emocional. En estos casos, el doble sueño puede ser una forma que tiene el inconsciente de “decir” algo que no puede ser procesado de manera directa.
Freud y otros referentes del psicoanálisis han planteado que los sueños funcionan como expresiones simbólicas de deseos, temores o conflictos.
Cuando un sueño se enmarca dentro de otro, es posible que la mente esté tratando de proteger al soñante de una verdad emocional intensa, o de algo que todavía no puede ser confrontado con claridad.
Este tipo de experiencias oníricas tienen una explicación en el funcionamiento de la mente y en los procesos del inconsciente.
Desde un enfoque más cognitivo, se ha observado que este fenómeno puede relacionarse con despertares falsos. Es decir, momentos en los que la persona cree haber despertado, pero en realidad sigue dentro del estado onírico. Esta “capa extra” puede aparecer cuando hay ansiedad, exceso de responsabilidades o un intento de controlar lo que no puede controlarse durante la vigilia.
Otro punto importante es que este tipo de sueños puede reflejar una sensación de no poder salir de una situación. Se trata de una estructura que a veces acompaña experiencias de encierro emocional, conflictos sin resolución o rutinas que se viven como atrapantes.
En definitiva, los sueños anidados no son una rareza sin sentido, sino una manifestación compleja del funcionamiento psíquico. Aunque cada caso requiere un análisis personalizado, la aparición de estas imágenes puede ser una buena oportunidad para prestar atención a lo que está ocurriendo en el mundo interno. La mente, incluso cuando dormimos, sigue hablando. /
TN
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