La historia del hombre que masacró a toda su familia: “Sí, por supuesto, los maté”

Domingo 10 de Agosto de 2025, 13:37

Diez años atrás, David Conley mató a dos adultos y seis chicos a quemarropa luego de esposarlas a sus camas. La historia de un crimen inexplicable.



El 8 de agosto de 2015, en Harris County, Texas, David Conley, un exconvicto de 48 años, irrumpió en la casa de su exesposa y ejecutó a ocho personas: seis menores y dos adultos. Las víctimas fueron Valerie Jackson, su actual pareja Dewayne Jackson, Nathaniel —hijo de Conley y Valerie—, y los otros cinco hijos de la pareja. Todos recibieron disparos, la mayoría en la nuca; los dos adultos fueron acribillados con al menos 14 balazos cada uno. Conley fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Conley había sido expulsado de la vivienda tres días antes. Aquella mañana, estacionó a dos cuadras, tomó un arma, tres cajas de cartuchos, seis pares de esposas y sogas, y trepó por una ventana rota que conocía bien. Redujo a los seis niños, a Valerie y a Dewayne, esposando a los adultos y a los cuatro mayores, y maniando a los dos más pequeños. Durante horas, los mantuvo cautivos, ignorando pedidos de clemencia y amenazas veladas.

Fuentes forenses determinaron que mató a los niños frente a sus padres para que presenciaran cada muerte. Luego movió los cuerpos, volvió a esposar a los sobrevivientes y dejó para el final a Valerie, a quien obligó a presenciar toda la masacre.

 

Valerie alcanzó a enviar mensajes de texto a su familia pidiendo ayuda. La policía acudió dos veces, pero al no ver movimiento ni escuchar ruidos, se retiró. Finalmente, con una orden judicial, intentaron ingresar y fueron recibidos a tiros por Conley. Tras un breve tiroteo, se rindió. Adentro, los agentes hallaron la escena: ocho cadáveres, seis de ellos niños de entre 6 y 13 años.

Historia de violencia

Conley y Valerie se conocieron 15 años antes, poco después de que él saliera de prisión por robo. Tuvieron dos hijos: Natalie y Nathaniel. Desde el inicio, la relación estuvo marcada por violencia, drogas y celos. Valerie lo denunció varias veces por agresiones, intentos de estrangulamiento y amenazas de muerte. Años después, la mujer formó pareja con Dewayne Jackson y tuvo cinco hijos más, aunque mantenía vínculos intermitentes con Conley.

En una ocasión, Conley golpeó a Valerie mientras afirmaba que Nathaniel no era su hijo, acusación que ella negó. La madre inició un trámite judicial para probar la paternidad, pero él nunca se presentó.

Tres días antes del crimen, Conley exigió vivir en la casa y fue rechazado. Pasó unas noches en un hotel hasta que fue echado por falta de pago. Volvió a la vivienda con la intención de vengarse. En los interrogatorios posteriores, afirmó que mató para “liberar” a los niños de supuestos abusos de Dewayne y de la influencia de Valerie, a quienes acusaba de arruinar a los menores. “Yo no soy Dios, pero sí el hombre de la casa”, dijo.

El juicio fue rápido: no había dudas sobre su autoría. La hija mayor, Natalie —quien vivía con unos tíos y se salvó de la masacre—, declaró en su contra y pidió justicia. La fiscalía solicitó la pena de muerte, pero evaluaciones médicas descartaron problemas mentales graves, y la sentencia final fue cadena perpetua sin posibilidad de libertad.