Donald Trump anunció este martes en la Asamblea General de la ONU que se reunirá "la semana que viene" con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en plena tensión diplomática entre ambos países.
"Vamos
a reunirnos la semana que viene, por si le interesa a alguien", dijo el
presidente norteamericano en ONU, minutos después del discurso de Lula,
que criticó los aranceles y sanciones que ha impuesto Washington a su
gobierno.
En
su discurso, además, contó que habían tenido un breve encuentro en el
que Lula le cayó bien, pero advirtió que a Brasil le irá mal si no
coopera con los Estados Unidos en medio de la guerra de aranceles.
"Debo
contarles que yo estaba entrando y el líder de Brasil saliendo. Nos
vimos, él me vio, y nos abrazamos", reveló el republicano ante los
representantes de los países miembros de la ONU, entre los que se
encontraba Lula junto a la delegación brasileña.
El
mandatario afirmó que hubo una "excelente química" entre ambos. "Me
pareció un hombre muy amable, en realidad me gustaría conocerlo. Yo solo
hago negocios con gente que me gusta", agregó. Según Trump, Brasil
enfrenta grandes aranceles de Estados Unidos en respuesta a "la censura,
represión, militarización, corrupción judicial y el acoso a críticos".
Antes
del discurso de Trump, Lula denunció ante la Asamblea General de la ONU
la consolidación de un "desorden internacional", en el cual enmarcó el
"ataque" de Estados Unidos a la soberanía brasileña por el juicio contra
el expresidente Jair Bolsonaro.
El
mandatario brasileño declaró que "no hay justificación para medidas
arbitrarias" contra un país que condenó a un exmandatario por golpismo y
en defensa de su democracia, en clara alusión a las represalias
adoptadas por Washington frente a ese proceso.
Según
dijo Lula ante el pleno de la ONU, "el autoritarismo se fortalece
cuando nos sometemos a la arbitrariedad" y, en estos momentos, "fuerzas
antidemocráticas intentan subyugar a las instituciones y sofocar las
libertades" mediante articulaciones políticas globales.
Todas
alusiones a las duras represalias comerciales y políticas adoptadas
contra Brasil por el Gobierno de Donald Trump, que las ha justificado a
raíz del juicio por golpismo que condujo a la condena a veintisiete años
de cárcel aplicada al expresidente Jair Bolsonaro, considerado el
"líder" de un complot contra la democracia.
Estados
Unidos, por causa de ese juicio, ha impuesto aranceles del 50 % a gran
parte de los productos brasileños, pese al superávit que mantiene en su
relación comercial con el país suramericano.
Las
sanciones han sido también políticas y llevaron a revocar los visados
de ingreso a Estados Unidos a ocho de los once miembros de la Corte
Suprema y a funcionarios del Gobierno brasileño, todo con la exigencia
de que cese lo que Trump califica como "caza de brujas" y "persecución"
contra el líder de la extrema derecha brasileña. /Clarín