Domingo 28 de Septiembre de 2025, 21:23

Cabrales está experimentando con plantaciones de café en Tucumán
En Atlas del café, el último libro del periodista y sommelier especializado Nicolás Artusi, que hace una “vuelta al mundo en 80 países cafeteros”, Argentina apenas merece unas quince líneas de texto que mencionan pequeñas plantaciones desperdigadas aquí y allá. Sin embargo, unos cuantos protagonistas del sector -y el propio autor de ese texto- piensan que ese perfil exiguo podría cambiar de forma notoria en unos años.Según diferentes registros, son al menos 5 las provincias argentinas donde ya se pueden encontrar cafetos, esa planta con un fruto rojo y atractivo como una cereza en cuyo interior se encuentran los codiciados granos de café que hoy la Argentina importa en diferentes formatos por 203 millones de dólares anuales desde países como Brasil y Colombia.
De todos los proyectos más recientes el más ambicioso es el que se está
llevando a cabo mediante un convenio firmado entre la empresa Cabrales y
el gobierno de Tucumán, a través del IDEP (Instituto de Desarrollo
Productivo). “En la zona del pedemonte, contamos con 23 hectáreas de
cultivo donde podremos encontrar distintas variedades como Geisha,
Bourbon, Castillo y Pacamara, entre otras”, cuenta Manuel Cabrales sobre
esta primera etapa de prueba que se está llevando a cabo en una zona
reducida con potencial para extenderse hasta 8 mil hectáreas.
Por ahora, Salta está a la cabeza con 35 hectáreas plantadas y la sigue Tucumán, con 23 hectáreas que luego de los primeros testeos organolépticos de los granos podrían llegar a extenderse hasta 8 mil, el proyecto más ambicioso hasta el momento. A estas provincias se le suman, Corrientes, Jujuy y Misiones con pequeñas plantaciones que van a ampliarse en breve. También se están haciendo pruebas en Catamarca, La Rioja, Córdoba y Entre Ríos de este cultivo que los más optimistas visualizan como nuestro nuevo Malbec.
La historia del café argentinoDe todos los stands que había en la última edición de la ya tradicional feria Exigí buen café en la Rural, uno de los más curiosos era el que vendía arbustos de cafeto de hojas relucientes, una postal viva de los trópicos que muchos se llevaron con entusiasmo a sus balcones citadinos. Detrás de ese proyecto se encuentra el cordobés Tomás Forte, ingeniero agrónomo apasionado por esta planta que poco a poco está ganando cada vez más terreno en el mapa rural argentino.
“La producción de café en la Argentina está viviendo un nuevo boom en este momento, pero no es una novedad, hay historia detrás de esto. En nuestro país existieron varias plantaciones que en los años noventa se abandonaron”, explica Forte. Y enumera antiguas plantaciones en Campo Grande (Misiones), en el ingenio Ledesma y en una finca llamada Los Cafetales (Jujuy), en Salta -impulsadas por un antiguo programa de fomento- y en Catamarca, entre otras provincias.
“En Tucumán hay café desde la época de los jesuitas: encontramos registros de exportaciones del año 1884. E incluso hay un mapa de Billiken que dice que en la Rioja, en 1933, había cafetales”, agrega este ingeniero agrónomo que tiene su propio proyecto de producción de café en Salta, Depatio, y además recorre el país asesorando a quienes se embarcan en la misma aventura.El auge que entusiasma a Tomás Forte se da en un contexto de calentamiento climático que hace que el norte de nuestro país sea un ambiente más amigable para la planta de café. "En los últimos 22 años, la frontera entre lo tropical y subtropical, que pasa por el norte de Argentina, se está modificando. Las plantas tropicales vienen avanzando sobre las subtropicales. Ahora podemos plantar café, ananá, mango y maracuyá con resguardos”, detalla.
Cómo es el café argentinoAl momento, el único café argentino a la venta se produce en las yungas salteñas, en la selva tropical de Orán. Toma su nombre, Baritú, de un parque nacional cercano a las plantaciones y sólo se puede degustar en los dos locales de esta empresa familiar, ubicados en Salta y Jujuy.
El periodista y sommelier especializado en café Nicolás Artusi lo pudo probar: “Su producción es mínima a diferencia de lo que se espera para otras provincias a futuro. El Bartitú es un café de la especie arábica que se usa mucho en Brasil y que ofrece un perfil de sabor muy suave, muy perfumado, con notas a chocolate aunque también puede presentar notas de avellana o florales. Es un tipo de café muy amable con el paladar y que cultivado en condiciones como debe ser puede considerarse como café de especialidad”, cuenta.
Según Artusi, esta es una buena referencia para determinar el tipo de café que podríamos tener en la Argentina: “Está muy emparentado al que crece al sur de Brasil porque el estado de Paraná es el punto más al sur en América donde se cultiva café y es limítrofe con nuestra provincia de Misiones”, explica.
Si bien las características de estas variedades y sus perfiles organolépticos se conocerán recién a fines de este año, según las investigaciones de esta firma que está haciendo testeos en diferentes puntos geográficos de la Argentina el sabor en taza será distinto en cada región: “En el NOA, acidez brillante y cítricos, mientras que en el NEA, cuerpo denso, dulzor, notas a cacao y yerba mate”, aporta Manuel Cabrales.
El pronóstico del salteño Tomás Forte es similar: cafés más concentrados y ácidos en nuestro noroeste y sabores más suaves, florales y chocolatosos en el noreste. “En Misiones están por sacar una ley de incentivo y están trabajando en un modelo de producción parecido al de Brasil. En cambio, en Corrientes están mirando más el modelo de Paraguay. Tucumán se maneja un poco solo y tienen cruces con Colombia y en Salta también estamos haciendo un modelo más intensivo como los colombianos”, detalla.
Según su punto de vista lo importante en esta etapa es trabajar de forma colaborativa sin rivalizar: “En materia de café argentino está todo por descubrirse. No hay un techo. Nunca vamos a llegar a producir todo lo que consumimos. Hay que asociarse, trabajar en conjunto y capacitarse para hacer un producto competitivo, de calidad”, recomienda.
El futuro del café argentino aún está en la semilla, pero la expectativa ya germinó: en 5 años la pregunta ya no será si los argentinos tenemos café propio, sino cuál elegimos para la taza. /
Clarín
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