Martes 07 de Octubre de 2025, 05:13

PROTAGONISTA. El Mono Ale dominó la escena durante la detención de su hijo, haciendo revelaciones que pueden provocar un giro en la causa.
Ángel “El Mono” Ale volvió a ser protagonista de la escena policial tucumana tras su encendido discurso luego de la entrega de su hijo, Facundo Ale, señalado por un tiroteo ocurrido en Tafí Viejo. El ex jefe barrabrava, condenado años atrás por delitos vinculados al narcotráfico, se presentó como agricultor y denunciante, asegurando que gracias a la causa en la que está involucrado su hijo se destapó una banda narco.
Incluso admitió haber sido el autor de la bandera colgada en la tribuna de San Martín que señalaba a Javier “Chuky” Casanova y a Walter “Petiso David” Lobo como traficantes. Mientras uno fue detenido con cocaína, el otro se entregó tras el hallazgo de marihuana en su vivienda y después de que el Gobierno ofreciera $ 20 millones de recompensa por datos de su paradero.
El episodio que desencadenó esta escalada fue el tiroteo del 21 de septiembre, que en un principio fue interpretado como parte de la sangrienta disputa por el control de la barra brava de San Martín. Sin embargo, las pruebas recabadas por el fiscal Miguel Fernández orientaron la pesquisa hacia un enfrentamiento de grupos ligados al narcotráfico.
Casanova, desde hace tiempo bajo la lupa por supuesta provisión de drogas en distintos puntos de la provincia, quedó detenido hace diez días con casi un centenar de bochitas de cocaína, mientras que Lobo quedó comprometido tras el hallazgo de cinco kilos de marihuana.
En ese contexto, la estrategia de Ángel Ale fue entregar a su hijo bajo la mirada de la prensa, alegando que la Policía lo buscaba “vivo o muerto”.
Facundo Ale, conocido como “Facundito”, insistió en señalar al clan de “Los Gardelitos” como responsables del ataque en Tafí Viejo y del atentado que sufrió en diciembre de 2024. Sin embargo, los investigadores desconfían de esa versión.
El fiscal Fernández recordó que en aquella denuncia, el joven demoró meses en presentarse y nunca identificó responsables, por lo que la causa quedó paralizada.
La situación procesal de Facundo Ale se definirá en audiencia, aunque llamó la atención que evitara mencionar a Casanova, lo que podría interpretarse como un intento de protección luego de la exposición pública de su padre.
Ese gesto, en el mundo narco, se considera una traición y abre la puerta a represalias. De hecho, en redes sociales ya aparecieron mensajes intimidatorios, como el publicado por Abel Lobo, hijo del “Petiso” David, que desde la cárcel desafió públicamente al clan Ale.
El caso generó un sacudón en el circuito criminal. Según analizan los investigadores, los dichos de “El Mono” motivaron allanamientos que, lejos de dar con grandes cargamentos de droga, derivaron en secuestros menores de cocaína y marihuana, lo que alimenta la teoría de los defensores de que los estupefacientes fueron “plantados” por la fuerza. En paralelo, los abogados de los acusados piden peritajes sobre la droga incautada para determinar si proviene de otros procedimientos.
Lo cierto es que la causa ya acumula más de 70 allanamientos, una docena de procesados y varios prófugos, con un telón de fondo que combina violencia narco, barras bravas y viejas disputas familiares.
Los próximos días serán claves: la Justicia deberá resolver no sólo la situación procesal de Facundo Ale, sino también si las acusaciones de manipulación en los procedimientos policiales tienen asidero o son parte de la estrategia defensiva. Mientras tanto, la tensión en el mundo narco tucumano se mantiene en niveles críticos.
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