Jueves 20 de Noviembre de 2025, 23:05
El kirchnerismo atraviesa un proceso de deterioro simultáneo en ambas cámaras del Congreso. La cena de camaradería del bloque peronista del Senado, realizada en la sede del PJ nacional, dejó expuesta la pérdida de control de Cristina Kirchner en un ámbito que históricamente manejó sin resistencia. Solo 15 de los 28 senadores que integrarán el bloque a partir del 10 de diciembre asistieron. La foto que debía mostrar unidad terminó exhibiendo ausencias políticas de peso.
Entre ellas, las más significativas fueron las de Juan Manzur y la senadora Sandra "Domacle" Mendoza, que optaron por no participar pese a que Mendoza había estado horas antes en una reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales. La ausencia coordinada del manzurismo se inscribe en un proceso de distanciamiento creciente del kirchnerismo.
Ese proceso tuvo su expresión más clara en Diputados la semana pasada, cuando Javier Noguera —ex referente de Manzur— abandonó el bloque de Unión por la Patria y pasó al nuevo bloque Independencia del gobernador Osvaldo Jaldo. La salida de Noguera generó fuertes críticas del sector kirchnerista, que lo acusó de traidor.
A las ausencias tucumanas en el Senado se sumaron Daniel Bensusán (La Pampa), Cándida López (Tierra del Fuego), y los cuatro senadores de Convicción Federal: Fernando Salino, Carolina Moisés, Guillermo Andrada y Fernando Rejal, todos vinculados a gobernadores o estructuras provinciales que buscan despegarse del kirchnerismo. También faltó el santiagueño Gerardo Zamora, quien evalúa conformar un bloque propio con el sello del Frente Cívico.
El debilitamiento se evidencia además en la necesidad del jefe del bloque, José Mayans, de anunciar la fusión de Unidad Ciudadana con Nacional y Popular en un único Bloque Justicialista. La medida no cambia la situación real: el interbloque Unión por la Patria seguirá existiendo por la presencia de Convicción Federal, y el peronismo funciona hoy con menor cohesión interna y sin liderazgo centralizado.
La pérdida de ocho bancas en el Senado y la reducción significativa de la representación kirchnerista en Diputados tras las elecciones del 26 de octubre agravaron el cuadro. El bloque K ya no es el eje ordenador del peronismo y perdió capacidad de disciplinamiento. Gobernadores, senadores e incluso diputados que históricamente respondían a Cristina Kirchner hoy negocian de manera directa con la Casa Rosada.
En este escenario, muchos legisladores descartaron la versión difundida por el entorno de la expresidenta sobre una supuesta “autorización” para negociar el Presupuesto. Para buena parte del peronismo, el mensaje fue interpretado como un intento de mantener una centralidad que, en los hechos, ya se debilitó.
La combinación de ausencias en el Senado, fugas en Diputados, fractura territorial y pérdida de bancas confirma que el kirchnerismo atraviesa su mayor retroceso en el Congreso desde 2015 y que su capacidad de conducción dentro del peronismo está en retroceso.