Miércoles 03 de Diciembre de 2025, 06:59
Hay un estado de rebelión evidente en el peronismo después del mazazo que significó la derrota de octubre, a nivel nacional e incluso en el bastión de la provincia de Buenos Aires.
La mayoría de los amonitanos no se atreven a señalar a Cristina Kirchner y sus bailecitos carcelarios en el balcón como responsables máximos de ese resultado, pero por ahora encontraron un chivo expiatorio en la figura de su hijo Máximo.
Es el paso previo a confrontar en forma abierta con la jefa: intentar desbancar al heredero, hoy titular del PJ bonaerense. En el sector peronista que cuenta con terminales en el gobernador Axel Kicillof, los intendentes del Conurbano, los caudillos del interior del país y también la CGT -es decir, todos menos CFK, Máximo y los ya no tan jóvenes de La Cámpora- continúa creciendo la idea de impedir que el hijo pródigode los dos ex presidentes pueda seguir al frente de ese cargo después del 18 de diciembre, fecha en que vence su mandato. Las elecciones para renovarlo -o no- se celebrarían en marzo.
Hace cuatro años, cuando asumió, solo tenía un contrincante que se oponía, Fernando Grey, el intendente de Esteban Echeverría. Hoy son muchísimos más.
La cuestión es que, si logran desbancar a Máximo -algunos incluso mencionan e Kicillof como su posible reemplazante-, significaría un duro golpe a la autoridad de Cristina y un anuncio de lo que podría seguir: si no diera un paso al costado la ex presidenta, entonces algún peronista debería terminar enfrentándola para acabar con su largo reinado. Acaso todo pueda terminar en una PASO peronista para dirimir al presidenciable de 2027.
De un lado, algún delegado de CFK, y del otro, quizá una fórmula integrada por gobernadores: ¿Kicillof y alguno del interior?
¿Es posible que Máximo o algún otro -que no sería, por ejemplo, “Wado” de Pedro, cada vez más cercano al gobernador bonaerense- se animen a esa pelea contra todo el resto del espacio? La pregunta en realidad debería ser otra: perdidos por perdidos, ¿por qué no lo harían? Acaso solo sea una forma de presionar a la nueva conducción del peronismo para terminar negociando y seguir teniendo una cuota menor de influencia.
Pero son preguntas aún lejanas. Lo primero ahora es ver qué ocurre con Máximo y su continuidad o no como presidente del partido en la Provincia. De ese detalle depende mucho de lo que viene.
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