
Miércoles 03 de Diciembre de 2025, 08:12
La revista Gente eligió a Gerardo Zamora como uno de los “Personajes del Año 2025”, una distinción que desde hace seis décadas busca destacar a figuras influyentes de la política, la cultura y el deporte argentino. Sin embargo, la inclusión del mandatario santiagueño abre un interrogante incómodo: ¿cómo encaja esta consagración glamorosa con la realidad de una de las provincias más pobres, desiguales y controladas del país?
Mientras Zamora posa en la icónica foto de tapa, Santiago del Estero continúa registrando el sueldo promedio más bajo de la Argentina, un interior provincial con infraestructura prácticamente inexistente y niveles de pobreza estructural que se mantienen inalterables desde hace décadas. La postal del gobernador entre celebridades contrasta brutalmente con un territorio donde miles de familias viven sin agua potable, sin caminos, sin salud pública digna y con un sistema educativo deteriorado.
La trayectoria de Zamora —que Gente señala como motivo de su “impacto nacional”— está marcada también por denuncias de concentración de poder. En Santiago del Estero, el gobernador controla el presupuesto, la Legislatura, la Justicia y la estructura institucional en su conjunto, consolidando un esquema que analistas califican como “feudo político”.
Organizaciones civiles y opositores locales denuncian desde hace años persecuciones, aprietes, censura y un férreo control territorial. Mientras tanto, la provincia se muestra como una de las más opacas en materia de transparencia y acceso a la información.
La gala de Gente, realizada en el Faena Art Center, volvió a ofrecer una escenografía de lujo: alfombra roja de más de 10 metros, una sesión fotográfica con figuras del espectáculo y un cóctel en un salón revestido en mármol de carrara. Zamora asistió acompañado por su familia, celebrando un nuevo hito en una carrera política que ahora lo proyecta al Senado nacional.
Pero detrás de esa imagen cuidada —que el propio mandatario difunde con entusiasmo en redes y entrevistas— queda invisible la vida cotidiana del santiagueño promedio, que habita una provincia donde el Estado provincial despliega una estética moderna mientras mantiene condiciones materiales propias del atraso.