La autocrítica de Guillermina Valdés tras enterarse de la orientación sexual de su hija

Martes 16 de Diciembre de 2025, 21:56

La empresaria relató el proceso de aprendizaje y transformación personal que vivió al acompañar a Paloma en una etapa clave de su vida



Guillermina Valdés compartió sus sentimientos y reflexiones tras conocer la orientación sexual de su hija Paloma Ortega. La modelo admitió que experimentó una autocrítica profunda al enterarse de la decisión de su pequeña: “No me gustó no haberme dado cuenta antes”, expresó, en una charla con A la mañana con Moria (El Trece), aludiendo a su propio proceso de comprensión y acompañamiento como madre.

La reacción de Valdés ante la revelación de Paloma estuvo marcada por sorpresa y autoexamen. La actriz relató que su vínculo con sus hijos —Dante, Paloma, Helena y Lorenzo— se caracteriza por el diálogo abierto y la reciprocidad. “Yo tengo un vínculo muy dinámico en el sentido de que no es unidireccional. No les bajo línea, sino más bien hay una cuestión de feedback y de nutrirnos con lo que ellos a mí también me traen”, explicó. Cuando Paloma, a los 16 años, decidió compartir con su madre sus preferencias sexuales, Guillermina reconoció que el tema la interpeló de manera especial. “Fue mi ego el que se sintió herido por haber estado desconectada como mamá”, confesó, subrayando la importancia de estar presente y atenta en la vida de sus hijos.

En cuanto a su postura sobre la sexualidad y el acompañamiento familiar, Valdés enfatizó la necesidad de no definir a las personas por su orientación sexual. “La sexualidad tiene que ver con una elección y no es algo de la identidad. Yo siempre les digo que lo que cada uno haga en su vida privada, es su vida privada”, sostuvo. La modelo remarcó que su rol como madre consiste en acompañar y aconsejar, sin imponer etiquetas ni juicios. “Si vos, hija, te gusta esto y sos sana y te cuidas e incluso sos respetuosa con tu compañero o compañera no me parece que te defina”, afirmó, y agregó: “A mí me define otras cosas, me define mis valores, mis elecciones”.


Paloma Ortega, de 23 años, mantiene un perfil bajo y recientemente hizo pública su relación con Ana Mir Bertone, hija del locutor Lalo Mir. Al igual que su madre, la joven se desempeña en el mundo de la moda. La pequeña es la segunda hija de Valdés con Sebastián Ortega y, según su entorno, ha optado por resguardar su vida privada, alejándose de la exposición mediática que suele rodear a su familia.


La vida personal de Valdés ha estado marcada por relaciones de largo plazo y separaciones significativas. Conoció a Sebastián Ortega en 1998, con quien tuvo tres hijos: Dante, Paloma y Helena. Posteriormente, mantuvo una relación de ocho años con Marcelo Tinelli, fruto de la cual nació Lorenzo. Estas experiencias han influido en la dinámica familiar actual, donde Valdés prioriza el bienestar de sus hijos y la transformación de los vínculos tras las rupturas. “Uno no reconstruye. Uno tiene niños y el vínculo se transforma. Somos padres de un hijo con Marcelo y con Sebastián somos padres de tres. Es eso”, explicó, dejando en claro que el foco está puesto en la parentalidad y no en los conflictos del pasado.

La empresaria también reflexionó sobre el impacto de las separaciones en la crianza y el bienestar de sus hijos. Valdés describió el proceso de ruptura como un camino difícil, independientemente de quién haya tomado la decisión final. “Es un proceso, en lo personal, aunque uno tome la decisión, se padece, creo que es una apuesta que no funcionó, que duele. No conozco mucha gente que tome café o cerveza cuando se divorcie. En algún momento dolió”, relató, evidenciando la complejidad emocional que atraviesa toda la familia en estos momentos.


A lo largo de su trayectoria, Valdés ha enfrentado desafíos personales y familiares que han dejado huellas profundas. Su experiencia la llevó a reconocer que el cierre de etapas y la aceptación de los cambios no resultan sencillos, y que el sufrimiento forma parte de ese proceso. La actriz remarcó que comprender que una relación ya no funciona implica atravesar momentos de tristeza y dificultad, más allá de la percepción pública sobre las decisiones personales. /Infobae