A los 12 años, el ajedrecista Faustino Oro avanza como gran maestro y está en carrera por el récord mundial de precocidad

Miércoles 17 de Diciembre de 2025, 06:44

Faustino Oro ya posee la segunda norma de gran maestro y en la sala de análisis del Magistral Szmetan-Giardelli lo reconocen; el chico tiene 12 años y 2 meses.



Se la ganó sobre el tablero. Si alguien pensaba con suspicacia que la partida de la última ronda ante Diego Flores iba a ser unas tablas “de grandes maestros” – así se llaman a los empates en pocas jugadas, que dejan un resabio de insatisfacción en el público–, se habrá sorprendido: no se dio así. En el Centro Cultural Recoleta, escenario del torneo magistral en recuerdo a Jorge Szmetan y Sergio Giardelli, la fecha final presentaba una expectativa mayor; si Oro empataba, nomás, obtendría su segunda norma de gran maestro, de las tres que necesita para el título definitivo. Pero jugaba con negras frente al campeón argentino.

Flores es un titán del ajedrez, que nunca concede tablas en pocos movimientos, y tampoco lo hizo esta vez. De modo que Faustino tuvo que encarar una delicada defensa, ante una apertura Reti, para mantener la posición dentro de cauces lógicos que pudieran desembocar en un empate. Jugando con cautela, controló los intentos de desnivelar por parte de Flores, nunca perdió el control de los nervios y al fin, al cabo de 40 jugadas, logró un merecido empate que le valió su segunda norma de gran maestro. Así, se le presenta a Faustino la posibilidad cierta de batir el récord de precocidad en conseguir el récord de precocidad del título de gran maestro, hoy en manos del estadounidense Abhimanyu Mishra, que lo obtuvo a los doce años, cuatro meses y veinticinco días. Faustino tiene doce años, dos meses, y dos días, de modo que posee un margen aproximado de dos meses y tres semanas para lograr su tercera y definitiva norma de gran maestro.

Las normas deben ser conseguidas en torneos oficiales de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). Cada certamen referido dura aproximadamente diez o doce días, y como seguramente el niño recibirá invitaciones para jugar en este tipo de eventos, dispondrá de cuatro o cinco tentativas –en caso de que necesite tantas– para obtener esa bendita tercera norma. Yo diría que, con el nivel de juego que viene exhibiendo, es probable que lo consiga, algo que sería extraordinario para el ajedrez argentino. Muy cada tanto surge un genio de estos en algún lugar del mundo, y este chico es nuestro. Su proyección es de expectativas máximas. Con el tiempo, y en un caso como el de él, los tiempos se anticipan como en un acelerador de partículas: será aspirante a campeón del mundo.

Consulté la opinión de un histórico colega, el gran maestro Miguel Quinteros, que me dijo: “Faustino es un genio del ajedrez. Ya superó a Bobby Fischer, a Garry Kasparov y a Magnus Carlsen. Debe tener el máximo apoyo del gobierno del presidente Milei, porque es y será una de las figuras más populares de esta nueva Argentina que premia al mérito”.

Otro gran maestro, Salvador Alonso, me da una opinión técnica, sobre el estilo de juego de Oro: “Lo más interesante del ajedrez de Faustino, a mi entender, es la paciencia con la que defiende posiciones un poco inferiores, cuando le toca resistir los planes del rival. Entonces muestra una gran sangre fría y una gran capacidad de resistencia mental”.

Y se suma otro parecer de una figura, la multicampeona argentina Carolina Luján: “Es increíble lo de Faustino. Tiene que soportar una presión enorme cada vez que sale a competir. Parece tener un temple de acero. Se le pide que haga una norma, va y la hace; se le pide que consiga determinado récord, va y lo consigue. Y es un niño, tiene doce años. Para mí es una cosa increíble”.

A esas visiones yo agregaría que parece un veterano jugando ese tipo de posiciones, algo dificilísimo para un juvenil. Además, hay que señalar que, entre los aficionados y los ajedrecistas de cualquier fuerza de nuestro país, Faustino Oro es un ídolo, en el mismo nivel en que lo son Lionel Messi en el fútbol y Franco Colapinto en los fierros.

En su próximo paso descansará del ajedrez clásico, pero no de la competencia, porque Faustino se dará el gusto de protagonizar en Qatar el Mundial de partidas rápidas, en la última semana del año. Lo encanta jugar en ritmo veloz, y este es el evento magno de esta modalidad. Participarán cientos de jugadores, entre ellos, varios de los mejores del mundo, como Magnus Carlsen, por lo cual no es realista todavía, esperar que Faustino esté en los primeros puestos. Pero veremos: el chico es una caja de sorpresas.

Tanto brilla la luz de Faustino Oro que nos olvidábamos del torneo magistral. Fue ganado por el noruego Aryan Tari, empatado aen puntos con el búlgaro Ivan Cheparinov pero favorecido por el sistema de desempate. El noruego era el favorito, dado que tenía el mejor puesto en el ranking. Medio punto por detrás quedaron tres ajedrecistas: Alexei Shirov, que estuvo cerca de sumar otro éxito a su largo palmarés, pero una postrera derrota a manos de Julio Granda se lo impidió, y los ya citados Flores y Oro, que dejaron alto el honor del ajedrez vernáculo. 

En cambio, decepcionó Sandro Mareco, que hoy está lejos del jugador dominante que fue cuatro o cinco años atrás. Ilan Schnaider, de 14 años, salió penúltimo, pero les ganó a dos grandes maestros, los fuertes Granda y Mareco. Eso debe que representar un aliciente para él, ya que también lo espera un lugar importante en el futuro del ajedrez nacional.

Las posiciones finales

Aryan Tari (Noruega), con 6 puntos

Ivan Cheparinov (Bulgaria), con 6

Alexei Shirov (España), con 5,5

Faustino Oro (Argentina), con 5,5

Diego Flores (Argentina), con 5,5

Julio Granda Zúñiga (Perú), con 4

Sandro Mareco (Argentina), con 4

Sergio Slipak (Argentina), con 3,5

Ilan Schnaider (Argentina), con 3

Tomás Darcyl (Argentina), con 2  /La Nación