Viernes 19 de Diciembre de 2025, 06:07

Enrique Shaw creó en 1952 la Asociación Cristiana de Emprsarios, una entidad que continua en la actualidad. En la imagen, con su esposa, Cecilia Bunge
El empresario argentino Enrique Shaw, el “empresario de Dios”, será beato.
En una audiencia que tuvo esta mañana con el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal italiano Marcello Semeraro, el papa León XIV aprobó el decreto que certificó un milagro atribuido a su intercesión, anunció este jueves el boletín diario del Vaticano.El milagro que se le atribuye a Shaw —reconocido empresario católico que ya era “venerable siervo de Dios”, nacido el 26 de febrero de 1921 en París y fallecido en Buenos Aires el 27 de agosto de 1962—, es una curación científicamente inexplicable de un niño de seis años, golpeado por un caballo. El chico sufrió un grave golpe en la cabeza. Quedó inconsciente y necesitó un traslado aéreo y asistencia especializada.
Sus padres, vinculados con la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), creada por el futuro beato, rezaron fervientemente a Shaw para pedir su intercesión. Y el niño se recuperó de manera inesperada, sin explicación médica, y volvió a su vida normal rápidamente, recordó la agencia AICA.
Fue poco después de la muerte de Shaw, a los 41 años, que comenzó a trabajarse en su causa de canonización que, en sus tiempos de arzobispo y cardenal de Buenos Aires, también impulsó Jorge Bergoglio. Fue él quien en 2001 pidió y obtuvo el permiso para iniciar el proceso de parte de la antes llamada Congregación de las Causas de los Santos.
Entre muchas otras actividades Shaw, apodado “el empresario de Dios” fue el fundador, en 1952, y primer presidente de la ACDE. Y desde ese rol concibió y empezó a desarrollar conceptos sobre el papel fundamental de las empresas en la economía y la sociedad de un país.
Como director de una de las principales empresas industriales del país hacia la década del 50 —la firma Cristalerías Rigolleau—, se ocupó del bienestar de cada uno de sus más de 3000 trabajadores y de sus familias. Asumió, además, el cuidado del ambiente como responsabilidad hacia la sociedad y hacia las generaciones futuras y se preocupó para que las mejoras implementadas en su empresa se plasmaran en políticas públicas —fue impulsor de la ley de asignaciones familiares— y promovió decididamente el desarrollo de su comunidad.
En 1943 se casó con Cecilia Bunge, con quien tuvo nueve hijos. Fue activo en la Acción Católica y el Movimiento Familiar Cristiano y junto a otros empresarios participó en la organización de ayuda a la Europa de postguerra que en 1946 promovió el episcopado argentino, respondiendo al llamado de Pío XII. De ahí, intentó crear una entidad para que los empresarios “sean más cristianos”.
En 1957 se le detectó un cáncer incurable, que “aceptó con cristiana serenidad”, pero sin bajar los brazos, según la biografía de la página web de la ACDE. Siguió, en efecto, participando en congresos, dictando conferencias, editando y escribiendo. En pequeñas libretas, cuadernos y papeles sueltos, Shaw solía dejar plasmados sus pensamientos y reflexiones, que aún hoy resultan actuales.
Su importancia en los tiempos actuales
“Más que nunca en los tiempos actuales, y a pesar de las dificultades, tienen el deber los Dirigentes de Empresa, como intelectuales y dirigentes, de aportar un mensaje y la luz de la fe al desarrollo de los espíritus, de esforzarse por secundar, a la luz de los principios sociales cristianos, la búsqueda de las soluciones adaptadas a las realidades siempre mudables”, escribió.
“Debemos crear trabajo… y cuanto más eficiente sea nuestra labor, más recursos tendrá la Providencia para repartir entre pobres y necesitados”.
Poco antes de morir, el 9 de julio de 1962, se puso “en conmovedora evidencia la relación de comunicación y afecto que mantenía con la gente, cuando, en una reunión con el personal, agradece cálida y humildemente a quienes donaron sangre para las intervenciones que prolongaron su vida”, puede leerse en su biografía, que precisó que falleció el 27 de agosto de ese mismo año en Buenos Aires, después de un breve viaje a Lourdes.
En abril de 2021, poco después de la celebración del centenario de su nacimiento, el papa Francisco, que muchas veces mencionaba a Shaw en discursos, aprobó el decreto que certificó las “virtudes heroicas” del empresario.
Los próximos pasos
Después de la aprobación ahora por parte de su sucesor, el papa León XIV, de un milagro por su intercesión que lo convertirá en el primer empresario beato, según los pasos de este proceso será necesario certificar la existencia de un segundo milagro para alcanzar la santidad.
La ceremonia de beatificación tendrá lugar seguramente en Buenos Aires, donde murió Shaw, aunque aún no se sabe la fecha, dijo a LA NACION monseñor Santiago Olivera, obispo castrense y vice-postulador de la causa, que se encuentra en Roma.
“Se está viendo un poco con todos los actores, es decir ACDE, la Acción Católica y la arquidiócesis de Buenos Aires y harán falta unos meses de preparación”, aseguró Olivera, que no ocultó su enorme satisfacción por esta decisión del papa León, tomada apenas días después del parecer de una comisión de expertos y que definió “muy providencial”.
“Enrique –recordaba hace poco el Santo Padre León XIV– promovió salarios justos, impulsó programas de formación, se preocupó por la salud de los obreros y acompañó a sus familias en sus necesidades más concretas. No concebía la rentabilidad como un absoluto, sino como un aspecto importante para sostener una empresa humana, justa y solidaria”.
La Conferencia Episcopal Argentina compartió hoy un comunicado expresando su alegría por la noticia: “Como argentinos nos llena el corazón este reconocimiento que habilita la pronta beatificación de este hijo de la Iglesia que no solamente ‘pasó haciendo el bien’ (Hch 10.38) identificándose así con el Maestro, sino que su testimonio luminoso sigue animando el compromiso pastoral de tantos hermanos y hermanas de nuestra patria. Damos gracias a Dios por su testimonio”, escribieron.
Los obispos aprovecharon la ocasión para enfatizar su apoyo a iniciativas religiosas vinculadas a la obra de Enrique Shaw, especialmente ACDE, “a fin de que permanezca siempre la conciencia tan propia del Siervo de Dios acerca de que ‘la industria no es sólo un engranaje productivo ni un medio de acumulación de capital, sino una verdadera comunidad de personas llamadas a crecer juntas’”.
Y concluyeron: “El mundo necesita con urgencia empresarios y dirigentes que, por amor a Dios y al prójimo, trabajen en favor de una economía que esté al servicio del bien común”.
/Yahoo Noticias /La Nación
Más leídas hoy
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Más leídas en la semana
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10