Viernes 19 de Diciembre de 2025, 15:24

Guillermina Valdés decidió narrar en detalle un duro secreto familiar del cual se enteró recién cuando tenía 27 años.
Guillermina Valdés reveló por primera vez uno de los capítulos más dolorosos de su historia personal y familiar:
la muerte de un hermano menor ocurrida cuando ella tenía apenas dos años y de la que tomó verdadera dimensión recién a los 27. El testimonio, crudo y conmovedor, sacudió al mundo del espectáculo por la forma directa en la que la actriz y empresaria decidió poner en palabras un duelo que permaneció oculto durante décadas.
La confesión se dio en el programa ¿Y ahora quién podrá ayudarnos?, por Radio con Vos, donde Valdés abrió su intimidad y reconstruyó una infancia marcada por la fragilidad emocional y los silencios. “Mi mamá tenía 15 años, mi papá 17. Fui el primer polvo de mi madre”, dijo sin rodeos al describir el contexto familiar en el que creció, atravesado por mudanzas constantes y una crianza rígida a cargo de sus abuelos.
Pero el relato tomó un giro inesperado cuando Guillermina habló del secreto que cambió su manera de entender su propia vida.
“Un hermanito mío falleció de muerte blanca al lado mío, pero me enteré cuando tenía veintisiete años”, confesó. A partir de ese descubrimiento tardío, comenzó a darle sentido a emociones y decisiones que la habían acompañado durante años. “Había algo en mí muy fuerte, estructural.
La culpa con la que conviví toda la vida estaba atravesada por ese hecho que había sido tapado”, reflexionó.
Valdés explicó que nunca tuvo recuerdos conscientes del episodio, pero que el impacto emocional existió igual. “Tenía dos años. No me acuerdo. No me lo contaron. Pero es una edad en la que las cosas pasan. Lo viví”, afirmó. Sobre la llamada “muerte blanca”, señaló: “Es cuando los bebitos aparecen sin explicación. No hay mucha respuesta”. En su familia, el tema fue un tabú absoluto.
“Nadie quería hablar. Mi vieja hizo lo que pudo, era muy chica”, sostuvo.
La verdad salió a la luz de manera casual, durante una charla con su abuela.
“Me dijo: ‘Vos eras tan celosa que no podíamos abrazar a tu hermano’. Yo le respondí que había crecido sola, con una hermana siete años menor. Ahí apareció todo”, relató. Así supo de la existencia de
Facundo, su hermano fallecido.
“No hay fotos, no hay nada, pero al final pude hablar un poco con mi mamá”, agregó.
Antes de hacer pública la historia, Guillermina habló con su madre.
“Le dije: ‘Má, la terapeuta me dijo que necesito hablar de mi historia porque es mi historia’. Y ahí me contó un poco cómo fue”, recordó. Con una mirada reflexiva, dejó una fuerte conclusión sobre los efectos del silencio familiar: “Los secretos intrafamiliares, lo negado, lo tapado, quedan como un volcán activo adentro. Por eso es tan importante hablar de salud mental”.
La confesión de Guillermina Valdés dejó al descubierto no solo una tragedia personal, sino también las marcas invisibles que pueden dejar los silencios prolongados, incluso cuando la memoria parece no recordar.
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