Viernes 11 de Mayo de 2018, 19:30
La campaña por el regreso de Metrópolis empezó como una broma, pero inmediatamente sumó miles de adeptos: "Volvé, Metro traidora". La propuesta en las redes sociales disparó un aluvión de recuerdos imborrables y otros que mejor borrar. Anclada en la emblemática esquina de 9 de Julio y General Paz, Metrópolis hoy es una ciudad vacía, sin música ni animadores ni bandas en vivo ni los asientos del antiguo cine en un rincón ni camisas rimbombantes ni mujeres exhuberantes: el templo de la cumbia cerró sus puertas hace un par de años y un grupo de feligreses ya le pidieron por la vuelta a Ricardo Farías, el creador de este universo tropical.
"Te sacaban a las piñas, los tragos eran meados de perro, había siete quilombos por noche, sin embargo ahí va el mejor boliche que pudo existir. Metro traidora, volvé", fue la publicación que se viralizó y los recuerdos no tardaron en aparecer. "Qué tiempos aquellos, como cuando tocó La Nueva Luna para un carnaval", "Quién no extrañara esas peleas mano a mano. Máximo un botellazo. Volvé Metro, te perdonamos", "Costaba 5 pesos la jarra de sangría, si tomabas cerveza eras millonario".
¿Cuáles son los comienzos del boliche más convocante de Tucumán?nbsp;"Ricardo (Farías) supo aprovechar la oportunidad que se le ofrecía y se asoció con Daniel Coronel, el dueño de Tokio. La discoteca de la esquina de 9 de Julio y General Paz tenía una gran infraestructura pero era un fracaso, no atraía al público. Ahí Farías montó Metrópolis (...) El éxito fue inmediato. Metrópolis acompañó la explosión de la cumbia en la clase media tucumana y fue el lugar donde recalaron los principales referentes de la movida: Gilda, Rodrigo, Lia Crucet, Los Charros, Leo Matioli. El boliche era el único en Tucumán que abría viernes, sábados y domingos con una convocatoria de 12.000 personas por fin de semana", cuenta el periodista Exequiel Svetliza en una crónica publicada por TucumánZeta.
“La movida tropical daba para eso y mucho más. Movilizaba unas 40.000 personas sólo los días sábados. Era algo impresionante. Cuando vino el grupo Sombras a Metrópolis, a Daniel Agostini hubo que esconderlo dentro de un bafle para meterlo al boliche porque de otra manera era imposible por la cantidad de gente que había”, le contó Farías, quien cerró las puertas luego de un confuso episodio en el boliche donde se realizaron disparos, se clausuró y nunca más volvió a abrir. Hoy, la estructura frente a la plaza de Tribunales se mantiene intacta, con la fachada pintada en rojo y negro, las puertas de vidrio y un megalocal que tenía una convocatoria récord también los domingos a la noche, donde era común ver a jugadores de Atlético o San Martín festejando los triunfos. ¿Volverá La Metro a abrir sus puertas?