Domingo 08 de Marzo de 2020, 17:15
Cuántas personas soñaron con poder refrigerar en tan solo pocos segundos una bebida que por determinadas circunstancias –muchas de ellas muy comunes y frecuentes– se encuentran a temperatura ambiente o incluso en algunos casos tibias o calientes por el calor, sobre todo en estos días de verano. Ese sueño se convirtió ahora en realidad gracias a Santiago Schmidt (24), Marcos Condomí Alcorta (24), Nicolás Kölliker Frers (25). Pablo Esteban Di Lorenzo (30) y Luciano Cismondi (31).En diálogo con Infobae,
Santiago Schmidt –quien es el encargado de planificar las estrategias y llevar adelante las negociaciones de la empresa, denominada Chill it– contó cómo empezó todo:
“Estábamos en la universidad Nicolás (Kölliker Frers), Marcos (Condomí Alcorta) y yo, y tuvimos que presentar un proyecto para una de las materias, donde había que plantear un modelo de negocio marcado por la innovación, es decir, un business case, y dado que una importante empresa de cervezas proponía incentivos para aquellos que pensaran desarrollos para el sector, se nos ocurrió pensar un método para enfriar bebidas en el menor tiempo posible”.
La empresa argentina Chill it permite a través de su innovadora máquina enfriar latas de gaseosas u otro tipo de bebidas en tan solo 30 segundos.
“Nos tentó la oferta, pero jamás nos presentamos ya que varios de nuestros profesores nos decían ‘chicos, ustedes acá tienen un proyecto muy fuerte y sólido que pueden potenciar, encontrando por su cuenta el camino’”, continuó
Nicolás Kölliker Frers, encargado de la parte comercial de la empresa.
Allí fue cuando se juntaron con los ingenieros
Pablo Esteban Di Lorenzo y
Luciano Cismondi, que aportaron la visión dura, mecánica y electrónica de los movimientos del equipo.
Luciano relató:
“Con Santiago nos conocimos escalando y siempre pensábamos en los modelos de negocio, arrancamos vendiendo broches para colgar ropa en La Salada y pasamos por varios emprendimientos, muchos de ellos fracasaron, hasta que finalmente llegamos hasta Chill it”.
Los emprendedores Luciano Cismondi, Santiago Schmidt, Nicolás Kölliker Frers y Pablo Esteban Di Lorenzo, de izquierda a derecha.
“Empezamos por ver de qué se trataba el método que habían pensado los chicos en el trabajo práctico de la facultad, y allí pensamos qué necesitábamos, nos juntamos con Pablo, otro de los chicos que venía con mucho background en la ingeniería mecánica, desarrollamos un primer prototipo, híper rudimentario para saber que el método era el adecuado, que funcionaba”, explicó
Cismondi.El joven ingeniero electrónico de 31 años continuó: “
Con esa máquina llegábamos a enfriar latas, botellas de gaseosa de litro y medio de plástico; salvo vino, que aún no lo probamos, el resto de las bebidas no quedaban afuera. Latas en 20/30 segundos, botellas de litro y medio de plástico entre 50/60 segundos y las de vidrio de litro, entre 70/90 segundos. Una vez que demostramos que el prototipo funciona, llegamos al modelo que presentamos hoy. El salto que pegamos tecnológicamente es altísimo, el producto actual es mucho más automatizado y redujo un 50% los tiempos”.
Cinco emprendedores tuvieron la idea de fabricar un “microondas para refrigerar refrescos” y ahora la hicieron realidad gracias a la combinación de inteligencia artificial y redes neuronales.
“La máquina enfría latas de 350 ml en 30 segundos, todo un hito, ya que existen en la actualidad equipos que llevan adelante estos procesos de refrigeración, pero estas tecnologías, por ejemplo la empresa líder en la actualidad tarda en enfriar 8 minutos un porrón de vidrio, y con ciertas limitaciones ya que no le podés poner una botella atrás de la otra”, especificó
Schmidt.
A su vez, contó a este medio que
“fue muy complicado encontrar la tecnología y los materiales adecuados para finalmente lograr el producto final, fueron tres años de investigación, un año de desarrollo y hace un año que están en negociaciones”. De hecho, en este preciso momento, cuatro de ellos se encuentran en Sudáfrica para vender o licenciar la propiedad intelectual de la marca, y mantienen conversaciones con
“una empresa global, con presencia en todo el mundo; tomamos esta decisión ya que fabricar máquinas a gran escala es utópico, requiere de un capital económico muy importante”, precisó
Santiago.
El dispositivo permite enfriar latas de metal (350ml) en apenas 30 segundos.
¿Cómo funciona el método?El ingeniero
Luciano Cismondi, que forma parte del equipo de los cinco empresarios argentinos, explicó que lo que hicieron en un principio fue
“armar un modelo matemático que desarrolla cómo se transfiere el calor de los distintos envases, buscamos maximizar esa transferencia de calor para tardar lo menos posible, porque uno de los primeros objetivos era hacerlo en el menor tiempo posible”.