Puso cámaras de seguridad y su vida se convirtió en un infierno

Domingo 17 de Mayo de 2020, 08:00

AMENAZADOS. Casi a diario los dealers del barrio le patean la puerta, le rompen los vidrios y lo amenazan de muerte.



Hace más de cuatro años Antonio decidió llenar su casa en Orán, Salta, de cámaras de seguridad. En total, entre el exterior y el interior de la vivienda, puso 18. Desde ese momento, el tormento no cesa.

"Con mi familia vivimos entre las amenazas, la violencia constante y el temor permanente que en cualquier momento nos pasa algo serio", dijo el vecino del barrio Patrón Costas de Orán. Por la inseguridad en la zona decidió poner cámaras; sin embargo, lejos de traer calma a su vida y la de los suyos, se transformó en un calvario.

Como suele suceder en distintos barrios de la capital salteña, desde hace un tiempo la esquina de las calles Juan Pringles y pasaje Uspallata, en el mencionado barrio oranense, es un escenario donde los dealers trafican droga sin que nadie les diga absolutamente nada.

Justamente, desde hace algunos años, con la incorporación de las cámaras en la casa de Antonio, algo cambió. "Estos pibes no pueden traficar tranquilos y son los mismos dealers quienes mandan a estos matones, por lo general se trata de exconvictos, quienes vienen a mi casa y rompen puertas, ventanas y amenazan con hacernos boleta a todos", contó.

En esa esquina sucedieron varios hechos delictivos. "El año pasado, por ejemplo, hubo un violento asalto contra una familia que vive a unos metros de casa, se llevaron 400 mil pesos. Quedó registrado por las cámaras y permitió que los investigadores lograran detener a un sujeto. Y así, con otros tantos hechos al punto de que los vecinos me vienen a preguntar primero a mí si es que tengo las imágenes para saber si pueden hacer algo. Pasó con una bicicleta que robaron, el hecho también quedó registrado en mis cámaras y lograron recuperar la bici", sostuvo.

Desde que comenzó a sufrir los distintos embates en contra de su casa y su integridad física y la de su familia, en tres oportunidades denunció los ataques, sin embargo hasta el momento no tuvo respuestas.

"Me llama la atención que estos tipos vivan con tanta impunidad, soy un simple ciudadano que trabaja y cuida de su familia y decidí hacer público esto para que, por favor, hagan algo. No podemos seguir viviendo así, con ataques violentos no solo a nuestra casa sino también a nosotros, con amenazas de que nos van a hacer desaparecer a todos, que nos tenemos que ir porque la vamos a pasar muy mal", dijo.

El martes 12 del corriente mes se acercaron cuatro sujetos a la casa de Antonio. "Estaban encapuchados con garrotes que tenían una chapa en la punta para romper las cámaras. Mientras, otras personas -entre hombres y mujeres- con grandes cuchillos intentaban destrozar puertas y ventanas. Todo siempre bajo la amenaza de que van a prender fuego la vivienda, que nos tenemos que ir porque van a matar a la familia. Un montón de veces llame al 911 y nunca tuve respuestas, estamos indefensos con una policía que no hace nada", contó.

En la esquina donde Antonio y sus vecinos no tienen paz, los dealers se las arreglan para vender: "Llamo a la Policía porque no puede ser que abiertamente vendan droga, la reparten como si fuera caramelos, un día un pibe que salió de la cárcel me apuró diciéndome que debía sacar las cámaras de inmediato. Por supuesto, no le llevé el apunte y el Domingo de Ramos, cerca de las 24, empezaron a patear la puerta, rompieron vidrios de las ventanas y hasta tiraron una antorcha que por suerte no llegó a prender". /El Tribuno Salta