Según dijo a la televisora local KGTV, Gilles dice que se le debe entregar la mitad de ese dinero porque ella padece problemas de salud que le impiden llevar mascarillas.
Y clama que lo que sufrió “fue discriminación y a todos les parece bien y están impulsando y recompensando ese comportamiento”, en alusión a la decisión de Gutiérrez de no servirle y a la de los usuarios al donarle dinero al joven.
Pero Gilles no ha realmente demostrado que padece una condición que le impida usar mascarillas y los argumentos que ha hecho al respecto parecen más bien un alegato desesperado y mal fabricado para tratar de que se le entregue un dinero que no le corresponde.
De acuerdo a los medios citados, Gilles mostró documentos de un examen pélvico que se le hizo en 2015 en el que se dice que ella tendría “un probable fibroma… creciendo en la pared anterior del útero con un tamaño de 2.9 centímetros… y un quiste en el ovario izquierdo de 2.5 centímetros”.
La relación entre ese posible diagnóstico de 2015 y el no poder usar una mascarilla es un misterio, y no está claro si cinco años después Gilles aún padece de ello.
A ella se le desea buena salud.
Luego, mostró una carta de un quiropráctico en la que se dice que Gilles tiene “una condición respiratoria que le impide usar máscaras o cualquier tipo de cobertura facial”.
Los detalles sobre esa condición no se han identificado y en todo caso un quiropráctico atiende cuestiones musculoesqueléticas, no respiratorias, y en realidad, si bien merecen respeto, no son médicos o doctores en medicina. Algunos tienen título de doctor en quiropráctica pero no se trata de un título equivalente al de los médicos en Estados Unidos.
Gilles pidió que el nombre del quiropráctico no fuera difundido y cuando la KGTV lo contactó se negó a discutir el caso de la mujer.
Así, que un quiropráctico señale si alguien tiene una afección respiratoria que le impide usar mascarillas luce, por lo menos, carente de rigor.
Y muchos lo consideran, junto a las otras explicaciones de Gilles, como un alegato meramente ridículo.
Por añadidura, Gilles parece no haber comprendido, o rechaza comprender, las implicaciones de sus propias acciones y señala que ella no tiene de que pedir perdió y siente “que necesita que le den una disculpa” por haber sufrido discriminación.
“Yo soy la que está enferma”, comenta.
Si ese es el caso, con todo, no puede concluirse de las supuestas pruebas que mostró al respecto.
Y lo que sí parece claro es que Gilles estaría buscando, de modo al parecer desesperado, hacerse de un dinero que no le corresponde, que le fue donado voluntaria y específicamente por gran cantidad de personas al joven mozo y que si fluyó en tal magnitud en beneficio de Gutiérrez fue por causa de las propias impertinencias de Gilles.
La prepotencia y la inconsciencia, diría un dicho expandido, no pagan. /Yahoo Noticias