Amor y muerte en la boda: la conmocionante y triste historia del primer matrimonio igualitario celebrado en Mar del Plata

Miércoles 12 de Agosto de 2020, 11:18

La ceremonia en el Registro Civil fue uno de los momentos más felices que los allegados recuerdan de la pareja



El 13 de agosto de 2010, las tapas y las páginas de las ediciones de papel de los diarios de Mar del Plata celebraban una de las noticias más alegres del año: Néstor Berchot y Gustavo Adrián García se habían convertido en los protagonistas del primer matrimonio igualitario legal en la ciudad bonaerense, a menos de un mes de que se promulgara la ley en el Congreso de la Nación.

Pero a primeras horas de la mañana, todo aquel que leía emocionado la historia no estaba enterado de que había cambiado por completo en cuestión de horas: esa misma madrugada, mientras se imprimían las ediciones de papel, Néstor, uno de los novios, de 45 años, murió durante la celebración de la fiesta de casamiento.

Hoy se cumplen 10 años de aquella boda. Esa unión legal que significó el segundo casamiento entre personas del mismo género en todo el país, que reflejó una relación de amor tan fugaz como intensa y genuina y que terminó con una tragedia que ni al guionista más cruel se le hubiese ocurrido.


Sylvia Cosetto, de 53 años, fue la mujer que acompañó de manera más íntima el vínculo de amor entre Néstor y Adrián. Consideró a Adrián García como el hermano de sangre que siempre quiso tener y en un extenso diálogo telefónico con Infobae narró todos los detalles de esta historia cruzada por el amor más intenso y también por la desgracia.

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La ceremonia en el Registro Civil fue uno de los momentos más felices que los allegados recuerdan de la pareja (Gentileza: La Capital)

“Hoy miro hacia atrás, recuerdo la relación que existía entre ambos y creo que nunca más en mi vida pude ver un amor tan fuerte y real como el que tenían ellos. Apenas estuvieron poco más de un año juntos, pero en esos meses fui testigo de una conexión fuera de lo normal”, recordó Cosetto a Infobae.

La historia volvió a la escena pública gracias a un artículo publicado por la periodista Julia van Gool en el diario La Capital de Mar del Plata. Y para la gran amiga de Adrián significa regresar a escenas de las más profundas que le tocó vivir: “Creo que en todo este tiempo bloqueé muchos puntos de la historia. Esto de volver a hablar con los medios me hace revolver todo. Adrián murió pocos años después que Néstor, sé que fue en abril, pero soy incapaz de recordar la fecha exacta”.

La relación de amistad entre Sylvia y Adrián se remonta al 2003, cuando ella se mudó desde Quilmes a Mar del Plata junto a sus dos hijas mayores, Clara y Ludmila. “Mi hija Clara padecía un tipo de diabetes grave y era insulinodependiente. La decisión de irme a Mar del Plata fue después de un día en el que Clara tuvo un coma diabético. Salimos corriendo al hospital, pero cuando quisimos cruzar el puente Pueyrredón, había un piquete y no pudimos hacerlo. Ese fue el día en que mataron a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. Mi hija se salvó, pero fue cuando dije ‘basta’. Y decidí irme a una ciudad más pequeña, más tranquila”.

“A Adrián lo conocí en un kiosco. Él escuchó que yo estaba hablando con la kiosquera sobre la dificultad para conseguir medicamentos para mi hija debido a unas nuevas regulaciones del Ministerio de Salud de esa época. A las pocas horas, golpeó la puerta de mi casa y me regaló como dos bolsas de medicamentos para la diabetes. Eran de una pareja suya, también diabético, que había fallecido unos meses antes. Desde ahí empezó nuestra hermandad”.

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Adrián y Sylvia se conocieron en 2003 y desde entonces entre ambos se consideraron como hermanos

Adrián se forjó como el mejor amigo y confidente de Sylvia. La relación fue tan fuerte que llegaron a convivir juntos durante años. Incluso, el “hermano adoptado” fue el hombro en el que Sylvia más se apoyó después de la muerte de su hija Carla, que no pudo superar su enfermedad, con 18 años.

“Pasamos como seis años pegados uno al otro. Estábamos codo a codo en todo. Y en el 2009 fue cuando Adrián empezó la relación con Néstor”.

Adrián García y Néstor Berchot se conocieron básicamente en un supermercado: “Nosotros íbamos al Vea de Luro todos los días. Y ahí lo veíamos casi siempre a Néstor, que en ese entonces estaba en pareja con otro hombre mayor. Adrián me decía una y otra vez: ‘Con ese tipo me voy a casar’. A mí me parecía extraño porque Néstor era chiquitito, no tenía el perfil de los tipos que le gustaban a Adrián. Él era más extrovertido y Néstor parecía más serio”.


“Después de unas semanas, Adrián vino y me dijo: ‘Fuimos a tomar algo. Me encantó’. Y al cabo de otras semanas, ya lo trajo a comer a casa con mi familia. Ahí empecé a notar lo que había entre ellos dos. Era algo mágico”.

La relación de amor cambió por completo la vida de Adrián. Después de trabajar de asistente en residencias geriátricas, Adrián se animó a estudiar el curso de peluquería y dedicarse a la misma profesión en la que Néstor ya estaba consagrado.

“Néstor era tan formal que me pidió a mí la mano de Adrián”, recordó Sylvia. “Me dijo ‘Yo me quiero llevar a tu hermano’ y yo lo bromeaba con que ‘ya pasaron más de cinco días, ahora no vas a poder devolverlo’, jajaja”.


La nueva pareja comenzó a convivir y se transformó así en el par de los tíos predilectos de Ludmila y Marcos, el hijo menor de Sylvia, que todavía vivía en Quilmes con su padre.

La relación de amor llegó al punto bisagra en la misma madrugada del 15 de julio de 2010, cuando desde el Congreso de la Nación se establecía la ley que permitía el casamiento entre dos personas del mismo género y convertía a la Argentina en un país pionero en Sudamérica en la materia.

“Yo estaba de viaje en Pinamar por trabajo. Y seguimos la sesión los tres juntos al teléfono durante toda la noche. Justo después de que se promulgó la ley, yo le dije a Néstor ‘Ahora ya no pasaron cinco días, pasó más de un año. Esto es algo que ustedes tienen que hacer. Es algo que se deben y que tienen que llevar adelante. También para defender los derechos que les corresponden’”, relató Cosetto.

A la mañana siguiente, Sylvia se despertó con un llamado de Adrián, quien le comunicó la tan ansiada novedad: “Me dijo que Néstor no había dormido en toda la noche, que a primera hora se había ido al Registro Civil y que sí, que tenían fecha de casamiento para el 12 de agosto”.

Néstor y Adrián tenían menos de un mes para preparar toda la boda. Por eso, la preparación en tiempo récord se convirtió en el principal objetivo de la pareja, aún a sabiendas de la repercusión mediática que el evento tendría.

“El tema de la preparación fue tan serio... ahora ya pasaron 10 años, pero en ese momento había mucha gente que se oponía a los casamientos homosexuales. Adrián quería tener una boda de ensueño, con todos los detalles de los casamientos tradicionales, pero no queríamos que esto quedara como algo grosero, grotesco y que se lo pudiera llevar para la típica burla homofóbica. Queríamos que fuera una ceremonia seria y tradicional, como Adrián siempre lo soñó. Entonces, cuidamos cada detalle”.

Uno de los puntos de la preparación que Sylvia recuerda con mayor énfasis y que, según su punto de vista, representa la fortaleza de ese lazo con más claridad fue el de la elección del traje: “Decidimos que los dos elegirían el traje de la fiesta en el mismo local, pero que ninguno vería ni sabría nada del modelo que eligió el otro hasta verse en la fiesta. ¿Podés creer que los dos eligieron el mismo modelo? Aun cuando Néstor era capaz de ir con una bombacha de gaucho y alpargatas, los dos eligieron el mismo traje. Esa es la mayor representación de lo que fue ese amor. No hay manera mejor de explicarlo”.

El casamiento en el registro civil de la calle Independencia al 2800, ya el 12 de agosto de ese año, estuvo trazado por la emoción de los novios y sus allegados y por el asedio de las cámaras, los micrófonos y los periodistas.

“Había cámaras por todos lados. Era una cosa terrible. Y realmente nos desbordó. Adrián y Néstor trataron de llevarlo de la mejor manera, pero no podían escapar a las preguntas. Igual, lo tenían claro. La fiesta iba a ser el verdadero momento íntimo y de felicidad para todos nosotros”, le aseguró Cosetto a Infobae. “Por eso, Adrián le pidió a la prensa que no fuera nadie a la fiesta, que respetaran su intimidad. Y así fue que en la fiesta estuvimos solo nosotros”.

La celebración se llevó a cabo la misma noche en un boliche que en ese entonces se llamaba “Latino”. Fue una fiesta modesta: invitaron solo a 50 personas y cada uno de los presentes aportó desde su lugar para que la pareja no tuviera que costear todos los gastos.

“La primera parte de la fiesta fue un verdadero sueño. La felicidad que se veía en la cara de los dos, todavía la tengo presente. Adrián lloraba en el momento que vio que Néstor había elegido el mismo traje. Era todo hermoso. Al momento de dar los votos, las palabras que dijo Adrián nos hicieron llorar a todos. Bloqueé tanto esa noche que no puedo rememorar las frases que utilizó”.

Eran las 3.30 de la madrugada. Ya habían pasado el vals, las dos comidas, las fotos de los novios con cada una de las mesas, las palabras del matrimonio, y solo restaba encarar el tramo final de la fiesta. Fue entonces cuando la tragedia se adueñó del sueño en vida y empezó la pesadilla.


“Yo estaba en un rincón del salón con Adrián. Estábamos debatiendo los últimos detalles para el momento de la torta, qué hacer con las cintitas y demás. Néstor estaba bailando con mi hija y una tía mía en uno de los vips del boliche. Entonces se tambaleó, dijo que le empezó a doler fuerte el pecho. Mi hija lo ayudó a sentarse y ahí se desvaneció. Yo vi ahí que mi hija con cara de preocupación me empezó a hacer gestos con la mano para que fuéramos rápido. No entendíamos nada”, narró Sylvia a Infobae.

El servicio de emergencias llegó a los pocos minutos y enseguida subieron a Néstor, que no respondía, a una ambulancia. El único que lo acompañó en el trayecto fue el mismo Adrián. Los dos viajaban con el mismo traje de casamiento hacia el Hospital Interzonal de Agudos Oscar Alende.


Néstor Berchot sufrió cuatro ataques cardíacos en menos de dos horas. Uno en el salón, dos en la ambulancia y un último ya en el hospital. Cerca de las 4.30 de la mañana fue declarado muerto.

“No hay palabras para definir lo que nos pasó. Estábamos todos en la puerta del hospital vestidos de fiesta sin entender qué había pasado. Yo trataba de contener a Adrián, que no paraba de llorar y mis hijos se hicieron cargo de la situación. Mi hija Ludmila se dedicó a atender a la prensa que empezaba a llegar y mi hijo Marcos empezó a hacer los trámites con el servicio funerario. Estábamos todos hundidos”.
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Adrián García perdía por tercera vez en su vida a una pareja en plena relación, pero fue este final tan abrupto del vínculo con Néstor el que cambiaría su vida para siempre.

“Durante el año siguiente, Adrián se metió de lleno en su trabajo como peluquero. Yo lo convencí para que hiciera los trámites y pudiera cobrar la pensión por su viudez. Era también uno de los derechos que ellos se habían ganado. Lo aceptó con mala gana”, explicó Sylvia.

Adrián empezó a destacarse en su profesión, llegó a peinar modelos para desfiles y cada vez tenía más trabajo. Al mismo tiempo, la relación con su íntima amiga comenzó a diluirse: “Después de dos años, yo me puse en pareja. Y él no estaba muy de acuerdo con esa relación. No le gustaba esa persona que tenía al lado y de a poco se fue alejando de mí. Nunca voy a saber el motivo real por el que se alejó”.

A finales de 2013, el vínculo entre Sylvia y Adrián se disolvió. Ella no supo más de su “hermano” hasta marzo de 2015. En ese período, el viudo había abandonado la peluquería y había cambiado por completo su entorno de relaciones afectivas.

“Una chica me dijo en marzo de ese año que en un medio local de acá había salido un anuncio en el que buscaban a la hermana de Adrián y pedían que fuera al Hospital de Agudos, donde él estaba internado. Él era hijo único, como yo, por lo que supuse que hablaban de mí. Cuando llegué, él ya estaba intubado e inconsciente. Había tenido una neumonía muy fuerte”.

“Cuando hablé con la médica, me dijo que Adrián era HIV positivo y que nunca había sido tratado por esa enfermedad. Me dijo que ella le preguntó a él sobre ese tema y él le dijo no haber estado enterado de que se había contagiado alguna vez. Ya cuando fue al hospital, la neumonía estaba muy avanzada y, con su condición, no había mucho por hacer”.

Adrián García murió con 47 años el 18 de abril de 2015 acompañado por Sylvia. Nunca llegaron a despedirse con palabras. Por eso, ella le dedicó un emotivo texto en la red social Facebook.
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Hoy, a 10 años de ese matrimonio tan hermoso como fatídico, Cosetto recuerda al hermano que eligió y a su pareja Néstor como la mayor expresión de amor de la que alguna vez fue testigo.

“De alguna manera, ellos tenían que encontrarse y vivir ese tiempo que estuvieron juntos, por más que haya sido tan poco tiempo. Ese amor tenía que ser vivido. Y en lo personal, Adrián sigue apareciendo al día de hoy en cada charla de mi familia. Él está enterrado a dos nichos de donde está enterrada mi hija. Es mi familia. Es mi hermano”.
/Infobae