Una escandalosa pelea entre dos jueces truncó el comienzo del esperado juicio contra el nieto de Irma Abraham

Jueves 04 de Marzo de 2021, 05:16

LA DETENCION. Máximo Abraham está preso desde que se puso fin a su escape. pero la preventiva está a punto de vencer.



Debía ser la audiencia inicial de uno de los juicios más esperados. De un lado estaba Máximo Abraham, heredero de los hoteles alojamiento que le dejara su abuela, Irma Abraham. Del otro, las viudas de los policías a los que asesinó a tiros en el parque 9 de Julio.

Sin embargo, la pelea entre dos de los jueces que integran el tribunal terminó convirtiendo a la sesión virtual en una muestra de la desorganización que impera en la Justicia tucumana y la falta de coordinación entre los dos sistemas que conviven hoy en día: el adversarial y el conclusional.

Cuando ya se había conformado la sala virtual para comenzar con el proceso, el juez Eduardo Romero Lascano advirtió que la abogada defensora aún no había tenido acceso al expediente, mientras que la fiscala no disponía de los últimos dos cuerpos, porque no estaban debidamente digitalizados.

Entonces intervino la vocal Alicia Freidenberg, quien notificó a Romero Lascano que había dispuesto, mediante un decreto, la suspensión del juicio, ya que no podía celebrarse sin que la defensa del acusado haya tenido cuanto menos 78 horas para ponerse al día con la causa.

El juez insistió en seguir adelante, convirtiendo la sesión en una audiencia de orden, pero la doctora Freidenberg se opuso argumentando que el procedimiento debido era otro, que incluía además la definición de quién ocupará la tercera vocalía del tribunal, ya que la jueza Stella Maris Arce está de licencia.

La diferencia de criterios fue subiendo de tono hasta convertirse en una pelea entre ambos, ante la atónita concurrencia, compuesta además de las viudas de los policías Cristian Peralta y Sergio Páez González, por unos treinta abogados, lo que derivó en que el caótico final de la audiencia derivara en un escándalo que se extendió a las redes sociales.

Lo concreto es que la sesión se cerró sin que quedaran en claro definiciones sobre cómo continuará -o se reiniciará- el juicio y, sobre todo, que será de la prisión preventiva que pesa sobre el acusado, ya que se vencieron los plazos legales, pero su posible liberación genera intranquilidad en los deudos de sus víctimas, quienes recuerdan el tiempo que estuvo prófugo después del doble crimen.