Más estudios y dolor continuoEs así que a las 48 horas, la familia lo llevó al consultorio del médico. Meghan relató al respecto:
“Le realizaron otro estudio y, de nuevo, arrojó que el nene no tenía nada. Todo parecía normal. Por lo tanto, continuaron suministrándole ibuprofeno y también gotas para el oído”.
Pasaron otros dos días, pero el dolor no se iba. Es así que el niño fue de vuelta a la guardia y le realizaron una tomografía computarizada del hueso mastoideo, que se ubica detrás del oído. Sin embargo, tampoco encontraron nada extraño. Los médicos les indicaron entonces que volvieran luego de unos días para otro control con un especialista.
Lo cierto, es que una madrugada, el niño no soportaba más el dolor y debieron regresar a la guardia. Eran las 4:30 de la mañana cuando la doctora Meghan Martin lo atendió por primera vez.
“Yo era la doctora a cargo en ese tiempo”, contó en el video.
“El paciente tenía fiebre y no quería comer ni beber. No sabíamos lo que sucedía con él. Su examen de oído daba un resultado normal, pero aún seguía apesadumbrado por el dolor”, relató.
Le hicieron entonces una radiografía de garganta, la cual arrojó resultados diferentes a los días previos.
Se venía que el lado derecho de la zona de las amígdalas estaba inflamado, además de que el niño presentaba sensibilidad en el cuello.Debido a esto, el equipo médico resolvió hacerle una tomografía completa de cuello y oídos con contraste, a la vez de suministrarle líquidos por intravenosa y realizar exámenes de laboratorio.
¿Qué pasó realmente?Luego de tanta incertidumbre, por fin pudieron encontrar el porqué del malestar: “La tomografía de cuello mostró que el niño tenía un pedazo finito de metal de 2 centímetros alojado en la boca, en el tejido blando de la amígdala derecha. Este objeto causó que se empezara a formar, con el tiempo, un absceso periamigdalino o peritonsilar alrededor del mismo”, aseguró Meghan.
El pedazo de metal llegó a ese lugar en el restaurante de barbacoa. En este sentido, la médica explicó: “El cepillo que suelen utilizar en parrillas para limpiarlas está compuesto por pequeños hilos de metal. Uno de estos se desprendió y terminó en una hamburguesa que luego se comería el niño”.
Y añadió:
“El niño sentía dolor en el oído porque el hilo de metal se encontraba incrustado en la zona de la trompa de Eustaquio. Esta trompa (o tubo) conecta el oído medio con la parte de atrás de la garganta. Por eso tenía dolor y presión de oído”.Los cirujanos entonces removieron el cuerpo extraño de la garganta y procedieron a drenar el absceso. Finalmente, le recetaron antibióticos y el “el dolor cesó por completo”. “Por favor, no usen cepillos con hilos de metal”, cerró la médica. /
Crónica