La Selección argentina de Powerchair se ilusiona con hacer historia con el apoyo de los campeones del mundo

Domingo 23 de Abril de 2023, 15:08

La Selección argentina de Powerchair se prepara para el Mundial.



“Ahora nos volvimos a ilusionar”. Cada vez que flamea una bandera argentina en algún lugar del mundo, la esperanza renace. Y esta vez, los que tomarán la posta del fervor serán los integrantes de la Selección nacional de Powerchair, que del 11 al 22 de octubre viajarán a Australia para disputar el Mundial de la disciplina.

Este deporte, que aspira a ser considerado paralímpico, es uno de los pocos -tal vez el único- que puede ser practicado por personas con discapacidades motrices severas. La mayoría de los jugadores tienen Atrofia Muscular Espinal (AME), distrofia muscular de Duchenne o lesiones medulares y, en su vida diaria, usan sillas eléctricas para trasladarse.

En la previa del certamen, y en plena instancia de preparación, el equipo recibió un respaldo invaluable de parte de los campeones del mundo en Qatar 2022: Lionel Scaloni, Julián Álvarez y Emiliano “Dibu” Martínez alentaron a los jugadores y les desearon lo mejor para la competencia. El DT participó del video de la presentación de los ocho citados para el torneo, mientras que el delantero y el arquero enviaron sus buenos deseos desde Inglaterra.


El Powerchair, un deporte inclusivo en todas sus formas

El Powerchair llegó a la Argentina hace diez años a partir del impulso de los padres de Valentino Zegarelli. El joven, que hoy tiene 19 años, se convirtió, a fuerza de entrenamiento y de constancia, en uno de los mejores jugadores del mundo. Por supuesto, estará en la Copa del Mundo de Australia.

La inclusión es el núcleo de esta disciplina: los equipos no tienen limitaciones en cuanto a la edad ni el género de sus integrantes. La dinámica, aún con sus complejidades específicas, es parecida a la del fútbol y el objetivo es golpear la pelota con la parte delantera de la silla para generar jugadas que permitan meterle goles al rival. Cada equipo tiene cuatro integrantes: un arquero y tres jugadores de campo.

Las sillas están especialmente diseñadas para este deporte, no son de uso diario y son muy costosas. Los jugadores las manejan con la mano -derecha o izquierda- a través de un joystick. pero hay excepciones: Agustín, uno de los integrantes, es cuadripléjico y no tiene movilidad de los hombros para abajo. Por eso, hace los movimientos a partir de un dispositivo que él mismo diseñó con palillos de batería y que controla con el mentón.

En Argentina existe una liga de Powerchair que cuenta con ocho sedes distribuidas en distintas partes del país. Hoy hay unos 120 jugadores activos en los diferentes equipos que luego nutren a la Selección argentina. ¿Qué hace a un buen jugador? Características como el manejo de la silla, el posicionamiento en la cancha y la velocidad del golpe.

Hoy hacer unos 120 jugadores de Powerchair en el país. (Foto: Fundación Powerchair Football Argentina)
Hoy hay unos 120 jugadores de Powerchair en el país.

Más allá de la estrategia y los entrenamientos, el éxito en el Powerchair también depende de la parte técnica. Durante los partidos, la velocidad de las sillas no puede superar los 10 km/h, esta es la razón por la que existe una suerte de “antidoping”. Los árbitros hacen una medición de los motores antes del partido y, en caso de que algún dispositivo no cumpla los parámetros, el jugador puede quedar fuera del primer tiempo y hasta del partido.

Francisco Rey es el encargado de que todas las sillas de la Selección estén a punto. Rodeado de cables, herramientas y piezas, hace su trabajo a pura precisión y con la conciencia de que su aporte es clave para el equipo. “¿Si yo puedo ganar un partido? Es más probable que deje afuera a un jugador. Nosotros podemos ayudar a que la silla tenga un mejor rendimiento y eso puede terminar en un triunfo, pero si la medición da mal dos veces, se queda afuera. Tengo más chances de que pase eso..”, explica entre risas.


Una disciplina que cambia vidas

Es la mañana de un viernes feriado. A la distancia ya se puede escuchar el ruido de fierros impactando unos contra otros. Al ingresar a uno de los gimnasios del CEDEM 1 de Caseros, se puede ver la intensidad del entrenamiento de la Selección argentina de Powerchair.

La preparación para el Mundial de Australia implica grandes sacrificios de parte de los jugadores y también para sus familias, que los asisten las 24 horas y que viajan con ellos desde distintas partes del país para que puedan estar en las concentraciones albicelestes.

Agustín Zanoli y sus padres, por ejemplo, llegaron desde Córdoba. Allí manejan la filial de Powerchair local, un proyecto que nació luego del accidente de cuatriciclo que en 2012 le produjo al joven una severa lesión medular y lo dejó cuadripléjico.

Agustín Zanoli es el único jugador de la Selección que maneja su silla con un dispositivo que controla con el mentón. (Foto: Fundación Powerchair Football Argentina)
Agustín Zanoli es el único jugador de la Selección que maneja su silla con un dispositivo que controla con el mentón.

“Al principio era vida o muerte, lo único que me preocupaba era vivir. Con los años quise retomar mis actividades. Primero estudiar, y después ver si podía hacer algún deporte. Siempre me gustó mucho el futbol y vi que este era un deporte que podía hacer a pesar de mi lesión”, le relató el ingeniero mecánico de 29 años a TN en una pausa de la práctica de la Selección.

La historia del cordobés es similar a la de muchos de sus compañeros. “Antes de conocer el Powerchair solo podían jugar a la Play”, recalcó Sebastián Tisera, el entrenador de la Selección. Y agregó: “No había un deporte para ellos, entonces no tenían actividades para hacer”.

El deporte se convierte así no solo en una oportunidad para entrenar y competir, sino también para fomentar la sociabilización. Salir de la soledad y la quietud del hogar para empezar a compartir con otras personas, repercute positivamente también en otros ámbitos.

“El lema de la fundación es que cambia vidas, y realmente es así”, asegura Adriana, la mama de Agustín, mientras toma mate al costado de la cancha con los padres de otros jugadores. Hay risas, abrazos y charlas. El Powerchair es, sin dudas, una gran familia.


La Scaloneta, fuente de inspiración y de apoyo para ir por el sueño Mundial

“La persona que entra a Power no sale más”, sostiene Francisco Rey, y su opinión es compartida por todos los que son parte de la disciplina y de la Fundación Powerchair Football Argentina (PCFA). Cada integrante, por estos días, busca dar lo mejor de sí en busca del gran objetivo para el Mundial, que es mejorar el séptimo puesto alcanzado en la edición de 2017 que se disputó en Estados Unidos.

“Jugar un Mundial es la mejor experiencia que hay. No solo porque estamos jugando, que es lo que más nos gusta, sino por poder representar al país”, sostiene Valentino Zegarelli. Y no se achica ante el gran desafío que se viene: deja en claro que quieren hacer historia. “Nos estamos preparando para ser campeones”, dice, tajante.

Justamente, si hay alguien que sabe de sueños cumplidos, ese es Valentino. Durante el ultimo Mundial de Qatar 2022 entró a la cancha y cantó el himno con la Selección argentina en el partido contra Australia. Fue de pura casualidad, por eso lo disfrutó mucho más. “Messi es un tipazo”, destaca.

Inspirados en la Scaloneta, los jugadores de la Selección de Powerchair quieren ser protagonistas de su propia historia de éxito. Ya recibieron la “bendición” de los campeones del mundo con sus saludos en video y, en la última cena benéfica de la PCFA, comieron las famosas milanesas de Antonia Farías, la cocinera de AFA a la que Lionel Messi abrazó minutos después de haber ganado la final ante Francia.

Los jugadores comieron las famosas milanesas de Antonia Farías, la cocinera de la Selección que se consagró en Qatar. (Foto: Fundación Powerchair Football Argentina)
Los jugadores comieron las famosas milanesas de Antonia Farías, la cocinera de la Selección que se consagró en Qatar.

En Australia, los integrantes de la Selección estarán acompañados por sus familiares. “Este es un estilo de vida, no solamente para el jugador. Somos un grupo que vamos a todos lados juntos”, resalta Adriana, la mamá de Agustín.

Se acerca el mediodía en Caseros y se vuelve a escuchar el ruido de los fierros que chocan entre sí. Es el gesto típico de cada festejo de gol: para celebrar, los jugadores golpean sus sillas entre sí. El sonido no es molesto. Por el contrario, es un recordatorio de la parte más linda que tiene el deporte: gritar goles con tus amigos y soñar con ganar un Mundial con ellos algún día. /TN