Amenazó con un arma a la cajera de un restaurante y robó $ 1.138.000, pero todo era una puesta en escena

Domingo 21 de Abril de 2024, 10:16

El robo ocurrió el 17 de octubre pasado en Núñez



Cuando repasaba, una y otra vez, la filmación del robo junto con los detectives de la Policía de la Ciudad, Estefanía L., de 30 años, lloraba y transmitía angustia. Las cámaras de seguridad del restaurante de Núñez, donde trabajaba como cajera, habían captado el ingreso de un ladrón, que después de apoyar una cartera sobre el mostrador, la amenazó con un arma de fuego y le exigió la recaudación del comercio: 1.138.000 de pesos. Pero toda era una puesta en escena. La víctima pasó a ser sospechosa. La Justicia la consideró parte del plan criminal y la procesó por el delito de hurto.

Así lo informaron a La Nación calificadas fuentes judiciales. El robo ocurrió el 17 de octubre pasado a las 23 en el local gastronómico Betos Lomitos, situado en la avenida del Libertador al 6800 en Núñez, y la “escena montada”, como la definió la Justicia, fue descubierta después de una investigación del fiscal José María Campagnoli, su equipo de trabajo y detectives de la División Investigaciones Comunales 13 de la Policía de la Ciudad, que tuvieron la colaboración de la Secretaría de Investigaciones de Penales (SIPE) de la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (Ufecri).

“La intervención de Estefanía L. excluye la figura de robo asignada, ya que aquello que inicialmente se pensó como la intimidación que integra su aspecto objetivo, agravada por el supuesto uso de un arma de fuego, al probarse que se trató de una escena montada con el único objetivo de sustraer del dinero de la recaudación de manera impune para conservar su trabajo”, sostuvieron los jueces Julio Marcelo Lucini y Magdalena Laíño, integrantes de la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña donde confirmaron el procesamiento de primera instancia dictado por el magistrado Edmundo Rabbione.

El tribunal de alzada sí modificó la calificación legal del hecho. El juez Rabbione había decidido procesar con prisión preventiva a la sospechosa por el delito de robo doblemente agravado, por haber sido cometido con un arma cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditado.

Además de la empleada que pasó de víctima a partícipe del plan criminal, hay otro sospechoso procesado por el hurto. Se trata de un exempleado del restaurante, Gabriel V., quien había conseguido el trabajo recomendado por Estefanía L., pero había sido obligado a renunciar después de un episodio de violencia.

Parte de la secuencia del robo
Parte de la secuencia del robo

Para desentrañar la “puesta en escena” fue clave el análisis de las filmaciones obtenidas por el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, donde se logró determinar el automóvil en el que viajó esa noche en delincuente que ingresó armado en el local gastronómico: un Renault Clio blanco.

Entonces, la SIPE le pidió colaboración a la División Anillo Digital de la Policía de la Ciudad para la identificación de la chapa patente del vehículo.

Se determinó que el auto estaba a nombre de un joven con domicilio en el barrio de Chacarita. Se allanó el domicilio y el propietario del vehículo dijo: “El 17 de octubre, Gabriel V., conocido y amigo, me pidió hacer un viaje para el primo, que tenía que ir a Belgrano y después a San Martín”.

Y contó que fueron tres los pasajeros: Gabriel V., el primo y la tercera persona, a la que no conocía y que fue la que descendió del auto cuando llegaron a destino. Es decir, el ladrón armado que entró en el restaurante. Además, aportó dos números de teléfono celular que utilizaba el joven que le pidió el viaje.

Las líneas telefónicas utilizadas por Gabriel V. fueron otra pieza clave de la investigación. Primero se determinó que el sospechoso, cuatro días después del robo, llamó varias veces a Estefanía L., según se desprende del expediente judicial.

Con la pista de las llamadas telefónicas entre Gabriel V. y Estefanía L., los investigadores citaron como testigo a la dueña de Betos Lomitos.

“La propietaria del local dijo que, a pesar de no haber cumplido con su labor de cierre de caja, Estefanía L. afirmó en la comisaría que habían sustraído 1.140.000 de pesos, situación que le llamó la atención porque a la mañana siguiente, la encargada matutina, realizó el arqueo correspondiente y arrojó $1.138.000
. Cree que hubo una decisión deliberada de su empleada de hacer entrega del dinero que estaba en esa caja de seguridad, cuando frente a ella se encontraba la caja registradora y, sobre la caja fuerte (de la cual era una de las dos empleadas que tenía acceso a la llave) había un compartimento con cambio chico al que podría haber accedido con facilidad para entregar al ladrón”, según reconstruyó La Nación de fuentes del caso al tanto de la declaración.

Además, después, los investigadores no solo determinaron que hubo varias comunicaciones entre Gabriel V. y Estefanía L. el 21 de octubre, cuatro días después del robo, sino que también existieron antes de que el ladrón armado irrumpiera en Betos Lomitos.

“Con los elementos de cargo que obran en la causa, de momento se determinó que Gabriel V., Estefanía L. y el hombre de momento no identificado que ingresó con un arma de fuego en el local gastronómico organizaron y planearon el robo, con la colaboración del dueño del automóvil que los trasladó a Núñez”, sostuvo el juez Rabbione al dictar el procesamiento de los sospechosos.

A modo de descargo, Estefanía L. presentó un escrito donde explicó que nada tuvo que ver con el hecho y que fue una víctima, como los dueños del local. Aclaró que conocía el monto del dinero robado porque su compañera había hecho el arqueo en el turno anterior.

Además, negó, como sostuvo el Ministerio Público Fiscal, que haya usado parte del dinero del robo para pagar los gastos de la fiesta de su casamiento. “Fue una celebración muy austera. Una amiga me regaló la torta”, sostuvo.

Sobre las llamadas con Gabriel V. antes y después del robo, afirmó que “nada tuvieron que ver con el hecho y, si bien fueron compañeros de trabajo y discutieron, luego se amigaron y mantuvieron una buena relación”. /LaNación