De sur a norte la ruta de los after beach tiene la siguiente escala en los bosques inmediatos al Faro. Samsara Beach activa sus atardeceres con bandas y DJ. Y este año se sumó, más próximo Punta Mogotes, Jano’s Beach, también sobre la estructura de un parador de playa que se acondicionó para estas fiestas. Este viernes tocará ahí el DJ italiano Stefano Ferrini.
Un viaje
Del cachengue a la electrónica, todo es un viaje entre música y tragos para divertirse sin alejarse de la playa. “Es poco lo que se duerme porque los after están muy bueno y por cansada que estés, no te lo querés perder”, explica Matilda, de 19 años, y le pone nombre: Fomo (del inglés Fear of Missing Out), un concepto aquí muy de moda entre los chicos que es el miedo a que haya algo que esté muy bueno y no haber estado ahí para disfrutarlo: el show de un músico, la presencia de alguna celebridad o esa salida que los que participaron repetirán como inolvidable.
Y no les tiembla la mano para meterla en el bolsillo y pagar. Hay invitaciones y se buscan mucho. Las chicas, en general, tienen el guiño para ingresar sin pasar por la boletería. Antes de las 19 es gratis. Luego, una entrada a un after va desde los 10.000 a 20.000 pesos. Aunque en general hay un mecanismo que asegura acceso y consumo: se pagan por mesas, para grupos de 8, 10 o más personas. Pueden costar entre 400.000 y 800.000 pesos, monto que canjean luego por bebidas.
Esta movida, que en una primera quincena cuestionada por su rendimiento en el ingreso de turistas, mantuvo casi todas estas propuestas de diversión con demanda plena, tendrá su pico en esta segunda mitad del mes. Con más fechas de artistas, ya confirmadas, y también más ingreso de visitantes.
Se han visto noches imponente en términos de concurrencia. Babasónicos tocó gratis para casi 20.000 personas en Mute. Es la misma cantidad de público que se espera allí para este sábado, cuando toque Solomun, un clásico de cada verano y el DJ más esperado de esta temporada. Llegan turistas desde otros países, varios de ellos en aviones privados, para ver estos espectáculos. Un ticket básico, para ver con los pies sobre la arena a este artista top, rondaba los 120 dólares. Se conjuga en pretérito porque se vendieron todos hace más de un mes.
Esta noche de viernes se vivirá por allí la colorida fiesta Bresh, otro clásico de enero con sus personajes, maquillajes y souvenirs al paso. La grilla que, con respaldo de Budweiser, se estira este año hasta febrero con presencias de Agents of Time, Massano-Innellea y Mariano Mellino.
Ahí nomás, también al lado del Faro, están Helena Beach y Sonora Park. Esta semana está el Festival Picheo, de reguetón, trap y música urbana y el viernes será el turno del DJ John Digweed, otro protagonista frecuente de estas temporadas marplatense.
Y en Playa Grande se vive otro mundo paralelo. Bruto es allí lo más concurrido y superior en la noche, así como Ananá con sus after, más orientados a los de 17 y más de 20 años. Comandan esa movida que se complementa con Quba, en Escollera Norte.
Al lado del complejo Normandina, en playa pública, el after beach ya es improvisado, sin DJ ni barras, pero siempre multitudinarios. La bebida llega en heladeritas. La música, con grandes parlantes. Y la energía eléctrica suele estar garantizada por un generador portátil que llevan los mismos chicos y transportan varios metros por la arena. Todo vale con tal de divertirse. /La Nación