La frase generó una catarata de reclamos a la agencia publicitaria que puso al aire a la publicidad, en una época que era muy diferente a la actual. Los canales de televisión también fueron advertidos por el contenido de la pieza y la sacaron del aire.
Luego de un tiempo, la publicidad de la caña volvió, pero sin las palabras dichas por Sebré. A pesar de todo, el público empezó a reconocerla igualmente.
Esa popularidad que logró la llevó al camino como actriz en otros lugares. Por eso, incursionó en el teatro de revista, que en los 70 era muy fuerte en las tablas argentinas. Así, Sebré se desempeñó en el teatro Nacional, en el Maipo y en varios más.
También trabajó en cine y televisión. La actriz fue parte de los elencos de las películas Yo maté a Facundo, La malavida, El deseo de vivir, Disputas en la cama, La colimba no es la guerra, Venus de Fuego y Los poseídos de Satán.
En la pantalla chica, Sebré trabajó en El chupete, Humor redondo, Corrientes y Marrone, El Mundo del Espectáculo con Héctor Larrea, Teatro como en el teatro, entre otros programas, también de la TV por cable.
Sebré era la madre de Gabriela Oswald, que en la década del 90 fue protagonista de un caso muy mediático. La mujer tuvo un conflicto legal con su esposo, Eduardo Wilner, por la custodia de Daniela, la hija de ambos. /TN