Sábado 15 de Marzo de 2025, 14:29
La abogada ultraconservadora Úrsula Basset ha sido oficialmente designada como la nueva directora de Derechos Humanos de la Cancillería.Basset, especialista en derecho de familia, adopta una posición anti género y anti LGBTQ+, y se hizo conocida por su intervención a solicitud de la Casa Rosada en las posturas aislacionistas que tuvo el Gobierno ante la ONU y la OEA, donde “votó contra la presencia del Estado en el cuidado de las niñas, mujeres, pueblos indígenas o la coexistencia pacífica de los Estados.”
Su papel inicial como asesora fue promovido por la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, y el equipo de Santiago Caputo, con el objetivo de implementar una “batalla cultural” contra la llamada Agenda 2030 de desarrollo sostenible.
La resolución 71/2025 formalizó a Basset en su cargo este último viernes, y fue publicada en el Boletín Oficial, firmada por el canciller Gerardo Werthein.
La confirmación del cargo de Basset se produjo en un momento en que Argentina enfrenta una ola de críticas sin precedentes de organismos internacionales por sus posiciones más aislacionistas. A esto se suman los ataques de Milei contra las Naciones Unidas, su Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible y el Acuerdo de París contra el cambio climático. El Presidente sigue las posturas de Donald Trump y del israelí Benjamín Netanyahu.
El país ha recibido críticas y alertas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, de la Relatora de la ONU, de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y de Amnistía Internacional, todas áreas con las que deberá lidiar la especialista en derecho de familia.
A nivel local, la designación de Basset busca resolver el conflicto sobre quién debía firmar los documentos oficiales y asumir las posiciones argentinas en un contexto en el que aún no se ha anunciado la nueva estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, tras el despido de Mondino, que dejó numerosas áreas vacantes. Sin embargo, estos cambios se están llevando a cabo sin un anuncio formal y de manera discreta.
A pesar de no haber sido nombrada oficialmente, Basset ya actuaba como directora de Derechos Humanos desde hace meses, tras una serie de renuncias en el área.
Inicialmente, el manejo del sector estaba a cargo de la diplomática María Julia Lorenzo, quien fue designada por el secretario de "Culto y Civilización", Nahuel Sotelo.
Sotelo, a pedido de Karina Milei y Santiago Caputo, fue quien intervino en la Cancillería hasta el presente, en áreas centrales, a pesar de la relación directa y de confianza entre el canciller Werthein y Milei.
No tiene experiencia
El nombramiento de Basset es inédito porque sería la primera vez desde el retorno de la democracia que alguien que no es experto en derecho internacional de los Derechos Humanos, y que carece de experiencia multilateral, asume como directora del área de la Cancillería. Ese cargo siempre ha sido muy prestigioso y con una impronta internacional.
Como es sabido, Basset es experta en derecho de familia, que es otra rama del derecho. La Cancillería ha contado con grandes expertos como directores de Derechos Humanos, como los diplomáticos de carrera embajadores Leandro Despouy y Horacio Basabe, así como académicos como Horacio Ravenna y Mónica Pinto.
Además, un hito importante fue otorgar jerarquía constitucional a los principales instrumentos internacionales de derechos humanos en el artículo 75, inciso 22 de la Carta Magna, tras la reforma constitucional de 1994, temas con los que Basset está en desacuerdo.
Son conocidas las posturas de Basset en contra del aborto, de la perspectiva de género, de los derechos de la comunidad LGTBI, del cuidado como un derecho humano, y su defensa irrestricta de los llamados “discursos de odio” en las redes sociales, que justifica como parte del derecho a la libertad de expresión, en línea con lo sostenido por los integrantes de las Fuerzas del Cielo.
En otro sentido, el nombramiento de Basset también implica un corrimiento de Nahuel Sotelo del tema. El joven libertario había absorbido derechos humanos cuando fue nombrado secretario de Culto y Civilización, un cargo con un nuevo nombre que le permitía abordar temas de DD.HH.
Al analizar la nueva estructura de este Ministerio, publicada recientemente, se observa que el ajuste se produjo por la eliminación de la estratégica subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos, mientras se mantienen la Secretaría de Culto “y Civilización” y la Subsecretaría de Culto, ambas con funciones solapadas. /
Clarín