Lunes 07 de Abril de 2025, 13:48

José Alperovich y Mónica Farro
Las visitas íntimas, conyugales o "higiénicas" están permitidas para los presos en la Argentina, bajo ciertas condiciones.
Una visita conyugal es un período planificado en el que a un prisionero se le permite compartir varias horas o un día con una persona que lo visita, generalmente su cónyuge o consorte. Los involucrados pueden participar en actividad sexual.
En el caso del violador José Alperovich, las condiciones para este tipo de encuentros sexuales están fijados por las siguientes normas:
- Las visitas íntimas en los establecimientos penitenciarios federales de Argentina, como la cárcel de Ezeiza, están habilitadas. Para solicitarlas, se deben cumplir ciertos requisitos.
- Requisitos para las visitas íntimas:
Acreditar el vínculo entre las personas que desean visitarse
Tener una calificación de conducta de al menos 5 y un concepto de "bueno" de ambas partes
- Características de las visitas íntimas:
Los involucrados pueden participar en actividad sexual. En todos los espacios de visitas se deben cumplir las medidas sanitarias de cuidado dictadas por el Ministerio de Salud de la Nación.
La experiencia de Mónica Farro
La actriz Mónica Farro explicó cuáles son las características de estos encuentros íntimos.
En los cuatro años en los que Farro estuvo en pareja con Juan Suris, la mayoría de ese tiempo vivieron su relación con las rejas de por medio, ya que él estaba preso.. Tras festejar su cuarto mes de novios, el financista fue detenido acusado de liderar una banda de narcotraficantes y una asociación ilícita fiscal. Desde aquel entonces, la vedette decidió acompañarlo en el proceso judicial. A cinco años de su separación, ella reveló que para tener relaciones íntimas en prisión debía cumplir un turno e ingresar con determinada vestimenta.
“Es complicado, pero yo no lo sentí tan horrible. Los primeros dos años iba todos los meses, después ya no, iba cada tanto, cada seis meses, ya estaba desenamorada y mantuve la relación hasta que él saliera por códigos nada más; y cuando salió le dije: ‘Adiós, no te quiero ver más’”, contó la vedette en LAM (América) sobre cómo fue su relación con Juan Suris.
En ese sentido, afirmó que las visitas que ella realizaba las hacía por una gran necesidad de ver a su novio, ya que lo extrañaba. A pesar de esos sentimientos, llevarlas a cabo no era nada agradable tanto por las normas que se debían cumplir como así también por la peligrosidad que ello conllevaba, al estar rodeada de delincuentes. En su caso, visitaba el sector que denominó de “comportamiento”, donde el ambiente era “más calmo”.Al peligro y angustia que se atraviesa al momento de que un ser querido esté preso, se le suma la estigmatización social. Mónica lo vivió en carne propia, con cientos de críticas por mantener su noviazgo en aquellas condiciones. “Cuando me dicen ‘sucia’ por entrar a una cárcel a tener sexo, y sí, prefiero tenerlo con la persona que amaba en ese momento y no con cualquier persona afuera”, se sinceró.
Ante la curiosidad de Ángel de Brito sobre cómo se llevan a cabo las visitas íntimas en la cárcel, la vedette indicó que cada jornada de visita duraba ocho horas y dos de ellas podían ser utilizadas para mantener relaciones íntimas. Para eso se asignaba un turno que podía ser por la mañana, mediodía o tarde.
“Entrabas a un lugar en el que tenías seis piezas, creo, en donde tenés camas pero vos te llevás todo lo tuyo (sábanas, almohadas, etc.) y te armás el lugar. Más allá del sexo es un lugar a donde ibas a estar solo con tu pareja”, detalló.En cuanto al código de vestimenta para ingresar a la cárcel, la vedette indicó que se prohíben prendas como calzas, escotes, zapatos, botas, corpiño con aro, ropa negra, azul oscuro y calzado con cordones, con el fin de evitar elementos que podrían causar un daño en un supuesta pelea que se podría generar. Y si de violencia se habla en relación detrás de las rejas, a pesar de ser ajena a los delitos de quien era su novio, las amenazas también fueron hacia ellas, y recordó el momento en que el miedo la invadió: “Me llamó Juan y me dijo: ‘No salgas’. Cuando le pregunté qué pasaba me contestó: ‘Acá hay un quilombo pero no te preocupes que ya sabemos quiénes son los maridos y acá los hacemos mierd...’”.
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