Sábado 19 de Abril de 2025, 06:12
La muerte de Wilson Ruiz, un interno de 27 años alojado en el penal de Villa Urquiza, generó conmoción y reavivó las denuncias por apremios ilegales en contextos de encierro. Si bien los primeros informes oficiales atribuyen el fallecimiento a un cuadro de meningitis, su familia sostiene que fue consecuencia directa de una golpiza propinada dentro de la cárcel.
La investigación quedó en manos del fiscal Carlos Sale, quien ordenó aplicar el Protocolo de Minnesota, diseñado para esclarecer muertes en circunstancias potencialmente ilícitas.
El hecho ocurrió durante la madrugada del jueves 18 de abril. Ruiz cumplía una condena de tres años por robo. Su hermana, Melani Ruiz, denunció públicamente que el joven había sido brutalmente castigado por personal penitenciario luego de reclamar por un celular que, según la familia, había sido sustraído dentro del penal.
Tras una primera agresión el miércoles anterior, Ruiz fue trasladado a la Unidad 2, donde —aseguran sus allegados— volvió a sufrir malos tratos y fue encerrado en “el Chanchito”, un calabozo de aislamiento.
Ante la gravedad del caso, el juez de Ejecución Penal,
Gonzalo Ortega, ordenó en dos ocasiones —primero el 9 y luego el 17 de abril— que se tomaran medidas de resguardo, se verificara su estado de salud y se recopilaran pruebas médicas. Sin embargo, Ruiz falleció antes de que esas medidas pudieran garantizar su integridad.
La familia denunció que el cuerpo fue sometido a una autopsia sin su consentimiento ni notificación previa, impidiéndoles presentar un perito de parte. “Nos quitaron la posibilidad de controlar el procedimiento”, expresó Melani, quien agregó que cuentan con audios, imágenes y testimonios que confirmarían la agresión que habría sufrido su hermano.
Según fuentes judiciales, el informe preliminar de la autopsia descartó lesiones internas graves que pudieran haber causado la muerte. El examen indicó la presencia de lesiones leves, compatibles con heridas autoinfligidas, y señaló como posible causa del fallecimiento una infección por meningitis.
No obstante, para despejar dudas, el fiscal Sale dispuso que la causa se instruya conforme al Protocolo de Minnesota, que fija estándares internacionales en la investigación de muertes en custodia estatal.
Desde el Servicio Penitenciario de Tucumán confirmaron que los profesionales del Hospital Padilla también atribuyeron el deceso a una meningitis, y aseguraron que están a disposición de la Justicia para aportar la documentación requerida.
Por su parte, la familia de Ruiz desconfía de la versión oficial. “Están tratando de tapar el castigo que le dieron a mi hermano, que terminó con su vida. Vamos a acudir a los organismos de Derechos Humanos y no vamos a parar hasta que se sepa la verdad”, afirmó Melani Ruiz.
La muerte de Wilson Ruiz vuelve a poner en el centro de la agenda judicial las condiciones de detención en las cárceles tucumanas y el accionar del personal penitenciario. La causa está en etapa inicial, y la recolección de testimonios, pericias médicas y análisis de registros penitenciarios será clave para determinar si se trató de una muerte natural o si, como sostiene la familia, hubo responsabilidad estatal directa.