Domingo 04 de Mayo de 2025, 10:47

Víctor Manuel Tucho Fernández. Ángel Sixto Rossi, Vicente Bokalic y Mario Poli.
"Le pido una sola cosa, Padre: no voten otro hincha de San Lorenzo". El ruego, en tono distendido, lo recibe en Roma el cardenal argentino Vicente Bokalic Iglic durante un móvil de televisión. Del otro lado, quien eleva la súplica es la periodista Luli Trujillo, reconocida fanática de Huracán.
La cucarda de tener un papa cuervo se volvió motivo de orgullo y de chapa para los hinchas del Ciclón en estos doce años de Francisco, que alternaron entre la divina Copa Libertadores de 2014 y el Via Crucis institucional que atraviesa hoy el club. Pero Jorge Bergoglio fue más que solamente cuervo y argentino, fue un papa futbolero, que le dio lugar al deporte más popular del mundo.
Lo muestra el Museo Vaticano, que hizo una colección con los regalos que le llegaron de Boedo o desde la Selección Argentina. Pero también la infinidad de camisetas que le acercaron durante las visitas protocolares. Hasta Daniel Angelici le acercó una camiseta de Boca cuando fue presidente.
Mientras, el Consejo de Cardenales que llega a Roma debate, rosquea y hasta se opera para definir el próximo DT de la Iglesia debe continuar con las reformas que trajo Francisco o si retoma un camino conservador. Más importante aún: ¿será también futbolero el próximo Pontífice?
Juan Pablo II, al frente de la Iglesia entre 1978 y 2005, fue un Papa muy identificado con el deporte. No solo lo difundía como una vía para la educación, también lo practicaba. ´De joven había hecho voley, ciclismo o incluso se escapaba del Vaticano unas horas para practicar esquí en sus primeros años, según reveló su biógrafo, George Weigel.
Pero además fue un papa que jugó al fútbol. De joven estuvo en las inferiores del KS Cracovia de Polonia, club del que además fue hincha. En el documental "Juan Pablo II le habla al deporte" viejos amigos suyos mencionan que tenía condiciones como para jugar de delantero pero le gustaba atajar. ’Era el arquero’, tenía todas en contra el Papa", lo chicaneó alguna vez por eso Diego Maradona.
Juan Pablo II, junto a Gabriel BatistutaLa condición atlética influyó para su elección durante el cónclave del 78, tras el breve paso (casi un interinato) de Juan Pablo I, quien falleció a los 33 días de asumir el cargo de un ataque al corazón. Tras ese mal trago, los cardenales fueron por un candidato con buen estado de salud. No erraron, estuvo al mando de la Iglesia 27 años.
Unos meses antes de morir, en 2005, Juan Pablo II recibió al plantel del KS Cracovia, que retiró la camiseta N°1 del plantel a modo de homenaje. Eso si, no les trajo suerte: en casi tres décadas con el celular de Dios su hincha más famoso no les pudo gestionar un solo título.
Su sucesor fue el alemán Benedicto XVI. A él no le hizo falta hacer de gestor: era hincha del Bayern Munich, un equipo al que los títulos casi que se le caen de los bolsillos a pesar del desliz del último sábado.
Benedicto XVI no era abiertamente futbolero, aunque reconocía su rol social. “Como juego de equipo, el fútbol obliga a un ordenamiento de lo propio dentro del conjunto; une a través del objetivo común: el éxito y el fracaso de cada uno están cifrados en el éxito y el fracaso del conjunto", escribió en su texto de 1985 Suchen, was droben ist (Buscar lo de arriba).
En su época de cardenal se hizo amigo del entrenador Giovanni Trapattoni, durante el período entre 1994 y 1997 cuando dirigió al Bayern Munich. El DT contó que el Papa le regalaba libros para que estudie el idioma.
Benedicto fue jefe de la iglesia durante ocho años hasta 2013, cuando la Comisión Directiva le pidió la renuncia: “Me lo dijo Dios”, afirmó cuando le consultaron por los motivos de su alejamiento.
Benedicto XVI, con una pelota de fútbol.
Allí entró Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y socio número 88.235 de San Lorenzo. El club se movió rápido y capitalizó la llegada al trono de San Pedro de uno de sus hinchas. No solo a través de las redes sociales, también a partir de camisetas o banderas con su cara a lo largo de estos años. Incluso se anunció que el estadio que planea construir en algún momento en Avenida La Plata llevará el nombre de Papa Francisco.
El jesuita Bergoglio se hizo hincha del club fundado por el sacerdote salesiano Lorenzo Massa gracias a un equipo histórico: el histórico campeón de 1946 que formaba con Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino.
"Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo. Recuerdo aquellos días que pasé viendo a los futbolistas jugando y la alegría de nosotros, los niños, cuando regresábamos a casa: la alegría, la felicidad en la cara, la adrenalina en la sangre", comentó en alguna entrevista.
Sin Francisco en cancha, los cardenales deliberan sobre quién deberá ser el próximo en sentarse en el banco de suplentes vaticano. Como cualquier equipo que se queda sin DT, la danza de nombres rellena las horas mientras que de todos lados aparecen candidatos.
Hoy aparecen los nombres de los italianos Matteo Zuppi o Pietro Parolin, el filipino Luis Antonio Tagle, el ghanés Peter Turkson o el maltés Mario Grech. Pero un viejo axioma dice que aquellos que entran como papables al Cónclave suelen salir como cardenales, en una votación que tiene sus propias reglas y sus ritos intactos desde hace siglos. Y que suele favorecer a los tapados.
¿Y si la angelada Argentina mete un bicampeonato? Las chances son bajas, pero no nulas. Según las casas de apuestas, en 2006 Benedicto XVI pagaba 11 a 2.
De qué cuadro son los cuatro argentinos papablesSon cuatro los cardenales argentinos que participarán del Cónclave y, por lo tanto, tienen chances de ser elegidos. Aquí hay un detalle de continuidad o cambio con la línea de Francisco. Es que dos de ellos son de San Lorenzo.
El primero de ellos es el Arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli. Con un enfoque pastoral similar al de Francisco, es un promotor del diálogo. Tiene un vínculo cercano con el Cuervo: participó de la misa homenaje que se realizó en la Ciudad Deportiva del Bajo Flores en homenaje a los diez años de papado de Bergoglio en 2013.

Mario Poli, durante una misa en homenaje al papa Francisco, recibiendo su carnet de socio."Estoy acá porque soy de San Lorenzo", contó, en declaraciones recogidas por la web oficial del club. Allí le dieron un carnet honorario el entonces presidente Horacio Arreceygor.
El segundo de ellos es el cardenal Víctor Manuel "Tucho" Fernández, prefecto del Ddicasterio para la doctrina de la Fe y amigo personal de Francisco, fue uno de sus estrechos colaboradores. De jóvenes 62 años, es un hombre de pocas palabras y entrevistas. Sin embargo, en una de las pocas reveló un dato curioso: su apodo, "Tucho", viene de la vereda de enfrente: de un ídolo de Huracán.
Nacido en Alcira Gigena, una pequeña localidad en Córdoba, Fernández padre era fanático de San Lorenzo. Tanto era así que se volvía loco cuando perdía. En aquella época uno de los delanteros sensación en Parque Patricios era Norberto "Tucho" Méndez, interior de la Quema y la Selección que hizo 123 goles. Los amigos del trabajo del papá del cardenal solían cargarlo cuando Méndez les hacía goles al Ciclón en los clásicos.
"Soy de San Lorenzo como mi viejo. Y lo de Tucho viene porque siempre nos hacía goles y mi viejo se ponía como loco. Lo cargaban tanto que le quedó el apodo, y yo lo heredé", contó el ahora cardenal en una entrevista de 2014 con La Capital.
Pero más allá de los cuervos, hay otros dos nombres que están dando vueltas. Uno de ellos es el del cardenal Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba, jesuita y protegido de Francisco desde sus comienzos.
Consultado sobre si se veía como Papa, respondió con una humorada: "Como papa frita nomás", dijo antes de subirse al avión que lo llevó a Roma. Guiño del destino, al llegar a la ciudad se encontró con hincha de Belgrano de Córdoba y no pudo evitar sacarse una foto tapándose un ojo.
Ángel Rossi y un gesto con hincha de Belgrano.Es que el padre es fanático del Pirata, según confirman a Clarín desde la fundación Manos Abiertas, una organización que ayudó a levantar en 1992 y se dedica a distribuir alimentos y ropa entre la población más pobre. Su postura es clara: “Esperemos que no haya un cambio brusco y que aquel que suceda a Francisco tome su legado“.
El último papable argentino es Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, de ascendencia eslava y actualmente primado de Argentina. Trotamundos de la iglesia, brindó servicio pastoral en San Miguel, Buenos Aires, Corrientes o San Juan antes de derivar en Santiago.
Vicente Bokalic, el cardenal con más chances.El cardenal tiene una visión de la Iglesia muy similar a la del Papa Francisco. Su trayectoria eclesiástica está marcada por su dedicación a la pastoral social y su cercanía con las comunidades más vulnerables.
También es fanático del fútbol. En sus comienzos tuvo simpatía con Talleres de Remedios de Escalada o Lanús, los equipos del barrio donde se crió. Sin embargo, según contó en la entrevista con Trujillo es hincha de River Plate. "Yo soy de la banda roja, pero nos hermanamos con todos. No hay polémica", esquivó, conciliador, el cardenal.
Un hombre de diálogo. Lo que puede necesitar la iglesia en este momento: otro argentino futbolero para poner paños fríos y buscar consensos. /
Clarín
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