Falsos operativos, secuestros y amenazas: así actuaba la banda de narcopolicías tucumanos

Miércoles 07 de Mayo de 2025, 06:30

ESTRATEGIA. Las evidencias reunidas y expuestas en el juicio, revelaron la mecánica que usaban los uniformados para llevar adelante su actividad delictiva.



La estructura delictiva conocida como la “Banda de los narcopolicías” quedó una vez más expuesta durante el tercer juicio oral que enfrenta este grupo de ex uniformados tucumanos, acusados de secuestrar y extorsionar a personas presuntamente vinculadas al tráfico de estupefacientes. 

En la segunda jornada del debate, salieron a la luz nuevos detalles sobre el modus operandi utilizado por los acusados y la red de relaciones entre policías de diferentes fuerzas que, según la investigación, cometían los delitos bajo la fachada de operativos oficiales.

El caso que se juzga actualmente ocurrió el 18 de febrero de 2022. La víctima, identificada como P.N., trabajaba en su finca de la localidad de Leales cuando fue abordada por seis personas que se presentaron como efectivos policiales. Alegando realizar un allanamiento, lo redujeron, le colocaron esposas y lo amenazaron con “armarle una causa” por tener plantas de marihuana, salvo que entregara dinero. El productor accedió, entregó $ 200.000 y un Fiat Palio Weekend para que lo dejaran en libertad.

Días más tarde, al ver en medios locales imágenes de un asalto en Famaillá protagonizado por uniformados, P.N. reconoció a uno de ellos e hizo la denuncia. Así comenzó la investigación encabezada por el fiscal federal Agustín Chit, que desembocó en la detención de Ricardo Rodríguez, Martín Romano, José Villa, José Gallo y Eduardo Agüero. Daniel Villardón fue identificado como otro integrante del grupo, pero hasta el momento permanece prófugo.

La causa reveló que este no era un hecho aislado: los acusados integrarían una organización que seleccionaba como víctimas a personas relacionadas con el comercio de drogas para secuestrarlas y extorsionarlas. Los investigadores encontraron similitudes en al menos tres hechos ya judicializados: además del caso del productor, se juzga el secuestro de un taxista con vínculos con un transa de la capital y el asalto a un supuesto narco de Famaillá.

En todos los casos, el patrón se repite: irrupciones armadas, amenazas, traslados forzados en vehículos y exigencias de dinero o droga a cambio de la liberación. Incluso, en dos de los episodios, los secuestradores estacionaron para realizar las “negociaciones” en puntos estratégicos cerca de dependencias policiales. En uno de ellos, en la plaza del barrio Jardín, a escasos metros de la base de Homicidios y la Jefatura de Policía.

Según las pruebas recolectadas, los implicados mantenían contactos frecuentes. Un testigo reveló que Villa se comunicó con Luciano Campos —otro ya condenado— para preguntarle cuándo harían “otro trabajo”. Ya han recibido condenas previas los policías federales Gonzalo Lagoria y Néstor Medina, así como también efectivos provinciales como Jonathan Díaz y Gustavo Fernández, por hechos similares.

Durante la audiencia del martes, José Villa —único acusado en este juicio que decidió declarar— aseguró que es inocente. Admitió haber estado en el campo de la víctima, pero por orden de un superior, para localizar a un prófugo. “Hace casi tres años que estoy detenido por algo que no hice. La víctima y sus parientes no dijeron toda la verdad”, expresó frente al tribunal.

El juicio continuará el lunes 19 de mayo y se espera que en esa semana se dicte el veredicto. La Fiscalía sostiene que las pruebas demuestran un patrón sistemático de abusos de poder y extorsión por parte de los acusados, quienes, valiéndose de su condición de policías, habrían utilizado la estructura del Estado para cometer delitos.

Este proceso judicial vuelve a poner en el centro de la escena el debate sobre la infiltración del narcotráfico en las fuerzas de seguridad de Tucumán, una problemática que suma capítulos oscuros y exige respuestas institucionales urgentes.