Miércoles 07 de Mayo de 2025, 13:50

La elección de Pío XII sigue destacándose como una rareza en la historia de los cónclaves modernos.
En más de un siglo de historia moderna de la Iglesia Católica, solo una vez se alcanzó la elección papal en tiempo récord: el 9 de octubre de 1958. Ese día, el cónclave concluyó con fumata blanca tras apenas una jornada de deliberaciones. El elegido fue el cardenal italiano Eugenio Pacelli, quien se convertiría en el Papa Pío XII.Este hecho inusual marcó un hito difícil de repetir. Pacelli obtuvo la mayoría requerida en la tercera votación del día, algo que, hasta la fecha, no volvió a suceder. La rapidez con la que fue elegido contrasta con la tradición del cónclave, un proceso deliberativo cuidadosamente diseñado para promover el discernimiento y la oración entre los cardenales electores.

La famosa chimenea de la Capilla Sixtina —desde donde se anuncia al mundo la decisión del colegio cardenalicio— fue utilizada por primera vez en 1939, durante la elección de Pío XII. A partir de 2005, con el avance de la tecnología, el Vaticano comenzó a utilizar productos químicos específicos para garantizar que el humo sea claramente negro o blanco, sin dar lugar a confusiones.
En las últimas décadas, el proceso ha vuelto a extenderse. Cuando fue elegido el papa
Francisco en 2013, por ejemplo, la primera jornada cerró con una
fumata negra alrededor de las 20:00. Sin embargo, la elección se concretó al día siguiente, apenas
24 horas después del inicio del cónclave. Lo mismo ocurrió en 2005, con la elección de
Benedicto XVI.El caso de Karol Wojtyla —el Papa
Juan Pablo II— en 1978, llevó un poco más de tiempo: fueron necesarios ocho escrutinios, extendidos hasta la tercera jornada del cónclave.
Así, la elección de Pío XII sigue destacándose como una rareza en la historia de los cónclaves modernos. /
La Gaceta
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