Sábado 31 de Mayo de 2025, 09:31
Un termo entre un cabrito, en el puesto 174 de Abdala Carnicería. Los carteles azules de Pepsi marcando territorio en los locales más reconocidos, como el de Pedrito, donde el kilo de paleta se ofrecía a 80 pesos. En los puestos 105 y 106 de Alonso, los lechones, cabritos y corderos colgaban como emblemas de otro tiempo.
Los precios, una cápsula del pasado: salamines a 100 pesos, chorizo colorado a 30, el kilo de salchichas “Viena” a 240. En Leo, prepizzas a 40 pesos, humitas y tamales de Simoca, y tres presas de pollo por 130. Camperones en Mostacho, remeras de piqué en Bar Laura. Una señora tucumana guardando el vuelto en Fadel, otra con capelina y changuito en Tu Frutal. Dos chicas charlando en El Rey del Zapallo. Las ofertas tentadoras de carnes en La Estrella.
Del puesto 156 al 159, Rojano: una de las mejores carnicerías de la provincia. Gente haciendo fila para llevarse carne. Lengua sin gañote, un combo de dos kilos de asado de tira más dos kilos de chorizo por apenas 320 pesos. La pescadería Corroto. La bandera de San Martín flameando en una verdulería. Las cargadas con el puestero fanático de Atlético. Las pizzas de Dug, los mordiscos en El Mordisco, Yeyo, las milanesas, los kipes de Bessone.
Un joven detrás de una montaña de tamales y batatas Arcor. El Mercado del Norte en todo su esplendor: imágenes de otro país, de otra economía, de un Tucumán que fue y que, de algún modo, sigue siendo. Imágenes de puestos y de laburantes. De pueblo. De comida popular. De industria nacional. Postales que compartió Luyggy Helguera, postales que un viernes por la noche vuelven a la memoria, como un perfume viejo que nunca se va del todo.