Miércoles 04 de Junio de 2025, 07:22

DESASTRE AMBIENTAL. El pozo petrolero abandonado colapsó hace dos años y desde entonces, contamina toda la zona sin que se tomen medidas para evitarlo.
En el municipio de Pichanal, al norte de Salta, un desastre ambiental se extiende sin control desde hace más de dos años. En lo que alguna vez fue la plataforma petrolera Olmedo 10, hoy solo queda un cráter humeante, convertido en una especie de caldera natural que expulsa gases, lodo y líquidos contaminantes de forma incesante, sin que la empresa responsable —Presidente Petroleum S.A.— ni las autoridades hayan adoptado medidas efectivas para contener el daño.El camino de tierra que lleva a Lomas de Olmedo culmina en una escena desoladora. El lugar donde se alzaba la plataforma petrolera colapsó completamente. En su lugar, hay un lago espeso de barro burbujeante que emite un penetrante olor a hidrocarburos. Los alrededores presentan vegetación calcinada, cemento revuelto con lodo, y un ruido constante, similar al de un motor encendido sin pausa.
“Todo esto se hundió. El pozo rebalsó en líquidos, gases y barro. Esto empezó hace dos años. Y en 2023 fue el punto de quiebre: ese año se murieron entre 70 y 80 animales. Ahora ya son más de 300”, denuncia
Aureliano Reyes, productor afectado de la zona. Reyes asegura que la contaminación del agua mató a la mayoría del ganado —en su mayoría vacas— y que ya no puede trabajar la finca como antes.
A pesar de que el área está cercada, los gases tóxicos se expanden con el viento, y durante las mañanas frías, los vapores se asientan a ras del suelo, cubriendo la zona con una niebla venenosa. “El olor es insoportable. Da dolor de cabeza y es imposible respirar sin máscara”, relata Reyes.
Uno de los episodios más graves ocurrió recientemente: un trabajador rural falleció tras permanecer internado 31 días. Aunque no hay diagnóstico oficial, los vecinos aseguran que sus síntomas eran similares a los que afectaron al ganado: deshidratación, debilidad y decaimiento.Los testimonios de los pobladores coinciden: la empresa no ha vuelto a la zona ni ha implementado acción alguna. “Presidente Petroleum dijo que vendría, pero no hay nadie. Solo vinieron una vez, sacaron unas fotos y desaparecieron. No hay operarios ni maquinaria”, denunció
Ramón Corbalán, otro vecino afectado.
El impacto económico también es devastador: toda la producción agropecuaria de la zona se perdió. “La tierra está inutilizada. Hay animales muertos por todos lados. Esto no es una pérdida menor, es una catástrofe. ¿Quién se hará cargo?”, insistió Corbalán.
Unas 48 familias residen a menos de 10 kilómetros del pozo colapsado, y temen por su salud, sus animales y el medio ambiente. Los vecinos exigen que intervenga con urgencia el Gobierno provincial, la Secretaría de Ambiente, Defensa Civil y equipos técnicos que realicen estudios serios sobre los efectos contaminantes de Olmedo 10.
“El pozo está fuera de control y la situación empeora cada día”, advirtió Aureliano Reyes. Mientras tanto, el cráter continúa activo, el barro burbujea sin pausa, y los pobladores siguen esperando que alguien escuche sus reclamos, mientras el Estado permanece ausente.
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