Jueves 05 de Junio de 2025, 07:53
Lo recuerdan como un joven de vocación profunda. Cuando estalló la guerra, el fatídico 7 de octubre de 2023, Alon estaba de vacaciones en Europa con su novia y amigos. “No dudó un segundo en subirse al primer vuelo y presentarse directamente en su unidad de reservista”, señaló Schilman. Allí permaneció casi cinco meses seguidos, ganándose el cariño de sus compañeros.
Según su primo, Alon estaba siempre guiado por el bien común y tenía una visión muy clara sobre su responsabilidad como soldado. “Si todos pensáramos que con lo que hicimos en el servicio cumplimos y ya es suficiente, Israel desaparecería”, le dijo en una charla franca.
Luego de más de 300 días de servicio en la reserva —que lo llevó desde Gaza hasta el Líbano—, Alon mantenía el optimismo. En algún momento, la prolongada estadía como reservista comenzó a pesarle, y un día explotó: “¡Basta! ¿Cuánto durarán las guerras?”, exclamó. Sin embargo, jamás se rindió, según cuenta Golberg, tío segundo de Alon.
Golberg relata que los compañeros de brigada lo recuerdan como el alma del grupo y lo describen como “el pilar del equipo: divertido, ingenioso y lleno de corazón”. Según le contaron, siempre estaba con una gran sonrisa y hacía chistes “para alegrar el corazón”.
Además, señala que incluso en la tercera ronda, después de más de diez meses de servicio, Alon no perdía el buen humor ni pensaba en abandonar. Para él, la reserva era “un lugar para proteger su hogar”. “No es que no estuviera cansado —porque lo estaba, como todos nosotros—, pero la sonrisa nunca abandonó su rostro”, destacaron sus compañeros, según Golberg.
Amit, Tomer y Daniel, amigos cercanos del soldado, lo describen como un joven “vivaz”. “Era un genio, lo sabía todo”, contaron a medios locales, y agregaron que le decían el “profesor” del grupo.
“Le encantaba recibir a las visitas con entusiasmo y buena comida, como corresponde a un verdadero argentino”, relatan sus amigos desde Israel. Además, recuerdan a Alon como el poeta del equipo. “Sacaba la guitarra, adaptaba un coro a cada situación y nos contagiaba a todos con canciones que quedarán para siempre en nuestra memoria”, concluyen.
Era un firme defensor de los animales y no dudaba en actuar cada vez que veía alguno en peligro. “Cada vez que podía, rescataba un perrito de la calle y lo adoptaba”, recuerda Golberg, destacando su sensibilidad y su compromiso silencioso con los más vulnerables.