Martes 08 de Julio de 2025, 07:55
Aunque el uso de
apodos afectuosos en una pareja suele interpretarse como una expresión de ternura, algunos expertos advierten que
ciertos términos pueden estar vinculados a dinámicas relacionales problemáticas. Según el
psicólogo estadounidense Mark Travers, egresado de las universidades de Cornell y Colorado en Boulder, existen expresiones que, lejos de fortalecer el vínculo, podrían funcionar como
mecanismos de evasión emocional.
En una entrevista publicada por el medio Psychology Today, Travers explicó que el lenguaje afectivo estimula la
liberación de oxitocina —hormona asociada al apego y la conexión emocional—, pero también puede generar una cercanía aparente cuando no hay un
compromiso real de fondo.
El especialista identificó
tres apodos que, usados de manera poco consciente, podrían indicar vínculos con
escasa profundidad emocional o con dificultades en la comunicación: “bebé”, “cariño” y “ángel”.
“Bebé” o “nena”En etapas iniciales de una relación, llamar a la pareja “bebé” o “nena” puede parecer un gesto romántico. Sin embargo, Travers sostiene que estos términos activan mecanismos cerebrales de apego que podrían generar una ilusión de intimidad prematura. “Este tipo de lenguaje puede hacer que una persona sienta una conexión emocional sin que exista aún una base sólida de confianza o compromiso genuino”, afirmó.
Según el psicólogo, en algunos casos, estos apodos actúan como un “disfraz” emocional que evita la exposición de la vulnerabilidad real, un elemento clave para la construcción de vínculos duraderos.
“Cariño”El término “cariño”, aunque ampliamente aceptado como afectuoso, puede ser utilizado para suavizar tensiones sin atender el fondo de un conflicto. Travers señala que expresiones como “no te preocupes por eso, cariño” pueden desestimar las emociones del otro o minimizar sus preocupaciones.
Este patrón se asocia a la llamada infantilización emocional, una dinámica en la que uno de los miembros de la pareja es tratado como frágil o irracional, dificultando la validación de sus necesidades. Con el tiempo, esta conducta podría afectar la autoestima y el bienestar emocional de la persona que la recibe.
“Ángel”Por último, Travers advierte sobre el uso de “ángel”, especialmente tras discusiones o momentos incómodos. En estos casos, el apodo suele funcionar como una estrategia de apaciguamiento emocional. “Frases como ‘mi ángel, no te enojes’ pueden sonar reconfortantes, pero muchas veces son un intento de evitar el conflicto en lugar de resolverlo”, explicó.
El uso reiterado de estas expresiones como mecanismo de contención emocional, sin acompañarse de un trabajo genuino sobre los desacuerdos, podría generar un desgaste progresivo en la relación, señaló el especialista.
Travers concluyó que el lenguaje cariñoso, lejos de ser negativo por sí mismo, debe estar alineado con una comunicación abierta y un compromiso emocional real. De lo contrario, puede convertirse en una barrera para el desarrollo de una intimidad auténtica.