Martes 08 de Julio de 2025, 07:42
Cuando las temperaturas caen, la cama se vuelve uno de los espacios más codiciados de la casa. Y no solo por las personas.
Muchos perros también buscan ese rincón cálido, mullido y lleno de afecto para pasar la noche. Por eso, no es raro que los dueños compartan el colchón con sus mascotas.
La escena puede parecer inofensiva e incluso beneficiosa: ambos se abrigan mutuamente, se sienten acompañados y descansan en paz.
De hecho, los especialistas coinciden en que dormir con un perro puede aportar tranquilidad, reducir el estrés y favorecer el sueño.
Dormir con tu perro en la cama otorga la sensación de seguridad y confort. Su calor corporal es ideal para combatir las noches frías.
Sin embargo, este hábito tan común también tiene su lado B. Los veterinarios y expertos en sueño advierten sobre posibles problemas de salud, interrupciones en el descanso y riesgos para personas con alergias.
Conocer estos factores es clave para tomar una decisión informada y cuidar tanto el bienestar del animal como el del humano.
Beneficios de dormir con tu perro
Compartir la cama con un perro puede mejorar el bienestar emocional. Estudios coinciden en que la compañía canina ayuda a reducir los niveles de ansiedad y a crear un entorno más relajado.
Incluso puede favorecer la conciliación del sueño y mejorar la calidad del descanso.
Desde lo físico, su calor corporal funciona como un abrigo natural, ideal para las noches más frías.
El simple hecho de tener a tu mascota cerca puede generar una sensación de compañía y reducir la percepción del frío.
Además, el vínculo afectivo se fortalece al compartir momentos de intimidad y descanso.
Riesgos a tener en cuenta
Aunque puede parecer una costumbre inofensiva, dormir con tu perro puede implicar ciertos problemas. Uno de los principales es la higiene.
Las mascotas pueden traer suciedad o parásitos del exterior, lo que representa un riesgo para la salud.
También hay que considerar que sus movimientos durante la noche pueden interrumpir el sueño.
Las personas con alergias o sensibilidad respiratoria podrían verse especialmente afectadas.
El pelo del perro y las partículas que transporta pueden empeorar los síntomas.
Además, si el perro es muy pequeño, anciano o tiene dificultades para moverse, puede sobrecalentarse entre mantas o no lograr salir de la cama con facilidad. En invierno, esto puede derivar en incomodidades e incluso accidentes si no se toman recaudos.
Recomendaciones prácticas
Si decidís compartir la cama con tu perro, hay ciertas precauciones que debés considerar.
La primera es asegurarte de que esté limpio, desparasitado y con buen estado de salud.
También es importante establecer límites claros: definir un sector específico para él y no permitir que invada todo el espacio de descanso.
Por otro lado, si preferís que duerma en su propio espacio, podés ofrecerle una cama abrigada, alejada de corrientes de aire y con mantas térmicas. Incluso una camita elevada puede ayudar a aislarlo del suelo frío. De esta manera, cuidás su salud sin resignar tu propio descanso.
Dormir con tu perro puede ser una experiencia hermosa, sobre todo en invierno.
El calor, la compañía y el vínculo afectivo se potencian en ese espacio compartido.
Sin embargo, también hay factores que no deben subestimarse.
La higiene, el descanso y la salud de ambos son clave para que el momento sea realmente placentero.
La decisión final depende de vos, de tu estilo de vida y de las necesidades de tu mascota.
Ya sea compartiendo la cama o con cada uno en su lugar, lo importante es garantizar un descanso seguro, cálido y reparador para los dos. /Ámbito