Lunes 14 de Julio de 2025, 09:30
Un episodio de extrema violencia ocurrió en la ciudad de Bermejo, en el límite fronterizo con Aguas Blancas, en la provincia de Salta, y dejó al descubierto la tensión social creciente entre comerciantes locales y supuestas bandas delictivas que operan a ambos lados de la frontera entre Bolivia y Argentina.El hecho se desató luego de que una mujer, oriunda de la provincia de Tucumán, fuera acusada de integrar una organización dedicada a cometer robos en la zona. Lo que siguió fue un castigo público a plena luz del día, frente a testigos, cámaras encendidas y policías que, al menos en un primer momento, optaron por no intervenir.
Según lo publicado por el portal Diario Panorama y en base al relato de la víctima del robo, todo comenzó cuando un grupo de personas ingresó a su comercio haciéndose pasar por clientes.
Mientras algunos distraían su atención, otros aprovecharon para sustraer un bolso con una suma de dinero considerable: unos 5 millones de pesos argentinos, en base a El Tribuno de Salta. En segundos, el botín fue transferido de mano en mano hasta desaparecer entre la multitud. La fuga fue rápida y limpia, sin dejar rastros.
Pocas horas más tarde, una mujer fue localizada en un sector conocido como La Petrolera, en las afueras de Bermejo. En ese lugar, comerciantes locales, alertados por la sospecha de que se trataría de una de las autoras del robo, la interceptaron y comenzaron a golpearla.
El grupo, cada vez más numeroso, la despojó de sus prendas hasta dejarla en ropa interior, le cortó el cabello con cuchillos y tijeras improvisadas y la arrastró por la vía pública. No solo eso: varios testigos aseguraron que le exigían a gritos que devolviera el dinero.
En medio del ataque y según los testimonios recogidos en el lugar, había policías en la zona que no intervinieron de inmediato. Fue recién cuando la situación se desbordó que la mujer fue rescatada por los agentes y trasladada a la comisaría local, donde quedó detenida y su situación procesal debía ser definida por la Fiscalía en un plazo máximo de 72 horas.
En paralelo, se presentaron más denuncias en contra de la aprehendida por parte de más comerciantes, quienes aseguran que la sospechosa habría participado en otros robos similares en el último tiempo.
La escena fue registrada por múltiples celulares y las imágenes se viralizaron rápidamente en redes sociales. En ellas se ve con claridad el grado de violencia al que fue sometida la sospechosa.
En diálogo con medios radiales locales, la dueña del local robado expresó su malestar por la desigualdad que, a su entender, enfrentan las víctimas. “Esta mujer va a tener tres abogados: uno de oficio, uno del Consulado argentino y otro de Derechos Humanos, mientras yo tengo que pagar uno para poder denunciar”, señaló con indignación.
Los familiares de la detenida denunciaron que fue víctima de tortura. Reclamaron garantías para su integridad física y exigieron que se respete el debido proceso, más allá de las acusaciones que puedan recaer sobre ella. Ante la repercusión del caso, el Consulado argentino en Bolivia tomó intervención, según el portal Diario Panorama.