La Argentina es el país que más resiste la vuelta a la oficina

Lunes 21 de Julio de 2025, 06:25

Solo una de cada cuatro empresas exige asistencia total a la oficina. Mientras en países como Perú o Colombia la oficina volvió con fuerza, en Argentina el modelo híbrido sigue firme.



Mientras en una buena parte de América Latina el regreso a la oficina ya es una realidad cotidiana, el panorama argentino muestra una dinámica distinta. Según el informe "El Futuro del Trabajo en América Latina", elaborado por JLL, el 58% de las compañías en la región exige a sus equipos que trabajen de forma presencial los cinco días de la semana. En Argentina, ese esquema solo se aplica en una de cada cuatro empresas.

El contraste es fuerte si se lo compara con países como Perú, donde la presencialidad completa alcanza al 80% de las compañías, o Colombia, donde sube al 72%. En Brasil es del 60% y en México, del 54%. En Argentina, en cambio, el modelo híbrido sigue siendo mayoría y el regreso total no termina de imponerse.

Presencialidad al 100%

Desde Olivia, una consultora especializada en transformación organizacional, vienen siguiendo de cerca esta discusión. Para ellos, el problema no es el regreso a la oficina en sí, sino la forma en la que muchas empresas lo plantean. "El valor de la presencialidad no está en controlar, sino en lo que puede aportar para construir un buen espacio de trabajo, generar conversaciones importantes y conectar con algo más que una lista de tareas", dijo Ezequiel Kieczkier, CEO de la firma.

Para muchos trabajadores, especialmente los más jóvenes, el regreso obligado puede leerse como una pérdida de autonomía. Si la empresa no ofrece un motivo claro ni una experiencia laboral que valga la pena, el compromiso se diluye. Y eso, tarde o temprano, impacta.

Las dos caras del regreso a la oficina

En América Latina muchas empresas se mueven entre dos modelos opuestos: mientras unas exigen la asistencia diaria, otras mantienen el trabajo remoto sin límites. Sin embargo, para la consultora ninguno de esos extremos funciona bien si no hay una cultura organizacional sólida y un propósito compartido que dé sentido al modo de trabajo.

Según Alberto Bethke, socio fundador de Olivia, el problema está en cómo se implementa la política adoptada, ya que imponer reglas sin diálogo ni adaptación genera resistencia y confusión dentro de las organizaciones. Las compañías que enfrentan este dilema suelen presentar dificultades para equilibrar las necesidades del negocio con las expectativas de sus empleados.  /El Cronista