Domingo 27 de Julio de 2025, 06:13
Un control de rutina realizado en el barrio Soldado Tucumano, en Banda del Río Salí, expuso una preocupante postal del creciente tráfico ilegal de fauna silvestre en la provincia. Durante el operativo, la Policía halló en la mochila de un hombre tres tortugas semiacuáticas, ocultas dentro de un recipiente plástico. Aunque pueda parecer un hallazgo menor, el episodio refleja una tendencia alarmante: el comercio clandestino de animales protegidos continúa en aumento y se diversifica cada vez más.Las tortugas decomisadas están amparadas por la Ley Provincial 6.292, que protege la flora, la fauna y los suelos. Tras el procedimiento, los animales fueron derivados a la sede de Recursos Naturales de la Provincia, donde serán evaluados por especialistas.
Pero este hecho puntual no es aislado. Según datos aportados por el comisario
Miguel Amaya, jefe de la División de Delitos Rurales y Ambientales N°1 de Burruyacu, en lo que va de 2025 se rescataron 1.581 aves silvestres, frente a las 962 del año pasado. El aumento interanual del 64% evidencia tanto un incremento en la actividad delictiva como una intensificación de los operativos.
“El mercado negro siempre existió, pero cambiamos la metodología de trabajo. Además, hoy la gente se anima más a denunciar de forma anónima”, explicó Amaya. Las denuncias ciudadanas han sido clave para desbaratar redes de comercialización ilegal. En varios allanamientos, la Policía encontró viviendas que funcionaban como centros de acopio, con más de 250 aves enjauladas en condiciones deplorables.
Las especies más traficadas son reinas moras, cardenales, jilgueros, catas, loros, petiteros y lechuzas. Se las captura con trampas en áreas silvestres y se las vende en el mercado negro por cifras que van desde los $30.000 a más de $100.000, según la especie y su capacidad de canto.
También se detectaron casos de tráfico de especies exóticas de alto valor. “Hace poco interceptamos una boa constrictor que viajaba como encomienda en la bodega de un colectivo. Su destino era Buenos Aires y su valor supera el millón de pesos”, advirtió Amaya. Además, en operativos recientes se encontraron gekos, linces, osos meleros, lampalaguas y gatos del monte, todos con distintos grados de protección legal.
Una vez incautados, los ejemplares son trasladados a El Cadillal, donde un equipo interdisciplinario liderado por Alicia Ibarra, licenciada en Ciencias Biológicas, se encarga de su rehabilitación y eventual reinserción.
“La mayoría de las aves llega en pésimas condiciones: hacinadas en jaulas diminutas, deshidratadas, muchas aún atrapadas en las trampas”, relató la especialista. En el caso de las lechuzas, la situación es crítica. “Suelen presentar fracturas en las alas. Muchas veces hay que sacrificarlas porque el daño es irreversible”, lamentó.
Los mamíferos, por su parte, requieren tratamientos más complejos y extensos. Algunos son derivados a reservas como Horco Molle, donde se evalúa su reinserción en la vida silvestre tras pasar por un riguroso protocolo de recuperación.
Desde la Policía y las áreas ambientales hacen un llamado a la población: tener animales silvestres como mascotas es ilegal, y quienes los posean deben comunicarse al correo
dfaunasilvestre@gmail.com. Para denunciar su comercialización, incluso de forma anónima, se puede escribir a
delitosrurales@policiadetucuman.gob.ar.
La lucha contra el tráfico ilegal de fauna continúa, pero requiere el compromiso de todos. Como remarcan desde la división ambiental: sin denuncias, no hay delitos registrados; sin registros, no hay operativos; y sin operativos, los traficantes siguen ganando terreno.