Domingo 27 de Julio de 2025, 10:06

A dos meses y medio del accidente, el chico de 17 años lucha todos los días para estar mejor.
A 76 días del accidente que marcó un antes y un después en su vida, Matías Bottoni volvió a encontrarse con el agua.
El joven nadador rosarino, que sufrió una grave lesión en la quinta vértebra cervical mientras entrenaba en el Parque Olímpico de Buenos Aires, está en plena etapa de recuperación en una clínica de San Jerónimo Sud. Y esta semana se sumergió nuevamente en una pileta.
Fue una decisión compleja que Bottoni tuvo que tomar por sí solo y enfrentando traumáticos recuerdos.
La pileta, escenario habitual de su vida deportiva, hoy también representa el lugar donde comenzó su desafío más difícil. Con el acompañamiento terapéutico del equipo del Centro Aprepa, logró dar ese primer paso. Se animó el martes y repitió la experiencia el jueves, iniciando la hidroterapia como parte de su tratamiento.
El momento no estuvo exento de sensaciones encontradas. Volver al agua después de tanto tiempo fue una experiencia extraña. El cuello ortopédico, las vendas y la falta de costumbre sumaron incomodidad, pero nada impidió su determinación.
“Es un avance importante”, dijo su mamá Valeria, quien siguió todo a la distancia, ya que solo el personal médico puede ingresar a esas áreas. La kinesióloga del centro fue su principal apoyo durante el proceso. La readaptación al agua implica un enorme cambio y también un reto emocional y físico.
El mes de julio trajo consigo obstáculos adicionales. Algunas complicaciones de salud afectaron el ánimo del joven y de su entorno más cercano. Extraña su hogar, los entrenamientos y compartir momentos con los suyos. Sin embargo, a pesar de la nostalgia y las dificultades, su voluntad no cede. La reaparición en la pileta fue como un respiro dentro de una rutina exigente que incluye rehabilitación diaria, sesiones con psicólogos y el constante respaldo familiar.

Matías Bottoni, el nadador que sufrió un grave accidente.Su mamá Valeria, su papá Luciano y su novia Martina) son su núcleo de contención. Junto a ellos, su hermano Juani también forma parte de ese apoyo imprescindible. En medio de este proceso, Matías encontró incluso momentos para expresarse dibujando gracias a un cuaderno y lápices que le compró su madre.
El entorno no deja de sostenerlo. Su historia sigue presente en quienes lo conocieron o se conmovieron con su situación. Desde su club, desde Rosario y hasta de otros países, las muestras de afecto no se detienen. Una mujer mayor, Susana, de 85 años, lleva un cuaderno donde registra cada avance del nadador y hasta logró hablar con él por teléfono, emocionada.
También hubo gestos simbólicos, como una bandera firmada por el equipo nacional de natación en su viaje a Estados Unidos y sesiones de reiki desde Uruguay. Todos estos mensajes llegan como pequeñas fuerzas que lo impulsan a seguir adelante.
Matías Bottoni junto a su padre y su hermano.Matías no enfrenta este camino solo. Tiene a su familia, a su gente, y a un enorme grupo que, a la distancia, sigue acompañándolo paso a paso. /
Clarín
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