Un perro de la Policía de Tucumán ganó un certamen nacional de canes detectores de drogas

Lunes 28 de Julio de 2025, 05:41

EN ACCION. El animal de seis años sorprendió a los jueves del concurso nacional.



En apenas seis años, Lebrón ya es una leyenda dentro de la fuerza policial tucumana. El pastor belga malinois, entrenado por la Dirección Drogas Peligrosas Oeste (Didrop), acaba de consagrarse como el mejor can detector de narcóticos del país en una competencia nacional celebrada en Santiago del Estero. Su victoria no solo fue motivo de celebración para sus guías y superiores, sino también un orgullo institucional para la policía provincial.

El certamen fue organizado por RSV Global a comienzos de julio, y reunió a decenas de binomios de todo el país. Tucumán viajó representado únicamente por Lebrón, acompañado por sus entrenadores: el cabo 1° Luis Camelli y el sargento Walter Reinaga. No era la primera vez que competía: en 2022 había alcanzado el segundo puesto en Córdoba. Esta vez, regresó por la revancha… y la consiguió.

Durante los tres días de pruebas, los canes fueron evaluados en obediencia, trabajo sin correa, y detección precisa de sustancias. En uno de los ejercicios clave, cada animal debía identificar en cinco minutos tres sustancias positivas ocultas entre distractores. Lebrón lo hizo en apenas un minuto y medio, con exactitud quirúrgica. “Les ponen distractores con olores similares a la cocaína y marihuana. Un perro sin buen entrenamiento suele confundirse. Lebrón no falló en nada”, contó Reinaga con visible orgullo.

Los jueces quedaron impactados por su desempeño y no dudaron en colgarle la medalla dorada al cuello. Fue el primer puesto del Nivel II, y con ello, una clara señal de que está listo para desafíos mayores. La próxima cita será en Rosario antes de fin de año.

“Para él es un juego, una búsqueda del tesoro”, explicaron sus guías sobre el método de entrenamiento. Desde cachorro, Lebrón fue entrenado para identificar olores mediante juguetes impregnados con esencias similares a las drogas. Así, a través del juego y el estímulo positivo, desarrolló un olfato implacable.

Pero detrás del éxito hay mucho más que juego. Hay rutina, disciplina, cuidado. Lebrón vive y entrena en el predio de la Didrop en Simoca junto a otra perra, Luna. Los adiestradores destacan no solo su capacidad olfativa, sino su temperamento equilibrado y su socialización constante. “Lo sacamos a pasear, lo llevamos a distintos escenarios para que no se estrese cuando trabaja”, señalaron.

La importancia de su labor en la lucha contra el narcotráfico es innegable. “Donde no llega el ojo humano, llega la nariz del perro”, afirmó Camelli. “Pueden detectar drogas aún en mínima cantidad y en tiempo récord. Mientras nosotros demoramos horas revisando un colectivo, ellos lo hacen en minutos”, completó el subcomisario Ricardo Nacusse, jefe interino de la división.

Los expertos explican que los canes poseen unas 300 millones de células olfativas, frente a las 6 millones que tenemos los humanos. Esa diferencia biológica, sumada al entrenamiento especializado, los convierte en una herramienta estratégica clave en la lucha contra el narcotráfico.

En la Didrop, todos celebran el logro. “Es parte de la familia”, dijo Nacusse. Y no es una metáfora: en los pasillos se escucha su nombre con el mismo cariño con el que se habla de un compañero de años. Lebrón no solo representa la excelencia del entrenamiento policial, sino también una muestra de que con dedicación, perseverancia y afecto, incluso un perro puede hacer historia.