Tucumán se afianza como futuro productor de las codiciadas trufas

Sábado 16 de Agosto de 2025, 06:44

TRUFAS. Consideradas entre los manjares más exóticos y valorados del mundo, los ensayos para extender su producción en Tucumán dieron resultados prometedores.



La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y la Fundación Miguel Lillo dieron un nuevo paso en el desarrollo del cultivo de trufas en Tucumán, consolidando una línea de investigación que busca diversificar la matriz productiva provincial y posicionar al NOA en el mercado gourmet global.

El estudio, realizado por investigadores de ambas instituciones, confirmó la formación de estructuras micorrícicas entre hongos del género Tuber —responsables de la formación de trufas— y raíces de especies forestales como pinos y robles. Este hallazgo resulta clave para garantizar la viabilidad del cultivo en condiciones locales y abre la puerta a un potencial negocio agrícola de alto valor agregado.

Los trabajos comenzaron en 2012, cuando la sección Horticultura de la Eeaoc implantó truferas en cinco localidades de la provincia: Las Carreras (Tafí del Valle), Villa Padre Monti (Burruyacú), Rodeo Grande y Benjamín Paz (Trancas) y Encalilla (Amaicha del Valle). Allí se utilizaron plantas previamente inoculadas con esporas de Tuber spp., siguiendo protocolos internacionales.

En 2016 se obtuvo la primera trufa cultivada en Tucumán:
una trufa blanca bianchetto (Tuber borchii) en Rodeo Grande. Desde entonces, la producción experimental continuó con resultados alentadores: entre 2019 y 2024 se lograron cosechas de trufa negra (Tuber melanosporum) en encinas y de trufa de otoño (Tuber uncinatum) en robles.

El relevamiento más reciente confirmó la existencia de estructuras ectomicorrícicas activas en seis combinaciones distintas de especies arbóreas e inóculos, lo que refuerza la adaptabilidad del cultivo a los suelos y climas tucumanos.

La trufa, junto al caviar y el azafrán, integra el podio de los productos gourmet más codiciados del mundo.
Su elevado valor comercial se explica por su complejidad aromática —con más de 200 compuestos volátiles— y por el largo período de producción: entre ocho y 12 años desde la plantación.

Además del potencial económico, los investigadores destacan que este cultivo contribuye a la reforestación, mejora la sustentabilidad ambiental y ofrece a los productores locales una alternativa rentable en zonas de altura y pedemonte.

De este modo, el trabajo conjunto de la Eeaoc y la Fundación Miguel Lillo no solo fortalece la innovación científica aplicada al agro, sino que también proyecta a Tucumán como un futuro referente en la producción de trufas dentro del mercado gourmet internacional.