Domingo 07 de Septiembre de 2025, 09:07

TENDENCIA. El crecimiento del empleo informal se acelerará en el futuro, advierten especialistas.
El último informe de la Dirección de Estadística de la Provinciald de Tucumán advierte que, al considerar todas las categorías ocupacionales, la tasa de informalidad escala al 59,7%.
Tres sectores concentran más de la mitad de los empleos sin registrar: comercio (29,4%), servicios domésticos (12,1%) y construcción (11%). Le siguen la industria manufacturera (8%), hoteles y restaurantes (7,9%) y otros servicios comunitarios (8,7%).
En cuanto a la calificación, el 54,5% de los informales son operativos, el 31% no calificados, el 11,5% técnicos y apenas el 2,8% profesionales.
La informalidad laboral no es un fenómeno nuevo, pero sí creciente. Según datos del Indec, Argentina registra un 42% de empleo no registrado, muy por encima de Uruguay (9,6%), Chile (14,8%) y Brasil (23%). En 1985, la cifra local rondaba el 25%.
Para
Julio Picabea, director de Desarrollo de Fundación León, el problema amenaza la sostenibilidad del sistema previsional:
“Son 9 millones de trabajadores que no aportan, lo que genera presión sobre los formales. Con el envejecimiento poblacional, en 10 o 15 años el panorama será más crítico”.El sociólogo Eduardo Donza (UCA) advierte que la precariedad es “el problema más serio del país”: “La sociedad no puede darse el lujo de estar desocupada, por eso recurre al trabajo en negro”. Reclama políticas que reactiven las economías regionales y creen empleo de calidad más allá de subsidios coyunturales.
Desde Idesa,
Jorge Colina subraya que la baja productividad de los comercios del interior vuelve estructural la informalidad: “Un trabajador formal puede costar $1,5 millón por mes, con convenios colectivos que no contemplan la realidad de un local con 100 clientes por hora en Tucumán frente a otro con 10.000 en Buenos Aires”. Sugiere que las MicroPyMEs tengan contratos flexibles basados en productividad.
El diagnóstico es compartido: la informalidad laboral no solo precariza a los trabajadores actuales, sino que compromete el futuro previsional del país y agrava la pobreza infantil, con la mitad de los menores de 14 años en hogares pobres.
Mientras tanto, familias de asalariados que dependen de un empleo para subsistir, deben multiplicar esfuerzos para sostenerse en un contexto en el que tener puesto laboral no garantiza estabilidad ni cobertura social.
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