Martes 23 de Septiembre de 2025, 08:40
La crisis financiera de 2008 fue el golpe final: las inversiones se desplomaron, el spa perdió dinero y los problemas de pareja se agravaron. En 2010, un incendio destruyó su casa de £450.000 (más de 600 mil dólares) y, poco después, Roger se fue tras una fuerte pelea. Lara descubrió que no quedaba ni un centavo y que, además, tenían deudas importantes.
“Discutíamos sin parar. El dinero solo hizo que nuestras diferencias se agrandaran”, admitió. Roger, por su parte, culpó a la recesión y aseguró que intentó invertir para asegurar el futuro, pero todo salió mal.
Tras la separación, Lara vivió su peor momento. “Llegaban los rematadores a la puerta. No podía pagar la hipoteca ni mantener el negocio. Vendí todo: el Rolex, las carteras, el local”, recordó. Su mamá la ayudó a salir adelante mientras ella intentaba salvar el salón y pagar las deudas.
“Pensé que mi vida estaba arruinada. No sabía dónde iba a vivir ni cómo iba a salir adelante”, confesó. Pero en lugar de rendirse, Lara se reinventó: se formó como tatuadora cosmética y luego como tatuadora profesional.
A pesar de haberlo perdido todo, Lara no se arrepiente. “El dinero no te hace feliz. Facilita la felicidad, te ayuda a hacer cosas que te gustan, pero no es la clave”, reflexionó. “No cambiaría nada. Mi vida tomó otro rumbo, pero yo no cambié como persona. Hoy tengo todo lo que necesito”. /La 100