La fuerte lluvia inundó múltiples calles y avenidas de la ciudad
Martes 30 de Septiembre de 2025, 11:05
Como ocurre cada vez que se registran lluvias torrenciales en Tucumán, numerosas calles y avenidas de la capital quedaron anegadas este martes, generando complicaciones tanto para peatones como para conductores.
Según los primeros registros, en las primeras dos horas ya cayeron 22 milímetros de agua (desde las 8.30), y la intensidad de la tormenta provocó que en varias zonas el agua corriera con fuerza, dificultando incluso el tránsito en auto.
En cuestión de minutos el agua se acumuló en distintos sectores céntricos y periféricos de la ciudad, repitiendo un problema que suele presentarse cada vez que se desatan precipitaciones de gran magnitud.
Las autoridades recomiendan circular con extrema precaución y, en la medida de lo posible, evitar las zonas más afectadas hasta que el agua comience a escurrir.
Una vez más, la capital tucumana quedó anegada por las intensas lluvias de la mañana de este martes. Calles convertidas en ríos, veredas invisibles bajo el agua y vecinos tratando de avanzar como podían, marcaron hoy la jornada que volvió a encender las quejas históricas por el deficiente sistema de desagües.
El recorrido de LG Play por la esquina de Chacabuco y Roca mostró un panorama que se repite cada vez que las precipitaciones se intensifican: autos varados, colectivos que intentaban circular a paso de hombre, comerciantes sacando el agua de sus negocios y peatones obligados a descalzarse para poder cruzar.
“Siempre que llueve se inunda así. Son tres gotas y ya estamos con el agua a la rodilla”, relató Walter, un verdulero de la zona que intentaba salvar la mercadería de su local. A su alrededor, flotaban botellas y residuos arrastrados por la corriente. “La municipalidad limpia las plazas, levanta la basura, pero abajo, en las cloacas, parece que todo está tapado. Esto ya es estructural”, agregó resignado.
En la misma esquina, Augusto, estudiante de la Facultad de Artes, se lamentaba por no haber podido llegar a clases: “Tuve que sacarme las zapatillas para cruzar. Es como atravesar el océano. Queríamos lluvia, pero esta nos desbordó”.
El agua alcanzaba, en algunos puntos, los 40 centímetros de altura, lo que hacía imposible distinguir entre vereda y calzada. “No se puede caminar”, comentaba un transeúnte.
La postal se completaba con motociclistas varados, colectivos con pasajeros empapados y vecinos denunciando lo mismo de siempre: el problema no es la lluvia, es el drenaje. Hace más de 50 años que no se amplía el sistema de desagües en la ciudad.
Aunque la intensidad de la lluvia disminuyó y el agua comenzó a bajar lentamente, las secuelas quedaron a la vista. Como resumió una vecina que intentaba llegar a su trabajo: “Los gobernantes andan en 4x4, pero los que pagamos las consecuencias somos los que caminamos la ciudad. Siempre es el laburante el que se moja”.