El oscuro negocio de la droga es el telón de fondo de la feroz pelea entre clanes por el control de la barra brava de San Martín

Miércoles 01 de Octubre de 2025, 04:39

MUCHO MAS QUE UN ACCIDENTE. Lla muerte de Mariano Pasarín desnudó el vínculo entre el condenado por narcotráfico y prófugo por contrabando y el clan Ale, a través de su hija Sabrina, pareja de Ale, cuyo nombre también figura en los anales de la justi



El grave episodio ocurrido hace diez días en una fiesta electrónica de La Foresta dejó al descubierto un entramado que une a la barra brava de San Martín con redes de narcotráfico, según confirmó el avance de la investigación. 

El caso, marcado por episodios de violencia y venganzas cruzadas, se potenció en las últimas horas tras la muerte de un condenado por drogas que se estrelló en un vehículo involucrado en el tiroteo, sumando un capítulo más a una historia plagada de interrogantes.

La noche del 21 de septiembre, dos grupos antagónicos, liderados por Javier “Chuky” Casanova y Facundo Ale, coincidieron en una fiesta privada sin habilitación municipal. Allí, una disputa derivó en una balacera que quedó registrada en videos difundidos en redes sociales. 

Aunque ambos negaron su presencia, el fiscal Mariano Fernández sostuvo que había pruebas que los vinculaban. Tras varios allanamientos, Casanova fue detenido y se le imputaron delitos relacionados con abuso y portación de armas de guerra, además de causas previas por narcotráfico, mientras que Ale permanece prófugo.

La figura de Casanova, de 30 años, creció en el radar judicial por presuntos vínculos con el narcomenudeo y como proveedor de estupefacientes. En el allanamiento de su domicilio, se hallaron dosis de cocaína y marihuana, aunque su defensa denunció irregularidades en el procedimiento. Pese a las acusaciones, nunca había sido procesado por hechos violentos hasta ahora.

EN LAS REDES. La camioneta y la embarcación que “Chuky” mostró.

En paralelo, Ale, hijo menor del tristemente célebre “Mono” Ale, arrastra un historial de causas judiciales vinculadas a hechos de violencia. Con una condena condicional por un ataque a tiros a la vivienda de una integrante del clan “Gardelitos” y bajo sospecha de buscar el control de la barra de San Martín, sus defensores afirman que fue víctima y no instigador del enfrentamiento.

El conflicto, sin embargo, no se reduce a disputas personales. Investigadores señalan que la raíz estaría en negocios de narcotráfico y en luchas territoriales. El trasfondo incluye el ataque que Ale sufrió en diciembre pasado en La Ciudadela, denuncias de venganzas posteriores y detenciones de barrabravas ligados al tráfico de cocaína. 

La escalada sumó tensión con el accidente fatal de Mario Pasarín, condenado por narcotráfico y con pedido de captura, quien perdió la vida al chocar a bordo del VW Passat gris utilizado el día del tiroteo y que estaba bajo resguardo de Sabrina Pasarín, pareja de Ale.

El caso también arrastró nuevas detenciones. Jorge Anaya González, del clan Gardelitos y allegado a Casanova, se presentó voluntariamente ante la Justicia tras ser vinculado con el tiroteo, habiendo resultado herido aquella noche. Su padre quedó aprehendido por narcomenudeo tras un allanamiento.


La disputa se trasladó incluso al terreno digital: fotos de Casanova mostrando bienes de alto valor y publicaciones de Ale burlándose de su condición de prófugo circularon en redes sociales, alimentando un clima de tensión creciente. 

EN LA MIRA. “Chucky” Casanova está sospechado de tener vínculos con el narcotráfico.
Para los investigadores, lo ocurrido no es un hecho aislado, sino una expresión más de la violencia que atraviesa la interna de la barra y su conexión con las economías ilegales que golpean a Tucumán.