Así cambió nuestra forma de ver la vida desde los abuelos analógicos de la posguerra hasta sus nietos, los tecnológicos millennials

Domingo 05 de Octubre de 2025, 06:44

TODO CAMBIA. La cosmovisión de quienes se inician en la vida laboral, poco tiene que ver con la de sus abuelos.



Obtener un trabajo remunerado que durara toda la vida a los 20, construir una familia y tener casa propia antes de los 30 fue, por muchos años, la lista de objetivos a alcanzar a partir de la entrada a la vida adulta. 

En la actualidad, en cambio, la lista de prioridades se compone de ítems muy distintos: cuidar la salud emocional, poner en duda los mandatos heredados y aprender a manejar la realidad de los alquileres que se vuelven un problema cada vez más complejo.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dio a conocer un estudio que pone bajo la lupa a tres generaciones distintas en el mismo tramo de edad: de los 30 a los 40 años. Para ello, analizó información de los censos de población, hogares y viviendas de 1991, 2010 y 2022. El recorte incluye a los llamados baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), la generación X (1965-1980) y los millennials (1981-1996).

El trabajo se centra en cinco variables clave: maternidad y paternidad, empleo, acceso a la vivienda, estructura de los hogares y nivel educativo. El contraste es claro: cada grupo llegó a la adultez bajo reglas y escenarios completamente distintos.

Uno de los datos muestra la transformación urbana. A comienzos de los 90, casi el 12% de los boomers todavía vivía en áreas rurales. Dos décadas más tarde, entre los X, esa proporción ya había descendido, y para 2022, entre los millennials, apenas se mantenía en torno al 6%.

El informe revela varios detalles de cómo se fue modificando la vida de los argentinos: hoy le dedican más tiempo al estudio y se cuelgan más títulos en la pared, las familias son más chicas y las mujeres ganaron protagonismo como jefas de hogar.

Cada generación que pasa invierte más tiempo en las aulas. Mientras que solo el 23% de los baby boomers finalizó el secundario, ese valor subió a 35% en la generación X, y entre los millennials ese porcentaje trepa al 44%.

El progreso educativo es evidente también en los niveles terciarios y universitarios. En 1991, apenas uno de cada 10 boomers había completado un nivel superior. En 2022, esa cifra se duplicó entre los millennials.

Además, las mujeres avanzaron más que los varones en educación superior: si bien ambos sexos han mejorado su acceso a los niveles educativos superiores en las generaciones más recientes, las mujeres registran un mayor aumento entre 1991 y 2022. Así, las millennials que alcanzaron el nivel educativo superior duplicaron a sus pares boomers, nacidas unas décadas antes.

Se sabe: el acceso a la universidad no solo cambia las trayectorias laborales, también modifica la vida familiar. Más años de estudio se tradujeron en menos hijos y postergación de la maternidad/paternidad, otro dato que también se incluye en el estudio.

Según los datos del Indec, cada vez hay más mujeres de entre 30 y 40 años que no tienen hijos, y entre quienes sí los tienen, muchas optan por tener solo uno.

Mientras que en 1991, el 84,2% de las mujeres baby boomers de entre 30 y 40 años ya eran madres, en la generación X, el porcentaje disminuyó al 81,7%. Y entre las millennials de esa misma edad, cayó al 76,8% en 2022. Por otro lado, el porcentaje de mujeres sin hijos pasó del 15,8% al 23,2%.

Los hogares reflejan una nueva idea de familia. Se pasa del modelo tradicional (pareja más dos o más hijos hijos) a formatos más diversos: unipersonales, monoparentales o parejas sin hijos.

En 1991, la mitad de los boomers vivía en casas con cinco integrantes o más. Entre los X, esa proporción cayó y, en los millennials, bajó al 29%.

Otro dato llamativo: la soledad crece. En 1991, solo el 6% de los adultos de entre 30 y 40 años vivía solo; hoy, casi un 20% -uno de cada cinco- habita hogares unipersonales.

Dentro de las viviendas también varió fuertemente la figura del jefe o jefa de hogar (persona de referencia reconocida como tal por los demás miembros). La mujer dejó de estar ligada solo al hogar y pasó a ser protagonista en el trabajo, la educación y la conducción familiar.

Los números son categóricos: entre los boomers, nueve de cada 10 jefes de hogar eran varones. En la generación X, la proporción bajó al 73%. Y en los millennials, el reparto está casi empatado: 51,8% son varones y 48,2% son mujeres.

Tener hoy una casa propia parece cada vez más difícil. Según el estudio, la tendencia es clara: muchos de los que quienes tienen 30 y 40 años alquilan, y pocos logran acceder a una vivienda propia.

En 1991, entre los baby boomers que encabezaban hogares, el 64,2% vivía en su propiedad y solo el 17% alquilaba. La generación X en 2010 registró un 61,5% de propietarios y 23% de inquilinos. Para los millennials en 2022, esos números cambiaron notablemente. Apenas el 51,9% tiene casa propia y el porcentaje de aquellos que alquilan subió al 31,2%.

La participación en el mercado laboral creció con cada generación. En 1991, el 74% de los boomers estaba activo (trabajaba o buscaba empleo). En 2010, entre los X, la cifra subió al 82%. En 2022, entre los millennials, llega al 85%.

Pero también se modificó la forma de trabajar. Mientras que allá por los ’50 ser “patrón” era sinónimo de éxito y estabilidad, hoy esa figura perdió peso. El 27% de los millenials trabaja por cuenta propia, mientras que la figura del empleador o patrón se retrotrajo comparada con la valoración que tenía por parte de generaciones anteriores.

Según los datos del Indec, en 1991 el 7,1% de los baby boomers de entre 30 y 40 años tenían su propio negocio con personas a cargo. Desde 2010, la cantidad de empleadores fue bajando.

En definitiva, lo que para un argentino nacido en la posguerra era lo habitual, comenzó a cambiar con la llegada de la generación X hasta convertirse en una excepción bajo la consideración de los millennials.