Viernes 10 de Octubre de 2025, 07:00
Las inscripciones para el año próximo ya están en curso, y por estos días la mayoría de las familias que deben tomar la importante decisión sobre qué escuela elegir para que sus hijos empiecen la primaria, no van a tener problemas de cupo, cuanto menos en la Ciudad de Buenos Aires.
Es que la fuerte baja en las tasas de natalidad tiene un impacto directo en las aulas argentinas. En los últimos cinco años hubo una disminución del 25% de ingresantes en primer grado, tanto en gestión pública como privada.
Según datos que el Ministerio de Educación de la Ciudad compartió con los medios, la caída viene acentuándose: si se toma un período de 10 años, fue del 27%.
Así, hay grados con menos chicos, muchos que no llegan a los 15 alumnos por curso cómo estipula la reglamentación.
El dato exacto de cuántos están resistiendo a duras penas con esa matrícula en déficit se conocerá en las próximas semanas, tras una serie de relevamientos que están en proceso por parte de las autoridades educativas de la Ciudad.
Pero la marcada vacante de pupitres ya se ve en la puerta de las escuelas. La primaria pública Dellepiane, sobre la calle Baigorria, a 20 metros de la esquina con Cuenca, puso un pasacalles para atraer inscriptos. Avisaban a "papis y mamis" que "hay cupos disponibles", en pleno Villa del Parque.
Mientras que en 2015 empezaron primer grado 41.887 alumnos porteños (21.200 en escuelas estatales y 20.687 en privadas), en 2025 fueron 30.547 (15.154 en públicas y 15.393 en privadas).
El fenómeno abre un intenso debate entre expertos en educación. ¿Es una oportunidad para mejorar los aprendizajes? ¿Qué hacer con los recursos disponibles, ahora que habrá menos estudiantes?
"Como resultado de este contexto existen aulas con muy baja matrícula que no favorecen los procesos de aprendizaje, el desarrollo de habilidades socioemocionales y la construcción de vínculos entre pares. La escuela es un espacio colectivo que promueve el aprendizaje a través de la socialización e interacción con otros", dijeron a este diario fuentes del Ministerio de Educación de la Ciudad.
¿Hay que unificar cursos con menos alumnos? Todavía no está definido. La cartera educativa porteña está realizando un análisis de esta situación, como explicaron, para determinar la necesidad de "reagrupar y refuncionalizar secciones de muy baja matrícula en nivel inicial y primer ciclo del nivel primario, de acuerdo a la normativa vigente".
El análisis culminará al completarse el proceso de Inscripción en Línea (IEL), en curso hasta el 7 de noviembre. El IEL brindará la información de estudiantes que se matriculen por primera vez en escuelas de gestión estatal o cambien de nivel.
Para Marcelo Rabossi, experto en Educación e investigador de la Universidad Di Tella, la caída de la tasa de natalidad y la consecuente reducción en el número de alumnos, comienza a ser "una amenaza financiera para el sector privado y se presenta a la vez como una oportunidad para el sector público". ¿Cuál es la ventaja? Reasignar recursos en mayor cantidad.
"Las políticas a seguir deben tomarse ya", advierto, dado que este bono demográfico "no estará disponible durante mucho tiempo más". Con esto se refiere a que la proporción de población en edad de trabajar supera a la de los dependientes, es decir, "hay relativamente más personas en el mercado de trabajo produciendo riqueza que niños y adultos mayores que dependen del Estado".
Ese bono demográfico durará según su análisis, una década. "Es fundamental utilizar estos mayores recursos de manera eficiente. La mayor presencia del Estado que ha tomado lugar en los últimos 25 años -se pasó de una recaudación equivalente a 20 puntos del PIB a una de 40 puntos-, no se tradujo en mejores servicios o educación. Y si bien las tasas de escolarización aumentaron, el rendimiento de los alumnos en los niveles primario y secundario ha retrocedido", aclara Rabossi.
El experto sugiere algunas políticas para seguir aprovechando ese bono, como reducir el número de alumnos por docente, "lo que permitiría que cada niño reciba más atención y personalizada", contar con docentes de apoyo en el aula, "que acompañen a los alumnos que muestran cierto rezago de aprendizaje", y extender la jornada educativa, "más horas en la escuela sobre todo favorece a los alumnos de entornos vulnerados".
Entre 2014 y 2022, la Ciudad de Buenos Aires experimentó una caída del 44% en la cantidad de nacimientos, pasando de 43.716 a 24.690. Esta baja abrupta en la natalidad, inédita en tan poco tiempo, ya se traduce en una reducción de la matrícula escolar.
El último informe del Ministerio de Educación porteño -publicado en junio del año pasado- señalaba que para 2025 la matrícula en los jardines de infantes sería un 34% menor que en 2019, y que la educación primaria registrará, hacia 2028, una caída del 25% respecto del mismo año base.
Las proyecciones oficiales indican que para 2028 habrá alrededor de 12.000 chicos menos en primer grado, lo que implica una baja del 33% en comparación con 2023, el último año analizado.
Entre 2019 y 2023, los jardines estatales perdieron unos 6.300 estudiantes y los privados cerca de 9.000. En el mismo período, el primer grado de primaria tuvo 6.500 alumnos menos en el sector estatal y 7.400 en el privado.
La caída no es homogénea en todo el territorio. Las comunas del sur de la Ciudad (4, 8, 9 y 10), siempre según ese estudio, serán las más afectadas: se prevé una reducción del 36% en la matrícula de sala de 4 para 2026 y del 45% en primer grado para 2028.
En la zona norte porteña (comunas 2, 13 y 14), la disminución será menor, del orden del 18% al 26%. En la zona centro, que concentra la mayor población escolar, se esperan caídas intermedias, de entre el 18% y el 30% según el nivel.
En conjunto, la matrícula de los niveles inicial y primario caerá alrededor de un 25% en los próximos años. Si se mantiene la actual distribución entre gestión estatal y privada, cada sector perderá unos 7.000 alumnos en el nivel inicial y cerca de 6.000 en primaria.
El informe advierte que, aunque el fenómeno plantea desafíos para la planificación educativa, también puede representar una oportunidad para mejorar la inclusión, las condiciones de enseñanza y ampliar la jornada escolar.
El mismo informe explica que la fuerte caída de la natalidad en la Ciudad de Buenos Aires —y en Argentina en general— responde a cambios recientes en el comportamiento reproductivo más que a factores demográficos tradicionales.
"Mayor autonomía de las mujeres en las decisiones sobre maternidad, más acceso a la educación superior y al trabajo, postergación del primer hijo y, en muchos casos, la decisión de no tener hijos", enumera.
También se destaca la notable reducción de la maternidad adolescente, que cayó más del 50% entre 2014 y 2020, como resultado de políticas públicas específicas, como la Educación Sexual Integral (ESI), el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), la distribución del implante subdérmico como anticonceptivo de larga duración y la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020). /
Clarín