Cómo es el desafío para ahorrar dinero que es furor en redes

Lunes 27 de Octubre de 2025, 21:08

Cada vez más personas se suman al reto de pasar un mes sin comprar nada que no sea esencial. El objetivo no es solo ahorrar dinero, sino también descubrir cuánto de lo que adquirimos responde a una necesidad real y cuánto a un impulso.



Cuando Martina López se dio cuenta de que tenía tres pares de zapatillas casi iguales y ropa que nunca había usado, entendió que algo no estaba bien. No era que necesitara más cosas, sino que había caído en el ciclo del consumo impulsivo.

Decidió entonces probar un experimento sencillo pero desafiante: pasar un mes sin comprar nada que no fuera esencial.

“No me consideraba una compradora compulsiva, pero cada vez que me sentía aburrida o estresada, terminaba haciendo una compra online”, cuenta. “Fue entonces cuando me propuse detenerme y observar mis hábitos”.

El reto de dejar de comprar

El llamado “no-buy month” (mes sin compras) se ha popularizado en los últimos años como una forma de poner a prueba el autocontrol financiero y replantear la manera en que nos relacionamos con el dinero y los objetos.

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La idea no es vivir un mes sin gastar absolutamente nada, sino restringir las compras a lo estrictamente necesario: alimentos, medicamentos, productos de limpieza o transporte.

Cada persona fija sus propias reglas. Algunos deciden no comprar ropa, otros eliminan los pedidos por delivery o las compras online. Lo importante, explican los especialistas, es reconocer qué gastos son impulsivos y cuáles responden a necesidades reales.

¿Por qué compramos tanto?

La psicóloga del consumo Ana María Serrano explica que muchas veces las compras actúan como un alivio emocional.

“Comprar nos da una sensación inmediata de placer o control, especialmente cuando estamos tristes, ansiosos o frustrados”, señala. “El problema es que esa satisfacción es efímera y suele venir acompañada de culpa o endeudamiento.”

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Las redes sociales también cumplen un papel clave. Los algoritmos están diseñados para mostrar productos según nuestras búsquedas y emociones, lo que alimenta el ciclo de deseo y consumo constante.

Los beneficios de frenar

Aunque al principio el desafío puede parecer difícil, quienes lo prueban aseguran que los beneficios llegan rápido:

  • Ahorro visible. Al eliminar compras innecesarias, muchos logran guardar entre un 20% y un 40% de sus ingresos mensuales.
  • Más conciencia. Aprender a distinguir entre deseo y necesidad cambia la relación con el dinero.
  • Menos estrés. Reducir el consumo también libera espacio mental y físico.
  • Satisfacción real. “Empecé a disfrutar lo que ya tengo”, dice Martina. “Me di cuenta de que no necesito tanto para sentirme bien.”

Un movimiento global

El concepto de “vivir con menos” no es nuevo. Movimientos como el minimalismo o los retos de “un año sin compras” se han convertido en tendencias que invitan a repensar el consumo como forma de bienestar y sostenibilidad.

El escritor y promotor del minimalismo Joshua Becker, autor de The More of Less, sostiene que “cuanto menos poseemos, más espacio tenemos para lo que realmente importa: el tiempo, las relaciones y la tranquilidad mental”.

Cómo empezar tu propio desafío

Si querés intentarlo, podés seguir estos pasos:

  • Definí tus reglas. Hacé una lista con lo que sí podés comprar (por ejemplo, alimentos) y lo que no (ropa, gadgets, delivery).
  • Revisá tus hábitos. Analizá en qué momentos solés comprar por impulso.
  • Buscá alternativas. En lugar de comprar, intercambiá, repará o pedí prestado.
  • Anotá tus gastos. Llevar un registro diario ayuda a tomar conciencia.
  • Recompensate de otra forma. En lugar de un nuevo objeto, regalate una experiencia o un día de descanso.

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Un cambio que va más allá del dinero

Martina completó su mes sin compras y decidió extenderlo a tres. “Lo más valioso no fue el dinero que ahorré, sino sentir que volví a tener el control”, dice.

Y es que más que un desafío financiero, vivir sin comprar por un tiempo es una forma de replantear las prioridades. En un mundo que nos empuja a consumir constantemente, aprender a detenerse puede ser el verdadero acto de libertad.